Asombroso: médicos de hospital israelí neutralizan el dolor

Ciencia y Tecnología, COMUNIDAD

Meital Yasur Beit Or

Por primera vez en Israel, se insertó un implante en el cerebro de un paciente y el dolor desapareció. Adham Daguerre (31) sufría dolores de cabeza severos. Después de que fármacos como la morfina no ayudaran, se llevó a cabo una operación innovadora.

Esta es la primera operación de su tipo en Israel en el tratamiento del dolor severo: un electrodo implantado en el cerebro de Adham Daguerre, de 31 años, de Rama, tiene éxito en la reducción de dolores de cabeza severos que ha estado sufriendo durante ocho años. En la singular operación llevada a cabo en el Hospital Ichilov se implantó un electrodo de estimulación profunda en el área del hipotálamo, que controla, entre otras, las funciones relacionadas con la presión arterial, el pulso, la respiración y también la sensación de dolor.

Daguerre sufre dolores en la cabeza y en la cara, llamados dolores de cabeza articulares, y en los últimos dos años, los ataques de dolor no se detenían. Se trata de un dolor que comienza como una terrible presión en el ojo y los médicos lo imaginan como una lubricación que entra al ojo y da vueltas. El dolor se acompaña de lágrimas en un ojo, enrojecimiento y moquillo por uno de los orificios nasales que se escapa o se bloquea.

El fenómeno no es común y abarca aproximadamente al 0.4 por ciento de la población. Las mujeres que sufren de la condición indican que el dolor es más severo que los dolores de parto.

“Es un dolor que se siente como una parálisis de medio cuerpo“, dice Daguerre. “Es un dolor de cabeza muy fuerte. Empezó hace ocho años y llegaba y se iba. Los dos últimos años el dolor se ha convertido en crónico. Los niños inicialmente tenían miedo y preguntaban qué es.

“Para que no duela, uso drogas fuertes como la ketamina y la morfina, en grandes cantidades, incluso me llegaron a dormir para que no sufriera“.

Después de someterse a tratamiento en tres hospitales, fue atendido en la clínica de dolor de cabeza y cuello en el Hospital Ichilov. “La cefalea en racimos es considerado el dolor de cabeza más potente. Es un dolor que comienza repentinamente y en diez minutos alcanza el nivel máximo“, explica el Dr. Amnón Musk, director adjunto del sistema neurológico y experto en dolores de cabeza y faciales que trató a Daguerre.

“Un ataque así dura un promedio de una hora, ocho veces al día. Hay pacientes, entre ellos Daguerre, que padecen este dolor crónico de forma diaria y permanente“.

Daguerre recibió una serie de tratamientos convencionales con medicamentos que no ayudaron. Más tarde, se le implantó un marcapasos subcutáneo en el cuerpo. Después que esto tampoco ayudara, se convirtió en el primer paciente en Israel en recibir un marcapasos para la estimulación cerebral profunda.

El Dr. Ido Strauss, en sustitución del director de la Unidad de Neurocirugía de Modulación y el Dolor en el Ichilov, que llevó a cabo la operación, explica que hasta ahora se ha utilizado la estimulación profunda del cerebro a través de un electrodo para el tratamiento de trastornos del movimiento y la enfermedad de Parkinson.

En este caso, la actividad eléctrica debe ayudar a sincronizar la actividad en el núcleo del hipotálamo en el cerebro y ayuda a controlar el dolor: “la implantación del electrodo en el núcleo del hipotálamo, que es responsable del sistema nervioso autónomo y está más activo en estos pacientes, evita el exceso de actividad y puede prevenir las convulsiones. 60-70 por ciento de los implantados con marcapasos responde, y la frecuencia de los ataques disminuye en aproximadamente un 80 por ciento y también lo hace su potencia“. “Dado que el cerebro no tiene fibras dolorosas, esta parte de la cirugía generalmente se realiza cuando el paciente está despierto, bajo anestesia local“, agregó el Dr. Strauss.

Alrededor de una semana después de la operación, el electrodo se activó y comenzó a enviar señales eléctricas al hipotálamo. “La mera inserción del marcapasos es un cambio en el tejido, y durante una semana tuvo solo unas pocas convulsiones“, dice el Dr. Mosk. “La gente tiene que saber que hay esperanza”.

Daguerre concluye: “Incluso ahora, después de la cirugía, mi dolor ha disminuido en un 50 por ciento. Valió la pena ser el primero en el país en pasar la cirugía. A pesar de los riesgos y preocupaciones, todo mereció la pena. Llevo ocho años soñando que algún día este dolor acabará, porque no se puede vivir así…. Vivir sin dolor y vivir una vida familiar común, ese es mi sueño“.

Fuente: Israel Hayom – Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención: ©EnlaceJudíoMéxico

Suscríbete a nuestroNEWSLETTER

Ingresando tus datos aquí, y recibirás noticias y novedades de CJCH en tu mail.