Jóvenes de la Comunidad Judía argentina conmemoraron el 26º aniversario del atentado a la Embajada de Israel en Buenos Aires

COMUNIDAD, Israel

Agencia AJN

Una multitud de jóvenes de la comunidad judía argentina conmemoró anoche el 26º aniversario del atentado a la embajada de Israel en Buenos Aires con un acto en la plaza de Arroyo y Suipacha, un día antes del evento central, que se llevará a cabo hoy en el Archivo Nacional de la Memoria.

La mayoría de los presentes no había nacido el 17 de marzo de 1992, cuando a las 14.45 un atentado terrorista destruyó la sede diplomática en la Argentina.

Fue un acto emotivo, en el que se guardó un minuto de silencio y se prendió una vela en recordación de las 29 víctimas fatales del atentado. Además, se leyeron los nombres de las 22 personas identificadas, pues a 26 años todavía no se pudo identificar siete cuerpos. Luego, se proyectó un video, se pronunciaron tres discursos breves, artistas realizaron una exposición alusiva y el conjunto musical juvenil de Beit Hilel interpretó unas canciones.

El primer orador fue el embajador de Israel en Argentina, Ilan Sztulman, quien afirmó que el 17 de marzo es “un día muy triste para toda la sociedad argentina”, y destacó que “es muy relevante que los jóvenes efectúen este tipo de actos para mantener viva la memoria de lo ocurrido”.

Por otro lado, un joven en representación de los movimientos juveniles comunitarios expresó: “Nosotros, los jóvenes que no habíamos nacido en el momento del atentado, los que no escucharon el estruendo, los que no se quedaron mudos y se les llenaron los ojos de lágrimas y espanto al enterarse de la noticia, a los que no se les detuvo la vida de un instante a otro y nunca volvió a ser igual. Somos nosotros los que sentimos que tenemos que seguir juntándonos, manifestándonos año tras año en este lugar. Estamos hoy acá, conectados nosotros a la memoria de aquel día”.

Asimismo, señaló que la Plaza Embajada de Israel erigida en el predio en el que se encontraba la sede diplomática “representa la injusticia y la herida abierta, pero también es la memoria, estar conectados con las víctimas y sus familias”.

Por último, Gisella Lancieri, hija de Miguel Ángel Lancieri Lomazzi (fallecido en el atentado), recordó cómo el 17 de marzo de 1992 se desmoronó su mundo, porque en pocos días tuvo que comprender que “existían seres humanos con tantas ansias de poder, capaces de planear y perpetrar un acto de tal naturaliza que terminó con la vida de 29 personas e hirió a centenares, que destruyó no sólo el edificio de la embajada de Israel, sino familias enteras”.

Lancieri afirmó: “Ese hecho que nos cambió la vida para siempre, nos hizo entender con los años que sólo con memoria las cosas pueden cambiar. Sólo conociendo la historia, conociendo como fueron los hechos y por qué sucedieron, un pueblo puede avanzar y no cometer los mismos errores. Hoy, a 26 años del atentado a la embajada de Israel, no nos callamos, no olvidamos y exigimos saber… no odiar. Hoy mi humilde consejo es que el dolor y la bronca no los paralice, ni los enceguezca, sino que les dé la fuerza suficiente para accionar, cuestionar y reflexionar.

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