Iom Hashoá. Gerardo Gorodischer: «Somos la última generación que podrá escuchar el testimonio en vida de los sobrevivientes y la primera generación que deberá educar sin ellos»
COMUNIDAD

El discurso central del acto de Iom Hashoá, fue pronunciado por el Presidente de la Comunidad Judía de Chile, Gerardo Gorodischer, cuya intervención fue la siguiente;
-“Las personas libres jamás podrán concebir lo que los libros significan para quienes vivimos encerrados”.
-“Tuve la suerte de ser arrojada bruscamente a la realidad”.
-“No veo la miseria que hay, sino la belleza que aún queda”.
-“Podrán callarnos, pero no pueden impedir que tengamos nuestras propias opiniones”.
-“Mientras puedas mirar al cielo sin temor, sabrás que eres puro por dentro, y que, pase lo que pase, volverás a ser feliz”.
-“Llegará el día en que termine esta horrible guerra y volveremos a ser personas como los demás, y no solamente judíos”.
Lo que acabamos de escuchar son citas que nos definen conceptos como, Libertad, Felicidad, Realidad, Esperanza, y Racismo, todos ellos plasmados con la madurez y la profundidad de un adulto, sin embargo, todo lo antes mencionado fue escrito por una niña de tan solo 12 años, que escribió en su diario durante los dos años y medio que pasó ocultándose con su familia.
Queremos recordar hoy, su valentía, su fuerza, su coraje, y sus ganas de vivir a pesar del horror que ella tuvo que sufrir hasta su último día.
Me refiero a Anna Frank quien resistió a un régimen como el nazismo, escribiendo y llevando sus pensamientos hacia la humanidad sobreviviente. La misma niña que nos participa hasta el día de hoy a través sus memorias, su experiencia de vida, haciéndonos sentir menos odio, menos impotencia y más fragilidad e indefensión ante el odio generalizado desde de una ideología política.
Se preguntarán ustedes por qué debemos hablar acerca de las MUJERES en una fecha como esta, cuando sabemos que los nazis asesinaron a seis millones de judíos sin tener en cuenta si eran hombres, mujeres, ancianos o niños?
La respuesta es que al concentrarnos en las mujeres nos proporciona una comprensión más detallada, más matizada, y más completa de lo que le ocurrió a los judíos durante el Holocausto.
Sabemos que para las mujeres judías, los primeros años del régimen nazi se les obligo a tomar un rol distinto y obligaciones diferentes a las habituales, uno con más trabajo y más responsabilidad, ya que ellas intentaban administrar sus hogares con menos dinero y ninguna ayuda, ya que sus maridos fueron discriminados por ser judíos en sus fuentes laborales. Sus desgarradores esfuerzos demuestran que hicieron todo lo que pudieron, incluso privarse ellas mismas de comida, para intentar mantener a sus hijos con vida. Entendemos así que eran mujeres como nuestras madres y nuestras hermanas, como nuestras hijas y nietas, gente inocente que quedó atrapada en el terror nazi.
También es importante destacar a un pequeño grupo de mujeres jóvenes y solteras, sin responsabilidades familiares, que tomaron parte activa en los grupos que planeaban las sublevaciones en los guetos, y que por tanto estaban «libres», para participar en lo que conocemos como la resistencia judía de los guetos.
La resistencia judía fue un escenario en el que las mujeres asumieron papeles de liderazgo en igualdad de condiciones que los hombres. Como olvidar a Zivia Lubetkin quien fue una de los lideres del levantamiento del gueto de Varsovia, o a Ella Gartner, Regina Safir, Estera Wajsblum y Rosa Robota quienes proveyeron la pólvora para volar una cámara de gas y matar a varios guardias de la SS a fines de 1944 y así como tantas otras mujeres que participaron de las operaciones de ayuda y rescate de los judíos en Europa. Las mujeres también desempeñaron funciones esenciales en otras formas de resistencia en los guetos, estableciendo entre otras cosas, escuelas ilegales, bibliotecas secretas y eventos culturales clandestinos.
Hoy, en todo el mundo recordamos a las Anna Frank, aquellas mujeres que dieron su vida por preservar el judaísmo y que a pesar de las circunstancias, hicieron prevalecer las tradiciones de nuestro pueblo y nunca perdieron la fe. A todos aquellos hombres que lucharon sin miedo por sus ideales. A todos aquellos niños, que sin entender aún la magnitud de los hechos, se escondían y profesaban la fe judía y a todos aquellos anónimos que sin pensarlo ayudaron a no masificar aún más el genocidio nazi.
Hoy, hacemos un homenaje a los 15 millones de civiles asesinados por el nazismo. A los Testigos de Jehová, los sintis y romas (gitanos), los homosexuales, y a los más de seis millones de nuestros hermanos que murieron por la Llamada la «Solución Final» que fue ideada para aniquilar a los judíos.
Sólo para ponerlo en perspectiva, alrededor de dos tercios de los judíos europeos y un tercio de la población judía mundial fue víctima del nazismo.
Muchos de nosotros asumimos que si aprendíamos más acerca del Holocausto, tendríamos los instrumentos para estar seguros de que nunca más volvería a suceder. Sin embargo, hemos sido testigos de muchísimas atrocidades y asesinatos en masa durante estos años.
La indiferencia y la impunidad son el terreno fértil para propagar el odio y la intolerancia, y Chile no está ajeno a estos males. Hace un mes se inauguró la “escuela de Arte nazi en Ancud” la cual, abiertamente, trata de imponer una ideología totalitarista y nefasta para nuestro país. Es triste constatar que también hay quienes desconocen el horror del holocausto e inventan teorías ridículas respecto al pueblo judío, hechos que tergiversan la realidad y la historia. No son solo grupos marginales, sino que incluso personas que ejercen responsabilidades y liderazgos, que en nada contribuyen a un clima de sana convivencia.
Hemos visto como en Chile se ha luchado incansablemente por el respeto a la diversidad política, sexual y religiosa.
Vemos como día a día, mujeres, hombres, ancianos, jóvenes y niños expresan sus derechos. Hemos visto como un mujer ha gobernado nuestro país y ha hecho de este uno que mira al futuro basado en el respeto por la vida, por el ser humano y por la dignidad de las personas, todos ellos valores universales.
Es por eso que hoy, en este acto de recordación nos sentimos honrados con la presencia, de la excelentísima presidenta de la república señora Michelle Bachelet Jeria, mujer de reconocida entrega, sacrificio y liderazgo, el cual ha sido reflejado no sólo en sus años de presidenta de la república, sino también como la primera directora ejecutiva de ONU Mujeres, donde lideró el trabajo por los derechos de las mujeres y niñas del mundo.
Amigas y amigos, el legado es único. Como descendientes de las víctimas de la shoa y ciudadanos del mundo debemos advertir cada acto de discriminación u odio. NO debemos permitir que la muerte por persecución e intolerancia de 15 millones de hombres, mujeres, ancianos, jóvenes y niños sea en vano.
Somos la última generación que podrá escuchar el testimonio en vida de los sobrevivientes y así somos también la primera generación que tendrá que educar sin ellos.
Contemos la historia del holocausto, donde más de 6 millones de nuestros hermanos judíos fueron cruelmente asesinados por la maquinaria de destrucción Nazi.
Debemos enseñar el significado de la Shoa, puesto que con esto, estaremos resaltando los valores de solidaridad, justicia (tzedaka) y hacer un mundo mejor (tikun olam) todos ellos valores judaicos y universales.
No podemos olvidar ni permitir que el mundo olvide.
Debemos sentirnos orgullosos de ser parte de un eslabón eterno y agradecer por la vida y por su lucha.
Hoy le agradecemos a todos aquellos que permitieron que el pueblo judío siga con vida, trabajando, educando y comprometiéndose para que todos juntos podamos decir, AM ISRAEL JAI.
Nuestro pueblo vive! Debemos recordar el pasado y forjar el futuro. Mañana seremos nosotros los que debemos construir y crear. La Shoá seguirá resonando en nuestros corazones, mientras que nuestras acciones llevarán a construir un mundo mejor. Sin odio, sin temor, con libertad y paz.
No somos quienes debemos perdonar.
Pero sí, quienes no debemos olvidar”