Discurso Presidenta Michelle Bachelet en la Tefilá por Chile

ANÁLISIS / OPINIÓN, Chile, COMUNIDAD, Política

S.E. la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, participa en la Ceremonia Litúrgica Tefilá por Chile 2017.

Amigas y amigos:

La verdad que es un honor y una gran alegría poder ser parte, una vez más, de esta Tefilá por Chile. Agradezco a la Comunidad Judía de Chile por la invitación para unirnos en una misma expresión de anhelos y de buenos deseos para nuestra patria.

Agradezco también a los Rabinos que me han precedido por las invocaciones que han realizado, reivindicando algunos de los valores más esenciales que sustentan a nuestra comunidad.

En estas fechas, cuando en todo Chile nos reunimos con nuestros cercanos para celebrar el inicio de nuestro proceso de independencia, viene bien hacer una pequeña pausa, viene bien reflexionar sobre cómo hemos llegado a ser el país que somos y cómo debemos continuar construyendo, desde todas las voces y miradas, un mejor país para todos y todas.

Chile es una nación que se ha forjado desde lo compartido y también desde lo diverso, y su futuro nos exige fortalecer la unión y la igualdad entre nosotros.

Nuestra historia es la historia de millones de hombres y mujeres que, a lo largo del tiempo, han construido desde sus respectivas experiencias e historias personales, esta casa común, este techo que nos cobija.

Shai nos contaba recién en sus palabras de cómo en 1909 su bisabuelo vio las luces de Valparaíso y vio en ellas estas señales de  libertad, de paz y de protección.  Mis propios antepasados también vinieron, en 1850, buscando otras oportunidades.

Y ese anhelo visto a la distancia desde un barco, el de una tierra que entrega a sus habitantes la oportunidad y las herramientas para desarrollarse y cumplir sus sueños, no es algo que se deba dar por sentado, o que haya surgido de manera espontánea.  Es el resultado  –tal como Shai también decía- de una comunidad acogedora, de personas que miran al otro como un igual, que valoran la diferencia y que dejan de lado los prejuicios para caminar de la mano y de cara al futuro.

Así ha sido y así debe seguir siendo.

Porque avanzamos por la senda que fue trazada por nuestros ancestros, y a la vez pavimentamos el camino para los que vienen después de nosotros. Y ese es un camino que, sin lugar a dudas, se hace más ancho cuando lo caminamos juntos.

Entonces, para ese futuro común que anhelamos, donde los valores de la libertad, de la esperanza y de la paz se mantienen vivos, es indispensable reivindicar y defender el valor de lo plural, de la inclusión y del respeto.

Y sé que para ustedes éste ha sido un tema esencial, y quiero aprovechar esta ocasión para agradecer especialmente su activa participación y su valioso aporte al proyecto de ley que enviamos hace unas semanas al Congreso, que tipifica como delito la incitación a la violencia y también el odio.

Éste fue un compromiso que adquirí personalmente ante ustedes, y que reafirmé precisamente con ocasión de la anterior Tefilá.  Y me alegra poder decirles que hoy día ese compromiso es una realidad que seguiremos apoyando en su proceso legislativo.

Porque creemos, como ustedes, que un Chile mejor es un Chile más respetuoso y amable.

Porque cada persona, independiente de su procedencia, de su origen étnico, de su pertenencia religiosa, de su género, de quien ame, suma a la riqueza compartida de nuestro país.

Y porque garantizar esa riqueza, esa diversidad, supone garantizar la integridad de cada uno de sus componentes y actores. En otras palabras, hacer más sólidas las paredes de ésta nuestra casa común, y evitar que en sus bases puedan admitirse expresiones de odiosidad, discriminación, incomprensión e intolerancia que socaven sus cimientos.

No: somos una misma patria. Una patria que crece en diversidad y respeto, que debe tener espacio para todas las voces y miradas, para consagrar el diálogo y el entendimiento como único modo de resolución de conflictos entre seres humanos iguales en dignidad y derechos.

Sólo así podremos no sólo prosperar en lo económico, lo político y lo social, sino también prosperar en lo humano, y garantizar que Chile siga creciendo y que siga siendo cada vez más, ese faro de libertad, paz y protección que muchos han visto –seguramente, como  comentaba, también mis ancestros– y que hoy es el hogar que podemos proyectar y legar a nuestros hijos y nietos.

Concluyo mis palabras deseándoles, a pocos días  Rosh Hashaná, que este nuevo año sea un tiempo dulce para ustedes y sus familias, y anhelando para Chile una feliz celebración de nuestras Fiestas Patrias y un futuro más justo para todos y todas.

Shaná Tová Umetuká.

Muchas gracias.

Escucha el discurso en el sitio de Presidencia

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