Pesaj
COMUNIDAD

Nuestra lucha frente a la pasividad
( sábado 14 de abril )
Pesaj es una de las festividades judías que más ha marcado nuestra identidad. Maimónides, al hablar sobre la importancia de identificarse con la experiencia del éxodo, hace un cambio muy importante en una palabra, la cual crea un contexto diferente de identificación. La Hagadá nos enseña que en cada generación, cada individuo tiene la obligación “de verse (lirhot) a sí mismo” como si estuviera saliendo de Egipto. Maimónides en el Mishné Torá cambia estas palabras. En vez de “verse a sí mismo,” su versión dice (Leyes de Jametz y Matzah 7:6): “cada individuo debe “mostrarse (leharhot) a sí mismo” como si se hubiese salvado ahora de la esclavitud de Egipto.” Ante este cambio, el Rabino Bulka se pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre “verse a sí mismo” y “mostrarse a sí mismo”? Y responde: Se trata de la diferencia entre pasividad y actividad. Entre la identidad de corazón y la que es contagiosa. Se trata de la diferencia de mantener uno mismo los sentimientos y compartirlos con los demás, para que los demás puedan sentir, beneficiarse de ellos, e incluso poder superarse por medio de ellos. Maimónides insiste que la experiencia de Pesaj de liberarse de la esclavitud no debe quedar enterrada en el subconsciente, sino que es un sentimiento que debe evocarse verbalmente, es un sentimiento y una expresión de alegría que debe mostrarse a los demás para que se sientan identificados con ello.
Con este casi imperceptible cambio en el lenguaje de la Hagadá, Maimónides nos enseña que el judaísmo es ante todo acción. Es difícil concebir un judaísmo pasivo. Se nos pide involucrarnos activamente en la vida comunitaria, se nos pide involucrarnos activamente con el sufrimiento de nuestro prójimo y combatir las injusticias del mundo. De acuerdo a Maimónides, Pesaj es ante todo un llamado a combatir la pasividad y no solo vernos como personas libres, sino como personas que activamente luchamos por hacer de este mundo un lugar mejor.
Shabat Shalom VeJag Sameaj!
Rabino Marcelo Kormis
Fuente: La Palabra Israelita