Día Internacional de Recordación Víctimas del Holocausto: Diplomático Jorge Schindler recibe galardón “Luz y Memoria”

COMUNIDAD

El diplomático chileno Jorge Schindler del Solar, recibió el galardón “Luz y Memoria” durante la conmemoración del Día Internacional de Recordación de las  Víctimas del Holocausto, instituido por las Naciones Unidas y convocado por el Ministerio de Relaciones Exteriores, la Comunidad Judía de Chile, el Distrito 27 de B’nai Brith Internacional  y la Sociedad Chilena para Yad Vashem.

La ceremonia, que se realizó en el hemiciclo de la Cámara de Diputados del ex Congreso Nacional en Santiago, reunió a altas autoridades encabezadas por el Ministro de  Defensa Nacional, Rodrigo Hinzpeter,  el Nuncio Apostólico, Ivo Scapolo, el embajador de Israel, David Dadonn, el Vicepresidente de la Comunidad Judía de Chile, Hernán Fishman, y de otras autoridades diplomáticas, representantes de las Fuerzas Armadas y dirigentes de instituciones de la Comunidad Judía de Chile.

Schindler fue distinguido  “por su investigación histórica destinada a preservar y honrar en Chile la Memoria del Holocausto”.

Tras una introducción histórica de los conductores del acto – Mario Sadovnik y Miriam Berant – se procedió al tradicional encendido de seis velas en memoria de los seis millones de judíos asesinados por los nazis durante del Holocausto en el  que participaron conjuntamente autoridades y sobrevivientes de la Shoá.

Intervinieron con sus respectivos discursos durante el desarrollo de la ceremonia, el Presidente de la Sociedad Chilena para Yad Vashem, David Feuerstein,  el Vicepresidente de la Comunidad Judía, Hernán Fischman, el Ministro de Defensa, Rodrigo Hinzpeter y el galardonado en la ocasión, Jorge Schindler del Solar.

Feuerstein, sobreviviente de Auschwitz, calificó este campo de muerte como  “ un símbolo del mal absoluto”  y ante la  situación  de que  están desapareciendo los últimos sobrevivientes “de la “incomprensible realidad de la Shoá” , promovió como “ un imperativo” mantener la memoria del Holocausto.

Rodrigo Hinzpeter, por su parte, recordó los valores de la tolerancia, la libertad y la vida  “pisoteados durante el Holocausto”,  se preguntó cómo el mundo permitió que ello ocurriera, calificando esta actitud como “cómplice de  los desvaríos nazis”, y planteando la necesidad de “formar generaciones que enseñen cómo entender el Holocausto”.

En su turno, Hernán Fischman, hablando en representación de la Comunidad Judía , citó fragmentos de la obra de Primo Levi sobre el Holocausto, pero omitió dar cifras y describir los horrores de la Shoá “porque las cifras, dijo, son sólo eso y traducir las víctimas a números y los horrores a palabras es trivializar algo que va más allá de la comprensión humana”.  El dirigente recordó la Conferencia de Evián destinada a cómo ayudar a los judíos alemanes y austriacos perseguidos en sus países, comentando que si las naciones  participantes en la reunión hubieran estado dispuestos a recibir  “sólo a 17.000 judíos, todos los judíos de Alemania y Austria se habrían salvado”. Fischman, asimismo, abordó el creciente antisemitismo en las redes sociales.

Finalmente intervino el diplomático Jorge Schindler, autor de una investigación histórica realizada el año 2012 relativa a la labor humanitaria emprendida en Rumania por el diplomático chileno Samuel del Campo en favor de los judíos de del gueto de Czernowitz, ciudad que hoy pertenece a Ucrania.  Tras contar aspectos de su investigación, dijo que “la trayectoria de Samuel del Campo nos demuestra cómo esta profesión – la diplomacia de carrera – a veces poco comprendida puede representar ( en diferentes circunstancias históricas ) la luz y la esperanza para los perseguidos y discriminados”.

La parte musical de acto estuvo a cargo de dúo Ester y Ariel.

Discurso  Dia del Holocausto  Jorge Schindler 2014

Me dirijo a Ustedes para agradecer con la mayor humildad la distinción “Luz y Memoria”  con la cual hoy se me honra en reconocimiento a la investigación histórica realizada en 2012, relativa a la labor humanitaria realizada en Rumania por el diplomático chileno Samuel del Campo en favor de los judíos del gueto de Czernowitz, ciudad que hoy pertenece a Ucrania.

Los hechos que investigué se enmarcan en un contexto global en que -según la documentación consular de la época, se establecieron a partir de 1933 y hasta concluida la Segunda Guerra Mundial, severas restricciones al otorgamiento de visas a los judíos, a pesar de ser  conocida en Chile la brutal persecución llevada a cabo por los regímenes fascistas.

El origen de mi investigación se remonta a la carta que en mayo de 2012 remitió a la Embajada de Chile en Israel el Sr. Oli Kotzer, nacido en Rumania en 1932.

El Sr. Kotzer consultó por qué su familia recibió en enero de 1942 un pasaporte o laissez passer extendido por la Legación de Chile en Bucarest, en momentos en que los partidarios del régimen de Antonescu, impulsaban ataques y masacres en contra de los judíos y se deportaba a los refugiados polacos a campos de trabajo.

Cabe recordar que en 1941 Chile aceptó representar los intereses de Polonia en Rumania, pero no hubo una instrucción de cómo actuar  frente a la persecución, ataques y deportaciones hacia el Este de los refugiados judíos.

El Encargado de Negocios en Rumania, Samuel Del Campo, elaboró informes políticos dirigidos al Ministerio en Santiago, en los cuales de manera previsora y aguda da cuenta de los arrestos y deportaciones masivas de ciudadanos judíos rumanos y polacos, entre los cuales se encontraba la familia Kiesler-Kotzer.

En conocimiento de que el dictador Antonescu había ordenado la creación en Czernowitz de un gueto para concentrar a más de 50 mil judíos, informó que dos tercios fueron deportados a Transnistria (Ucrania) en donde murieron.

Sin esperar instrucciones detalladas desde Chile, Samuel del Campo nombra  a un abogado rumano de confianza para que se dirija en su nombre a esa ciudad y visite las provincias de Bucovina y Besarabia, a la sazón anexadas por Rumania.

Cito: “Para hacer frente, metodizar y canalizar la avalancha de gritos lastimeros pidiendo amparo y justicia, y más que todo Humanidad, hube de nombrar, con residencia en Cernauti, un representante personal mío… este delegado mío tenía por misión la de recibir las quejas de los ciudadanos polacos, sin distinción de religión. Mientras, yo intervenía ante la presidencia del consejo de ministros, repartición que tenía entre sus manos la suerte de tantos desgraciados seres que el delito más grande que han cometido es el delito de haber nacido judío.”

Samuel del Campo confirmó en estas líneas la inminente deportación hacia el Este de los judíos de Czernowitz, por lo que realiza urgentes gestiones para garantizar la protección chilena a todos los refugiados de ciudadanía polaca y sus respectivas familias, ya que según sostiene ante el gobierno local “la ley referente a los judíos rumanos no es aplicable a los judíos extranjeros residentes en el reino.”

En base a este argumento, el diplomático creó un documento de identificación,  logrando entablar una negociación con el gobernador militar rumano de quien logra la entrega de 250 familias que se encontraban “cargadas” en vagones de tren a la espera de su deportación a Transnistria en Ucrania.

Las familias rescatadas en el último minuto, pudieron regresar a la ciudad y  dejar el gueto gracias a que además, del Campo gestionó la restitución de los domicilios incautados, adoptando la precaución de colocar un letrero que identificaba a sus moradores como “personas bajo protección de la República de Chile.” En esta tarea, del Campo contó, según informa, con la cooperación del alcalde de Czernowitz, Traian Popovici.

Al respecto, destacados miembros de la comunidad judío polaca dirigen a Del Campo un telegrama de agradecimiento fechado el 12 de noviembre de 1941:

“Su Excelencia Sr. del Campo:

Antes de poder expresarle personalmente nuestro caluroso agradecimiento, rogamos a Vuestra Excelencia aceptar las seguridades de nuestra devoción y de nuestro vivo reconocimiento por la alta protección y por la eficaz ayuda otorgadas a ciudadanos polacos en los momentos más duros de su vida.

Le rogamos participar al gobierno de Chile que toda nuestra vida estaremos reconocidos y agradecidos por esta gran protección.

Los protegidos de Chile  escaparon así al Holocausto, aunque los antecedentes posteriores  no arrojan luces respecto  de cuántas de ellos sobrevivieron hasta el final de guerra a la persecución nazi.

El Primer Secretario del Campo permaneció en Bucarest hasta mayo de 1943, cuando, en peligrosas circunstancias, abandona el país vía Turquía para asumir como cónsul en Suiza.

En los archivos  no existe mención a su labor humanitaria, ni un reconocimiento a la claridad de sus informes políticos, que desde 1941 anticiparon a nuestras autoridades el Holocausto.

La  investigación  comprueba, que el Sr. del Campo realizó un esfuerzo notable, incluso a riesgo de su propia seguridad, llegando más allá de las instrucciones generales recibidas, contribuyendo  a salvar la vida de muchas personas, tal como lo prueba el caso de Oli Kotzer.

La trayectoria de Samuel del Campo nos demuestra como esta profesión -la diplomacia de carrera- a veces poco comprendida, puede representar  (en diferentes circunstancias históricas) la luz y la esperanza para los perseguidos y discriminados.

No está lejana la época en que muchas Embajadas en nuestro país abrieron sus puertas generosas para salvar la vida de tantos compatriotas, y en mi caso particular, de gran parte de mi familia.

Al recibir esta distinción quiero recordar el ejemplo de mis padres, Violeta y Jorge, que en tiempos durísimos para nosotros, me dieron educación y valores, entre los cuales como máxima se encuentra el respeto a la vida y a la dignidad de las personas, cualquiera sea su origen o credo.

Asimismo, dedico esta distinción al recuerdo de mi colega y amigo Ministro Consejero Frederikc Heller, quien apoyó con su sabio consejo, la realización de este trabajo.

Un agradecimiento también a todos los compañeros y compañeras del Archivo Histórico del Ministerio, y a todos las y los colegas que se interesaron por este granito de arena para la preservación de nuestra memoria colectiva.

Esperamos que en un futuro cercano podamos publicar en detalle la historia que 70 años después logré reconstruir, una historia que dedico a las generaciones más jóvenes, como un signo visible de recuerdo y honra de los 6 millones de judíos, y los cientos de miles de otras minorías étnicas, religiosas y sexuales que fueron víctimas del fascismo.

Gracias.

Discurso Hernán Fischman

El conocido escritor Primo Levi en un fragmento de su obra describió de la siguiente manera el arribo al campo de exterminio: “entonces comprendimos que el lenguaje humano es insuficiente para expresar la terrible ofensa: la destrucción del hombre. La realidad se reveló ante nuestros ojos en apenas un instantes, casi como una profecía: habíamos llegado al fondo, a lo último, al punto desde el cual ya no es posible seguir bajando. No nos quedó nada, nos quitaron la ropa, los zapatos, y no nos dejaron siquiera nuestros cabellos. Si hablásemos no nos escucharían, y si nos escucharan no entenderían nuestras palabras. Pronto nos despojarán de nuestros nombres…”.

No voy a dar cifras ni a describir los horrores, ello, porque las cifras son sólo eso y traducir  las víctimas a números y los horrores a palabras es trivializar algo que va más allá de la comprensión humana.

Este año, volvemos a recordar la Shoa, el Holocausto, bajo el mandato  que nos hemos impuesto los seres humanos de distintas nacionalidades, idiomas y costumbres de recordar y jamás olvidar.

¿Pudo Hitler con todo su poderío lograr solo este horror? Indudablemente que sin siglos de antisemitismo ello habría sido imposible. ¿Pudo el Holocausto ser evitado?

En Julio de 1938 fue convocada  por  iniciativa del Presidente Roosevelt  la Conferencia de Evian, destinada a determinar cómo ayudar a los judíos alemanes y austriacos perseguidos en sus países.

Participaron 32 países y 200 periodistas. Hitler comentó que si dichas naciones estaban dispuestas a recibir judíos él les permitiría salir y añadió sarcásticamente “estamos dispuestos a entregar a estos criminales a esos países que tan gran simpatía les tienen, incluso los pondré en barcos de lujo”.

Si cada uno de dichos países hubiese aceptado a sólo 17.000 judíos, todos los judíos de Alemania y Austria se habrían salvado.

Pero como Hitler lo insinuó esa “gran simpatía” no fue otra cosa sino hipocresía.  Ningún país incluyendo a Estados Unidos y Gran Bretaña estuvo dispuesto a recibir judíos con la sola excepción de República Dominicana que recibió a 800. La Conferencia ni siquiera consideró necesario emitir una declaración de condena a la Alemania nazi. La actitud indiferente convenció a Hitler que al mundo no le interesaban los judíos y que podía seguir adelante con sus planes de exterminio.

Golda Meir escribió en su autobiografía  “MI VIDA” que a ella, representante de los judíos de Palestina no le permitieron sentarse con los delegados. Al finalizar la Conferencia declaró a la prensa: “Lo único que deseo antes de morir es que mi pueblo no necesite más expresiones de simpatía”.

En ese período Jaim Weitzman  quien fuere posteriormente el primer Presidente de Israel declaró: “El mundo está dividido en dos partes: los sitios donde los judíos no pueden vivir y los sitios donde los judíos no pueden entrar”.

En 1939 Gran Bretaña, la potencia mandataria publicó su famoso libro blanco, limitando drásticamente la inmigración y prohibiéndoles comprar tierras en la entonces Palestina.

Ciertamente, el fin de la guerra y el conocimiento de los horrores no terminó con el antisemitismo. En Polonia fueron masacrados los sobrevivientes en un progrom y así suma y sigue.

En el día de hoy, las redes sociales del mundo están plagadas de dichos antisemitas y las venenosas críticas al Estado de Israel, no se basan en discrepancias legítimas respecto a las políticas de sus gobiernos, sino al más simple y puro antisemitismo.  Se confunde incluso por personas que indudablemente son ilustradas, el Estado de Israel con su gobierno y se expresa sin pudor alguno  su “anti israelismo” . Nunca hemos escuchado dicha expresión por los contrarios a las políticas de ningún país.

Nuestras redes sociales están plagadas de insultos a los judíos y se ha acuñado una nueva expresión “Rentistas del Holocausto” . Ciertamente es una renta de la que nadie en el mundo quisiera disfrutar.

No hace mucho, en una entrevista en un respetable Canal de Televisión, una periodista me señaló que el antisemitismo era un tema que sólo le interesaba a los judíos y me preguntó que hacíamos nosotros para evitarlo.

Ciertamente ese es un enfoque errado. El antisemitismo  como todo tipo de discriminación, es una enfermedad que corroe a la sociedad y es deber de todos el combatirlo, razón por la que aplaudimos una vez más la dictación de la ley contra la discriminación, no tanto por su eficacia jurídica, sino como expresión de la voluntad  política del Gobierno y el Parlamento y por la que abogamos por un pronto despacho de la ley contra la incitación al odio.

Mis amigos, junto con saludar la presencia de las autoridades nacionales, en este acto, deseo destacar la presencia  del diplomático don Jorge Schindler del Solar, a quien distinguiremos hoy con el premio Luz y Memoria, por su significativo aporte a la preservación de la memoria del holocausto en nuestro país.

El próximo año, si Dios quiere, estaremos una vez más recordando y no olvidando, habrá un nuevo Gobierno  pero no podemos dejar pasar esta ocasión para reiterar, en la persona del Sr. Ministro de Defensa, nuestro reconocimiento al Gobierno encabezado por el Sr. Presidente Sebastián Piñera  por su permanente apoyo a los judíos de Chile.

Discurso conmemoración del Holocausto del Ministro Hinzpeter.

Poder hacer uso de la palabra el día de hoy lo asumo como una oportunidad valiosa para recordar con fuerza, con energía y con convicción los valores de la tolerancia, el respeto a la diversidad, a la vida y a la libertad.

Todos valores que fueron pisoteados durante la abismal oscuridad que gobernó los tiempos del Holocausto.

Cuando terminó la guerra, el mundo quedó perplejo. Aunque bastantes sabían lo que estaba ocurriendo –sí, bastantes sabían y poco hicieron- , solo la contundencia infernal de los hechos revelados al termino del conflicto hizo tambalear las conciencias del mundo en la frecuencia y con la dimensión de las brutalidades que se habían cometido.

De hecho, tan sorprendido quedó el mundo en un comienzo, que ni siquiera  supo cómo llamar estos actos de terror. Creo que fue Rafael Lemkin, judío polaco y jurista, quien  escribió El Dominio del Eje en la Europa Ocupada y en dicho texto empleó por primera vez el término genocidio. Hasta ese momento, el mundo turbado no hallaba una manera de hablar de los crímenes del nazismo. Winston Churchill simplemente optó por referirse a ellos como “crímenes sin nombre”.

Toda la pesadilla comenzó y se ejecutó por una ideología racista destructiva basada en el odio hacia los judíos y el antisemitismo. Se creó una nueva realidad sin precedentes en la historia de la humanidad.  Una historia aterradora en la que, según las palabras de Eli Wiesel:

“No todas las víctimas eran judías, pero sí todo judío era víctima”.

Seis millones asesinados. Una cifra inconcebible. Sin embargo, nuestra obligación moral y ética es intentar concebirla. Cuando desgrano esa cifra de “seis millones” convirtiéndola en abuelo s y  abuelas, hombres, mujeres, niños y niñas de mi pueblo, personas de verdad, de carne y hueso, que nunca conocí y que nunca conoceré ya, entonces empiezo a concebir la magnitud de la pérdida. Siempre pienso que entre los asesinados, pudo haber estado el niño que habría descubierto la cura contra el cáncer o procurado un gran avance para la humanidad.  Qué inconmensurable daño la han producido los regímenes totalitarios y sus políticas de exterminio o asesinato. Qué absurda, torpe, injustificada e inentendible violencia asesina. Qué diablos creyeron, cómo diablos el mundo lo permitió. Espero, desde el fondo del alma, que nunca más, jamás existan las vejaciones y asesinatos que la humanidad conoció durante el siglo XX.

El escritor español Jorge Semprún, que fue detenido por la Gestapo como miembro de la resistencia, sobrevivió a casi dos años de infierno en Buchenwald. Semprún encontró una misión en el mundo de la posguerra precisamente en el propio campo…, en una pila de cadáveres de víctimas asesinadas de la que brotaba el balbuceo de un joven judío, más muerto que vivo, empeñado en pronunciar «¿por quién?, ¿por sí mismo?»; el Kadish, la inmemorial plegaria judía por los difuntos.

Pero no quiero dejar de pasar esta oportunidad sin hacer una reflexión a menudo un tanto ausente en fechas como ésta. Condenar moralmente a los ejecutores de los crímenes es un deber y diría que muy mayoritariamente el mundo y sus principales líderes lo cumple.

Pienso que los desafíos del presente y futuro obligan también a poner acento en los observadores inactivos.

Recuerdo las memorias de Tony Balir. Recuerdo la reflexión de Tony Blair sobre la Lista de Schindler, la película de Steven Spielberg que relata la historia de un hombre magnífico, que tuvo el coraje para salvar mediante astucia y arrojo a miles de judíos de la muerte. Blair, recordando una escena de la película en la que una novia observa cómo un comandante alemán dispara y asesina a sangre fría a un prisionero, sin que haya mediado ni siquiera la menor provocación, señala que ella es tan culpable como el comandante que apretó el gatillo. No hay espectadores en esa situación, nos dice. Uno participa, le guste o no. Uno toma partido, agrega, por omisión tanto como por acción. Finalmente concluye ¿Por qué los nazis pudieron cometer las atrocidades que cometieron? ¿Por tipos como él? No, por personas como ella, afirma Blair con precisión, agudeza e inteligencia.

Y a pesar de todo, la resolución… y la muerte. “La oscuridad del abismo”. En la muerte de los caídos no hay consuelo ni sentido… a menos que asumamos, temerosos de Dios, una responsabilidad histórica: recopilar del fondo de los armarios y los cajones las cartas, los objetos, la creación intelectual, que expresan la identidad de las víctimas. Recuperar las facciones de su rostro, anotar sus nombres, imaginar sus sonrisas, escuchar sus llantos, ..en fin abrazarlos, simplemente acogerlos con ternura y el compromiso de que su muerte y su vida jamás serán olvidados.

Debemos ocuparnos de formar a generaciones de educadores para que enseñen cómo estudiar el Holocausto, y cómo aprender de él, para proporcionar un escenario y dar forma a la historia de esta brecha y al eclipse de la luz en la que el asesino asesinó, la víctima luchó por la supervivencia con humanidad, el vecino vio y calló y sólo unos pocos intentaron salvar.

 

Invitados

 

Jorge Schindler, Hernán Fischman, Ministro Hinzpeter

 

Marcelo Isaacson, Jorge Schindler, Hernán Fischman

 

Premio Luz y Memoria Jorge Schindler

 

Ministro Hinzpeter y sobreviviente

 

Jorge Schindler

Ministro Hinzpeter

 

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