Gerardo Gorodischer: “Nos hemos puesto al servicio de las instituciones”

COMUNIDAD

Por Gabriela Arditi Karlik, Revista Shalom

Nos sentamos a tomar un café. No fue fácil reunirnos. Su agenda está llena. Cinco minutos después de la hora acordada empezamos nuestra conversación con Gerardo Gorodischer. Él siempre sereno, de respuestas ultra precisas y sin pensarlas demasiado. Tiene clara la película. Y ha desempeñado su presidencia de la Comunidad Judía de Chile con gran estilo, pasión, convicción y asertividad.

Ingeniero civil industrial, está a cargo de la operación para el cono sur de la empresa Avnet, distribuidora de tecnología. Todavía le resta un año como líder de la CJCh. Ésta fue nuestra conversación.

– ¿Cómo recibió la CJCh?

-Bien. El trabajo de Gabriel y Shai fue excelente. Se había hecho un trabajo comunitario externo en el ámbito político y social muy bueno, y nosotros seguimos la misma línea, profundizando algunos aspectos en inversión social y en cambiar un poco el paradigma de la distancia entre la CJCh y las comunidades. No tenemos cómo meternos en las organizaciones judías y no es nuestro objetivo. Antes no había tanta sincronía entre la labor de la CJCh y las instituciones. Las hemos hecho partícipes, así como a sus directores y ejecutivos, de nuestras actividades, invitándolos a sumarse y nosotros a las suyas, de forma generosa y abierta, sin miramientos de “esto es tuyo y esto es mío”, sino consolidándose como bloque, sobre todo hacia la sociedad chilena.

– ¿Ha sido un año complejo?

– Este primer año ha sido bastante complejo porque tuvimos elecciones donde se esperaba un recambio importante en el Congreso, había que mantener las relaciones con el actual gobierno y proyectarse con el nuevo. Esto nos mantuvo permanentemente en actividades para posicionar a la comunidad, porque entran nuevas personas que tienen visiones distintas y hay que hacer un trabajo respecto del aporte de Israel, la CJCh y los judíos en Chile.

– ¿Cuáles han sido los logros de su gestión hasta la fecha?

– Es difícil decir cuáles son los principales. Hemos hecho una gestión participativa en la cual mi posición y la del equipo que me acompaña fue estar al servicio de la comunidad y eso proyectarlo hacia la sociedad chilena, lo cual ha hecho que todas las comunidades se sientan partícipes activos. Entre los hechos puntuales y mediáticos estuvo el tema de Murdock y el Janucá urbano, así como el Hospital de San Bernardo. Lo que íbamos a hacer es proyectar a la comunidad judía a través de actividades de todas las comunidades y ahí fue Alfredo Misraji quien nos incorporó mediáticamente. Contratamos también una agencia de comunicaciones. En cuanto al Janucá urbano, nació dentro de la CJCh con un plan para hacer una festividad judía en las calles. Junto con los rabinos se fue desarrollando una dinámica muy interesante. Creo que fue súper lindo, impresionante y hubo un muy buen recibimiento de la gente. De hecho, prendimos velas en la Plaza de Armas, con más de 500 personas bailando; en Talca, Lo Barnechea, Valparaíso y Vitacura. Creo que esto fue un hito que mostró a la comunidad. Otro tema importante es haber estado con las comunidades de regiones. En general eso no se había hecho y los presidentes de las colectividades regionales quedaron muy complacidos. Hicimos un almuerzo de camaradería para generar puentes y lazos para aunar criterios, y vinieron todos los presidentes de provincias. Hoy podemos decir que estamos representando a la comunidad judía institucionalizada. También quisiera destacar la Tefilá por Chile que fue espectacular en convocatoria, ejecución, así como Janucá en La Moneda. Además de esto, incorporamos a Yonathan Nowogrodski en el Área de Juventud. Estamos tratando de coordinar y trabajar en conjunto con los jóvenes para generar actividades de acción social o solidaridad hacia la sociedad. En el Área de Acción Social sumamos a Yonathan Rapaport, especialista en responsabilidad social empresarial.  Todo lo anterior es a nivel comunitario externo.

– Y ¿en lo interno?

– Ninguna de nuestras funciones es pretender sustituir las actividades que hacen las instituciones sino aportar, coordinar y facilitar los medios de relaciones públicas para que tengan una real resonancia en el entorno nacional. Nosotros nos hemos puesto al servicio de las instituciones y de la comunidad, y eso se ha visto porque la gente agradece, lo cual es muy satisfactorio. Hicimos un muy buen año, con muchos desafíos, mucho aprendizaje, pero fue abiertamente con un saldo positivo.

Conocimiento hacia afuera

– ¿Cuáles son los desafíos aún no cumplidos de la institución?

– Hay muchos. Hacia afuera nuestra posición es establecer los lazos de la comunidad con el nuevo gobierno, para lo cual ya estamos trabajando con los diputados electos y los senadores. La comunidad, al no tener una activa participación al interior de los conglomerados políticos, cada vez que hay cambios hay que partir de nuevo. Es ahí donde sería muy bueno que las nuevas generaciones comiencen a participar más activamente en las actividades de la sociedad chilena, involucrándose. Integrarse no es igual a asimilación. Por todo lo que representó la Segunda Guerra Mundial, los inmigrantes y el golpe militar en Chile, siempre se vio que la política nacional estaba fuera de nuestros intereses como forma de proteger a los nuestros y eso ha generado una distancia enorme de 2/3 de la sociedad chilena donde otros han sacado partido y existe un desconocimiento de quiénes y cómo somos. Después del Janucá urbano la gente abrazó la costumbre en forma maravillosa y nos agradeció el hecho de abrirnos. Nosotros debemos tener actividades hacia la sociedad en que vivimos, mostrarles que no somos extraños, y eso genera conocimiento, adherencia, simpatía y cariño; cosas positivas y el combate al odio. Mientras más nos conocen, la gente va sabiendo lo que es verdad y no, y puede comparar.

 

– ¿Qué ha sido lo dulce y agraz de su presidencia?

– El representar y trabajar por la comunidad es un honor; una satisfacción; un regalo. Por cierto que hacemos cosas bien y otras mal. Pero falta entender la importancia que tiene mostrarse como comunidad ante la sociedad chilena y también tener una presencia en los niveles donde se toman las decisiones para poder participar en ellas. Y eso cuesta. Hoy las comunidades aportan a la CJCh pero claramente el presupuesto es limitado para lo que realmente se necesita. Otra de las cosas importantes es que el equipo de la CJCh es fantástico. Marcelo Isaacson, Marcos Levy y Danit Ergas hacen un trabajo muy comprometido, esforzado, con mucha pasión y facilitan mucho la labor de la institución. También el directorio es un gran aporte y garante de que la cosa vaya bien.

– ¿Qué lo ha sorprendido tanto positiva como negativamente durante este tiempo a cargo de la institución?

– Lo positivo es que tenemos una llegada y grandes amigos en los diversos sectores de la sociedad como el Comité Interparlamentario Chileno-Israelí y la Bomba Israel N°15 de Valparaíso; gente muy comprometida que sale a defender la posición de Israel y el pueblo judío sin serlo. Esto tiene una doble valoración y genera mucho respeto por ellos. Lo difícil es la visión negativa y pesimista permanente de la comunidad palestina y la importación del conflicto del Medio Oriente por parte de ellos. Si ellos hablan del poder de los judíos, el de la Federación Palestina en Chile tiene mucha influencia y es mayor. También, hay una manifestación de los políticos chilenos de no involucrarse en el tema del Medio Oriente o importar el conflicto. Lo positivo es que la gente llama y dice “quiero aportar” y eso se agradece. A veces la gente que menos esperamos te llama por teléfono y recibes una noticia que te ayuda a seguir haciendo la labor que le corresponde a la CJCh.

Aporte fundamental

– ¿Cómo ve la participación de los jóvenes judíos al interior de la comunidad?

– Sin ninguna duda son un aporte fundamental al quehacer y activar de la comunidad. Como hay brechas generacionales de más de 25 años entre los que dirigimos y los que están saliendo de los movimientos, de repente hay incomprensiones; no se valora lo que se ha avanzado y ellos se sienten utilizados. Las cosas siempre se pueden hacer mejor. La CJCh no va a usar a nadie nunca. Los jóvenes tienen que mirar el futuro y aquilatar las cosas que tuvieron ayer, tienen hoy y tendrán mañana. El aporte de ellos es fundamental para el presente y el futuro de la comunidad. En algunos momentos, tal como los dirigentes de la comunidad dan su tiempo y hacen presencia, los jóvenes también tienen que estar y entender que están educándose para el futuro. Hemos hecho cosas interesantes no imponiendo sino construyendo en conjunto de acuerdo a lo que ellos quieren.

– ¿Han logrado un acercamiento con grupos diversos dentro de la comunidad, como por ejemplo Hod y JUGACH que agrupan a judíos gays?

– Hemos tenido algún tipo de comunicación, si bien no hemos hecho grandes trabajos en conjunto. Ellos tuvieron mucha relevancia en el tema de la Ley Antidiscriminación. Hemos tenido algunas reuniones. Estuvimos presentes en la inauguración del memorial a Daniel Zamudio donde participaron miembros de estas organizaciones. Hemos ido logrando integrar a cada uno en la CJCh, dentro de su diferencia.

– ¿Cómo ve el tema de las minorías dentro de una minoría?

– Como comunidad en general hace algunos años había gran sorpresa. Hoy ha habido una aceptación de esas minorías dentro de una minoría. No lo veo como un tema de conflicto al interior de la comunidad. Me encantaría que ellos respondieran esa pregunta, más que yo. Desde el punto de vista de una mirada global hay una aceptación abierta. De parte de ellos quizás sienten que no es así. Hay que buscar más puntos de encuentro para limar asperezas. De todas formas me parece que somos bastante más abiertos que la sociedad chilena.

Gestión de bloque

– ¿Somos una verdadera comunidad unida?

– El concepto de unidad involucra muchas cosas. Creo que hemos avanzado mucho en un concepto que tiene que ver con una participación y hacer un frente común. Al interior de la comunidad todo el mundo va a seguir siendo lo que es; cada uno seguirá siendo un ente independiente, con su propia diversidad, misión y características. Hemos avanzado hacia la sociedad chilena en el sentido que estamos enfrentando ese acercamiento más como una gestión de bloque; como una sola voz. Pero la unidad es difícil al interior de la comunidad. Sí puede haber una buena comunicación y actividades en conjunto. Si podemos generar los puentes y aplicar ese concepto, cada vez vamos a estar más juntos; más cerca. Tendremos un objetivo común.

– ¿Se ha vuelto a analizar el tema de construir un gran centro comunitario judío?

– El tema de unir a la comunidad en un solo gran edificio es casi imposible. Hoy el Círculo Israelita tiene un plan maestro; de continuidad, espectacular, tratando de buscar a los judíos que no están en la masa comunitaria. El Círculo se está proyectando hacia el futuro en su infraestructura. Por otro lado hay todo un proyecto de la B´nei Israel que ya estableció un enclave en Vitacura. Ambos proyectos permitirán que la comunidad judía pueda estar tranquila en que durante los próximos 15 ó 20 años tendrá una colectividad cerca. Yo le pediría un esfuerzo a las instituciones que son más bien satelitales, que se sumen a las instituciones que tienen grandes estructuras. El sumarse no los hace perder su identidad, como pasó con el KKL, ORT, la CIS y la CJCh. El sumarse a una institución que tiene infraestructura no los hace perder ni identidad ni poder, sobre todo cuando se complementan.

– ¿Cómo le gustaría entregar el mando de la CJCh?

– El año que se nos viene es de mucho trabajo. Tenemos que generar los puentes de comunicación. El año de instalación de un gobierno no es fácil. Ya partimos muy bien con Michelle Bachelet y queremos trabajar con ellos para ser realmente partícipes y activos en el ámbito social. También es fundamental generar una base de jóvenes que empiecen a trabajar en el mundo político y se sumen a los diferentes ámbitos sociales de Chile para poder traer participación y acción al quehacer nacional. Y ojalá que el lema “juntos somos más” se entienda. Otro tema importante es la generosidad al entender que la CJCh es una marca corporativa de la comunidad judía de Chile y todos tenemos que hacerla brillar porque es nuestra mejor defensa y la mejor forma de identificarnos con la sociedad chilena.

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