70 años del horror
COMUNIDAD

Camilo Escalona
Las Naciones Unidas, la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa y otras instituciones, tanto nacionales como internacionales, han convocado a diferentes ceremonias en conmemoración del 70 aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwits-Birkenau, ocurrida en los combates acaecidos en el último periodo de la Segunda Guerra Mundial, la más atroz y desoladora de la historia de la humanidad.
En efecto, en su avance hacia Berlín, el 27 de Enero de 1945, el Ejército soviético se encontró con el horror de lo que fuera ese campo de concentración y exterminio, parcialmente desmantelado por las propias tropas nazis allí destinadas, sobrevivían en el lugar cerca de 7.000 prisioneros en condiciones subhumanas.
Las investigaciones realizadas han constatado más de un millón de víctimas; los judíos que murieron allí son cerca de esa cantidad de seres humanos liquidados en ese infierno, a ellos se agregan prisioneros rusos, polacos y de otros pueblos eslavos; así como gitanos y combatientes antinazis del centro y norte de Europa.
En Auschwitz, se manifestó la extrema crueldad que se pueda incubar en la mente humana, poniéndose en marcha una verdadera industria de la muerte con la fabricación de cámaras de gas y hornos crematorios capaces de ejecutar a más de dos mil víctimas simultáneamente.
La llamada «solución final» ordenada por el Alto Mando hitleriano significo además la organización de un sistema de transporte ferroviario que condujera, a través de los territorios ocupados por los nazis, una cantidad de personas calculada en un millón trescientas mil almas, condenadas a morir en las más terribles condiciones.
Un verdadero Estado caníbal utilizo y aprovecho, la elevada capacidad organizacional de la cultura alemana, para instalar esa eficaz y terrible industria de terror y muerte. Por ello, décadas después insignes figuras de la Alemania de posguerra han pedido perdón por el holocausto que allí se llevó a cabo; entre ellas, la actual Canciller Federal, Ángela Merkel que declarara: «Auschwitz aún nos llena de vergüenza».
A 70 años de ese horror no cabe sino que reafirmar el sentido fundamental, con el que los Estados concurrieron a la formación del sistema de Naciones Unidas: no hay ninguna razón, ni de régimen político, ni de sistema económico o de creencias religiosas, de clase, raza o de opción sexual, que pueda servir de excusa para avasallar la dignidad y la vida del ser humano.
La memoria de tantas víctimas inocentes y el arrojo de los que lucharon por la libertad, hacen necesario proclamar un compromiso civilizacional para seguir bregando hacia una nueva sociedad en que el hombre deje de ser el lobo del hombre y se transforme en su hermano.
Fuente: Cambio21