Presidenta Bachelet anuncia pronto envío al Congreso de proyecto de ley que sanciona la incitación al odio
Chile

La Presidenta de la República, hablando en la ceremonia de Januca en La Moneda anunció el pronto envío de un proyecto de ley que sanciona la incitación al odio que “ha sido trabajado, dijo, con dedicación, incluyendo distintas miradas que conviven en nuestra sociedad; dialogando, que es la única manera de enriquecer el debate”.
Texto de la intervención de la Mandataria :
“Amigas y amigos:
Es para mí, ciertamente, un honor recibirlos aquí en el Palacio de La Moneda, una vez más, en la casa de todos, para celebrar -como en años anteriores- esta Janucá, la fiesta judía de las luces, de la fuerza, de la valentía.
Una fecha que conmemora el heroísmo de un pueblo que –hace 22 siglos- se rebeló contra la opresión, que fue capaz de recuperar la libertad y el derecho a profesar su religión, sus tradiciones y sus costumbres ancestrales.
Un pueblo que supo –como en muchas otras oportunidades a lo largo de la historia- iluminar con la fuerza de la esperanza, una época oscura, dejando tras de sí un ejemplo de perseverancia, resiliencia y optimismo.
La proeza de los Macabeos y el milagro del aceite sagrado nos enseñan que no debemos ceder frente a la adversidad.
Y yo pensaba, es verdad, la vela de la inclusión volvió a apagarse. Eso demuestra que tenemos una tarea pendiente, grande, en esta línea. Pero el espíritu de Janucá está aquí, porque unos y otros lo intentaron una vez más. Y ése es el gran espíritu: las cosas no se logran siempre la primera vez, sino que se sigue -tal como nos decía el rabino sobre esto- esta necesidad de insistir, de persistir.
Entonces, yo decía que la proeza de los Macabeos justamente nos enseñaba aquello: no ceder frente a la adversidad, que debemos luchar por aquello que creemos, y especialmente por defender nuestros derechos fundamentales, entre ellos, el derecho a la vida, a la seguridad, pero por cierto, también la libertad de culto y de conciencia.
Y éstos son mensajes que perduran, que nos inspiran y que tienen que llevarnos a trabajar unidos para la construcción de un Chile mejor, donde primen esos valores compartidos de justicia, de equidad, de inclusión, de respeto a la diversidad.
Y estas 8 velas tan significativas, la diversidad, la inclusión, la solidaridad, la justicia, la coexistencia, la libertad de expresión -¿se apagó también?, no, la paz es la última-, el diálogo, tan importante el diálogo, representan, justamente, yo diría, valores que todos aquí compartimos.
Y hoy, más de 2000 años después de la recuperación del Templo Sagrado, enfrentamos desafíos distintos, sin duda. Nada, en lo inmediato, pone en peligro nuestras vidas, y hemos logrado ampliar significativamente el marco de derechos individuales y colectivos de los que todos somos titulares.
Pero ésta es una realidad que no podemos dar por sentada, y que debemos cuidar entre todos, día a día. Porque la historia nos ha enseñado que es posible -incluso que es relativamente fácil- perder el rumbo y desandar lo avanzado.
No podemos retroceder a aquellas épocas oscuras -del pasado lejano y del reciente- que, como bien sabemos, estuvieron marcadas por la violencia, la intolerancia y la exclusión.
No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras en el mundo resurgen con fuerza los discursos fundamentalistas, nacionalistas y xenófobos. Discursos que plantan las semillas de la división y la desconfianza, que también se plantean en Chile, y cuyos frutos pueden ser sumamente peligrosos, como vimos -muchos de ustedes muy de cerca- durante la primera mitad del siglo XX.
Y creo que esta nueva celebración de Janucá es un momento propicio para renovar nuestro compromiso con los valores que hacen posible la vida en común, y con el respeto irrestricto de los derechos que todo ser humano posee, independientemente de su género, pertenencia, procedencia o condición social.
Hoy, más que nunca, debemos hacer un esfuerzo por iluminar y enaltecer el debate público, por evadir las respuestas simples a problemas complejos, por reforzar el diálogo y el respeto mutuo, y por abrir espacios de encuentro que nos permitan conocernos y valorar la diversidad.
Debemos construir puentes, no murallas ni de concreto ni de prejuicios.
Y esto último, justamente, es lo que el Gobierno está haciendo, por medio –por ejemplo- de la Oficina Nacional de Asuntos Religiosos, y apoyando iniciativas como la creación de la Asociación de Diálogo Interreligioso y Desarrollo Humano, actualmente presidida por el Rabino Daniel Zang.
Y en la misma dirección, el aporte de la Comunidad Judía de Chile es, sin duda, invaluable. Porque en la tarea de hacer del nuestro un país mejor –más justo e inclusivo- la Comunidad -en sus 110 años de existencia organizada- ha cumplido y sé que seguirá cumpliendo un rol fundamental.
Podemos dar muchísimos ejemplos de ello, pero quizás uno de los más significativos es la energía que la institución puso -junto con otras organizaciones civiles- para sacar adelante la tan necesaria Ley Antidiscriminación.
Y es la misma energía que han puesto para promover la Ley que sanciona la incitación al odio, que nos recordaba recién el Presidente de la Comunidad.
Quiero decirle presidente, que estamos mejor que la última vez que nos recordó eso, que dimos la tarea –como a usted le consta- y que éste es un proyecto que ha sido trabajado con dedicación, incluyendo distintas miradas que conviven en nuestra sociedad; dialogando, que es la única manera de enriquecer el debate. Prontamente, la enviaremos al Congreso como habíamos prometido.
Amigas y amigos:
Esperamos que esta Januquia ilumine nuestro presente y nuestro futuro. Y que la conmemoración de la hazaña de los Macabeos nos recuerde que hasta los objetivos más difíciles son realizables, si hay esperanza, si hay perseverancia y unión.
Les deseo a todos, feliz Janucá.
¡Januca Sameaj!
Muchas gracias”.