El Duro Desafío Primaveral
Artículo de Hasbará

Ana Jerozolimski
Con mucho de esperanza de por medio, con tono de ilusión y verdadera expectativa de un cambio para bien, el mundo comenzó hace meses a llamar de “primavera árabe” las revueltas que comenzaron a registrarse hace aproximadamente un año en diversas partes de Oriente Medio, insurrecciones populares contra regímenes autoritarios y no democráticos. El problema es que el que esos levantamientos intentaran poner fin a un largo y duro invierno de falta de libertades, no significa que la alternativa sea realmente una hermosa primavera.
No nos referimos aquí a los fenómenos complejos, por calificarlos delicadamente, que se dan en el terreno durante los intentos de cambio.En Egipto, claro está ya que el régimen actual encabezado de hecho por el Jefe del Consejo Militar Supremo, el General Hussein Tantawi, lejos está de ser la alternativa democrática y liberal al autoritarismo del derrocado Presidente Husni Mubarak. Lamentablemente, también está claro que no todos los que se hacen presentes en la plaza Tahrir, por más símbolo que ésta ya sea , son amantes de la libertad y el pluralismo. Matones violentos también llegan, atacan extranjeros y hace unos días agredieron terriblemente a una periodista francesa, prácticamente desnudándola en la calle, al quedar en evidencia como forastera en medio de la multitud egipcia.
Pero el punto principal al que queríamos hacer referencia, es al resultado de elecciones libres o al menos mucho más libres que cualquier cosa que haya conocido el mundo árabe durante décadas. Si bien es cierto lo que aclaran algunos expertos, que es un error poner a todos los partidos de matices islámicos en un mismo cesto y que hay no sólo diferencias entre ellos sino también grupos que comprenden que el extremismo fundamentalista no los llevará a nada, hay razones claras y conocidas para la preocupación. Es que democracia, como nuevo sistema de vida, como régimen que guíe dignamente la vida de la gente, no se reduce únicamente a la ida a las urnas.Claro que es un día de fiesta cuando el pueblo, en cualquier lado del mundo, puede hablar mediante elecciones, sin violencia ni imposiciones. Pero ese es sólo un paso en el camino…
La democracia se concreta y confirma como tal no sólo en el acto eleccionario, sino en el ejercicio de gobierno, en la aplicación en la vida de la ciudadanía y sus autoridades, de valores de libertad y respeto a los derechos humanos. Mencionamos este punto ya que situaciones en las que la democracia permite el ascenso al poder de grupos que luego la despreciarán y que en nombre de su ideología optarán por dejarla de lado, nada se logró en las urnas.
Este tema es un verdadero dilema filosófico estos días en Oriente Medio.Y , por supuesto, también político..¿Cómo se dará democracia al pueblo egipcio-por dar el ejemplo más actual de esta semana- si no se permite a todos ir a votar? ¿Y acaso la democracia , con todos los atributos antes mencionados, estará garantizada si ganan grupos islamistas radicales que casi por definición no son capaces de respetar los derechos de la mujer u otras libertades?
Cuando comenzó lo que algunos llaman la “primavera árabe” y otros temen sea “un invierno islámico”., entrevistamos al Dr.Tawfiq Hamid, nacido en Egipto, pensador reformista del Islam, analista político hoy residente en Estados Unidos, que tiene la particularidad de haber sido miembro de una organización fundamentalista terrorista en su país de nacimiento, la Gamaa al-Islamia. De jovencito quiso acercarse al Islam y llegó a ese grupo. Vivió de cerca el intento de desdibujar la capacidad de pensamiento autónomo que sintió era la interpretación del hecho que todos debían rezar en la mezquita pegados unos a otros,sin espacio que separe a unos de otros, como masa amorfa. Hasta que le ordenaron secuestrar a un policía (egipcio por cierto) y sepultarlo vivo.”Este no es el Islam que buscaba”, se dijo. Y escapó.
Conociendo su pensamiento autónomo en el tema del Islam, pedimos su anáisis al Dr. Hamid. No se hacía ninguna ilusión. Cuando se vota en elecciones democráticas por el Islam, nos dijo, se vota una vez. Luego, el Islam radical terminará con las elecciones libres. “El Islam fundamentalista usa la democracia, como un microbio usa la sangre, para expandirse”, dijo en tono rotundo.
Por ahora, del cómputo del 90% de los votos en Egipto, terminado hasta el cierre de esta edición, los Hermanos Musulmanes son la mayoría relativa en el parlamento egipcio. Eso, aclaremos, no significa la muerte automática del acuerdo de paz entre Egipto e Israel, en absoluto.También Egipto tiene lo que perder si eso sucede y al parecer los propios islamistas lo comprenden. Pero la principal preocupación la deben tener los demócratas egipcios, aquellos que querían un cambio de verdad, si es que de las urnas de esta semana, se pasa no a una vida en libertad, sino a un nuevo tipo de opresión.
Ana Jerozolimski
Radicada en Israel desde 1979.
BA en Relaciones Internacionales de la Universidad Hebrea de Jerusalem.
Cursó también estudios de Medio Oriente e Islam.
Dedicada al periodismo desde hace unos 25 años.