Nuevo Presidente de Colombia dispuesto a trasladar la embajada de su país a Jerusalem

COMUNIDAD, Mundo

Joshua Davidovich, Raphael Ahren

El conservador Iván Duque ganó poco más del 54 por ciento de los votos, derrotando a su rival de izquierda Gustavo Petro, quien obtuvo el 41.7 por ciento con casi todos los votos contados.

El 16 de mayo, Duque dijo en un evento de campaña con representantes de iglesias locales que, de ser elegido, no descartaría “la posibilidad de colocar la sede diplomática en Jerusalén”.

Duque destacó que deseaba “mantener las mejores relaciones posibles con el Estado de Israel”.

La declaración se produjo el mismo día en que Guatemala trasladó su embajada a Jerusalén, dos días después de Estados Unidos. Una semana más tarde, Paraguay se convirtió en el tercer país en abrir su misión diplomática en la capital de Israel.

Los comentarios de Duque fueron rechazados por sus oponentes, según el sitio colombiano de noticias El Nuevo Siglo.

En una entrevista a la estación de radio local Caracol, Duque aclaró que apoyaba una solución de dos Estados y quería que su eventual gobierno contribuyera a los esfuerzos de paz.

“Colombia no puede exhortar el odio en el Medio Oriente”, dijo.

El opositor de Duque, Gustavo Petro, se había opuesto abiertamente a la decisión de Estados Unidos de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel y acusó a las FDI de llevar a cabo una “masacre” contra los habitantes de Gaza durante las protestas fronterizas.

Duque, de 41 años, ex economista y senador, es visto como un halcón de seguridad cercano al ex presidente Álvaro Uribe.

En 2010 y 2011, Duque se desempeñó como asesor de Uribe en una investigación de la ONU sobre el incidente de la flotilla Mavi Marmara de 2010, en el que soldados israelíes se enfrentaron a manifestantes turcos que trataban de romper el bloqueo de Gaza.

Finalmente, el panel determinó que el bloqueo de Israel sobre Gaza es legal, pero el incidente que dejó 10 muertos de nacionalidad turca, fue excesivo.

A lo largo de su campaña, Duque fue acusado de que no sería más que un títere de Uribe, a quien se le prohibió constitucionalmente postularse para un tercer mandato.

Duque es hijo de un ex gobernador y ministro de Energía que, según sus amigos, albergaba aspiraciones presidenciales desde que era un niño. Hace casi dos décadas, el padre ingresó al servicio público como asesor del entonces ministro de Hacienda, Juan Manuel Santos, quien sería electo presidente.

Posteriormente, Duque se trasladó a Washington, donde se desempeñó como asesor de tres países andinos en el Banco Interamericano de Desarrollo y luego como jefe de la división cultural.

Cuando Duque asuma el cargo, heredará un país con vínculos favorables hacia Israel.

Bajo el presidente saliente Juan Manuel Santos, Colombia se ha convertido en uno de los mejores amigos de Israel en América Latina. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, visitó el país durante una gira por América Latina en 2017.

En octubre de 2012, Santos dijo que el mundo debe reconocer a Israel como el Estado del pueblo judío.

“Colombia es uno de los pocos países latinoamericanos que no votó a favor de ‘Palestina’ como estado no miembro en la ONU hace unos años “, dijo el año pasado Arie M. Kacowicz, experto en América Latina de la Universidad Hebrea. .

Colombia, que luchó contra la insurgencia de las FARC durante décadas y firmó un tratado de paz en 2016, regularmente compra armas israelíes.

Lea Soibel, fundadora y directora ejecutiva de Fuente Latina, una organización sin lucro que promueve los lazos entre Israel y América Latina, dijo el año pasado que “Colombia ha sido tradicionalmente el socio más fuerte de Israel en la región con respecto a los vínculos militares y de seguridad”.

Durante la visita de Netanyahu, el director del Ministerio de Asuntos Exteriores, Yuval Rotem, expresó su esperanza de que Israel pueda desarrollar proyectos de infraestructura con Bogotá luego del acuerdo de paz.

Sin embargo, con la elección de Duque, la paz histórica con las FARC y los esfuerzos por integrar a ex guerrilla en la sociedad ahora han puesto en duda.

El proceso de paz de Colombia para poner fin a un conflicto que dejó más de 250.000 muertos se considera en gran parte irreversible. La mayoría de los más de 7.000 rebeldes que han entregado sus armas han comenzado una nueva vida como agricultores, líderes comunitarios y periodistas. El año pasado, los rebeldes lanzaron un nuevo partido político y pronto ocuparán 10 escaños en el Congreso.

Pero el acuerdo sigue siendo polémico y Duque prometió a lo largo de su campaña realizar cambios que generarían “paz con justicia”. Mediante una reforma constitucional o por decreto, podría presentar propuestas tales como no permitir que la ex guerrilla detrás de abusos graves contra los derechos humanos tome decisiones políticas hasta que haya confesado sus crímenes de guerra y compensado a las víctimas.

“La paz que todos soñamos requiere correcciones”, dijo Duque a cientos de partidarios jubilosos la noche del domingo. “Para que las víctimas sean el verdadero centro del proceso y para que haya justicia, reparaciones y no repeticiones”.

El acuerdo actual permite a la mayoría de los rebeldes evitar la cárcel, un punto doloroso para muchos.

“Los rebeldes obtendrán 10 escaños en el Congreso sin haber reparado a las víctimas ni entregado información sobre las rutas del narcotráfico”, dijo Felipe Ramírez, de 29 años, un veterinario que votó por Duque. “Ese es un mal precedente porque otros grupos criminales querrán lo mismo”.

Los detractores de Duque advierten que su victoria podría desorganizar un proceso de paz ya delicado.

“Creo que establecerá una gran batalla constitucional”, dijo Cynthia Arnson, directora del programa de América Latina en el Centro Internacional para Académicos Woodrow Wilson.

Los analistas también vieron las posibles semillas de un cambio para el país conservador con el éxito de Petro, el primer candidato de izquierda en llegar a segunda vuelta en décadas.

Petro animó a los jóvenes votantes y atrajo a millones a las plazas públicas con sus ardientes discursos jurando mejorar las vidas de los pobres y marginados.

Y aunque no logró derrotar a Duque, sus más de 8 millones de votos marcaron el mayor éxito en las urnas para un contendiente presidencial izquierdista en un país donde los políticos de izquierda han sido estigmatizados por temores de potenciales lazos con las causas de la guerrilla.

“Tal vez con el paso del tiempo la gente tenga menos miedo de votar por los políticos de izquierda”, dijo Jorge Gallego, profesor de la Universidad del Rosario en Colombia. “Aunque con este resultado, se ha demostrado que Colombia sigue siendo un país de derecha”.

Fuente: The Times of Israel / Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico

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