El plan radical de la Hermandad Musulmana para Egipto
Medio Oriente

The Washington Institute
Por Eric Trager
10 de enero, 2012
Dada la perspectiva anti-Occidental de la Hermandad Musulmana, Washington debe prepararse para la fuerte posibilidad de mantener solo una limitada influencia en el próximo gobierno en Egipto.
Mañana, cuando la tercera y última vuelta de las elecciones parlamentarias en Egipto concluya, el Partido de Libertad y Justicia de Hermandad Musulmana (FJP) se espera que consolide su predominio en la próxima legislatura. A pesar que, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, mantiene el poder ejecutivo, la victoria política de FJP promete cambios radicales para Egipto, incluyendo un programa teocrático interno y una política exterior confrontativa. EEUU no debería ilusionarse con los objetivos del partido o su capacidad de moderación. Hasta tanto el FJP esté en el poder, Washington debería condicionar las relaciones bilaterales futuras a su comportamiento respecto a los intereses estadounidenses clave, incluyendo el tratamiento de minorías religiosas, el tratado de paz de Egipto con Israel y el contraterrorismo.
Antecedentes
El FJP fue autorizado, el 30 de abril de 2011, para ejercer convirtiéndose en el segundo nuevo partido reconocido por el gobierno, después de la destitución de Hosni Mubarak (11 de febrero, 2011). Inicialmente, buscó apaciguar los temores de una toma de poder islamista post-Mubarak, prometiendo perseguir menos que el 50 por ciento de las bancas. Pero, luego que, a fines de octubre, su alianza electoral con el Partido Wafd se acabara, el FJP anunció que competiría por el 77 % de las bancas.
En la primera ronda electoral, que comenzó el 28 de noviembre, la coalición del FJP ganó una cantidad estimada de 73 de las 150 bancas (48.7 %) y, en la segunda vuelta, que comenzó el 14 de diciembre, un estimativo de 79 de 172 bancas (45.9%). Se espera que, su margen de victoria, se incremente en la tercera ronda, que está teniendo lugar en las tradicionales fortalezas de la Hermandad ( las gobernaciones de Gharbiyah y Daqahliyah).
Una Política Interna Teocrática
El objetivo primordial del FJP es establecer un Estado islámico, en el cual la sharía sería la fuente principal de ley. A pesar que, los líderes del FJP, destacan correctamente que, “los principios de la sharía eran la fuente principal de legislación” bajo el Artículo II de la Constitución (1971), suspendida a continuación de la expulsión de Mubarak, el partido intenta implementar leyes basadas en la sharía más exhaustivamente que anteriormente. La plataforma del FJP establece que, “la sharía, en su esencia (…) organiza los variados aspectos de la vida para los musulmanes y para aquellos no-musulmanes que participan, con ellos, en el Estado”. Por tanto, los objetivos teocráticos del partido, probablemente, cambien muchos aspectos de la política doméstica egipcia.
Esas tres cuestiones deberían ser de especial interés para Washington. Primero, los líderes del FJP dijeron, una y otra vez, que prohibirían el alcohol y la vestimenta de playa (esenciales para la industria del turismo que recauda, casi, el 10 % de la economía). Segundo, Egipto enfrenta una severa crisis monetaria, y su capacidad para atraer inversiones extranjeras podría verse dificultada por la intención de la Hermandad de implementar la prohibición coránica sobre el interés, basado en los bancos. Tercero, los parlamentarios, recientemente elegidos del FJP, afirmaron que no tolerarán críticas del Islam o la sharía, incluyendo aquellas realizadas por cristianos y seculares. En los últimos meses, los abogados – afiliados a Hermandad- presentaron demandas contra organizaciones e individuos acusados de insultar al Islam. Esos intentos, de limitar la libertad de expresión, probablemente se intensifiquen una vez que, el FJP, asuma el control del parlamento.
Una Política Exterior Confrontativa
La Hermandad está señalando, de manera similar, su preferencia por el radicalismo sobre el realismo en las relaciones exteriores. Por ejemplo, el Guía Supremo, Muhammad Badie, declaró que, luego de formar el nuevo gobierno, la organización perseguiría su objetivo final de establecer “un califato guiado, con corrección, para la educación del mundo”. Ese objetivo podría ser, a corto plazo, irreal pero, la Hermandad, ya está trabajando – a través del FJP- para inclinar a Egipto, desde sus aliados de Occidente hacia una política exterior islamista.
El tratado de paz con Israel será, tal vez, la primera víctima de un gobierno liderado por FJP. A pesar que, el partido, dijo que honrará los tratados internacionales de Egipto, forjo una excepción para los Acuerdos de Oslo, que intentan colocar bajo un referendo nacional, auto – protegiéndose de la responsabilidad directa por la desaparición del Tratado. Mientras tanto, la Hermandad amplio, en las últimas semanas, su postura de confrontación hacia Israel, por medio de prometer que nunca reconocerá al Estado y recibió cálidamente al líder de Hamas, Ismail Haniyeh, en Cairo.
Probablemente no sea moderado
Es tentador creer que, el FJP, se moderará una vez que llegue al poder, pero cuatro factores hacen que eso sea altamente improbable. Primero, a pesar que la Hermandad retrató, con frecuencia, al FJP como una entidad separada, la distinción entre la “organización” y su “ala política” es superficial. Los quince miembros de la Oficina Guía de la Hermandad, elegidos como líderes del FJP, son todos ex miembros de esa oficina. Más aun; la elección de Muhammad Morsi- de línea dura- como el primer presidente de FJP sugirió que, la Hermandad, estaba comprometida en garantizar que el partido no se desvíe de los principios de su organización matriz.
Segundo, la Hermandad asegura la rigidez ideológica del FJP, reteniendo el control directo sobre sus procesos de nominación parlamentaria. Los nuevos parlamentarios del FJP serán, por largo tiempo, Hermanos Musulmanes cuyas candidaturas fueron examinadas por múltiples estratos del liderazgo de la organización.
Tercero, el surgimiento – como segunda facción más poderosa de Egipto – del partido salafista Nour, hace de la moderación una elección estratégicamente peligrosa para FJP. Mucho – del llamado del Partido Nour- se basan en su reclamo de representar al “verdadero” Islam, haciéndolo árbitro respetado de los principios islámicos dentro de la política egipcia. El FJP se arriesga a perder apoyo entre un electorado abrumadoramente religioso desde su doctrina islamista. Es improbable estar en desacuerdo con el Partido Nour, sobre la base de principios coránicos tales como las prohibiciones sobre la usura y el alcohol.
Finalmente, el FJP invito a al-Gamaa al-Islamiyah, organización designada como terrorista por EEUU, a unirse en la futura coalición de gobierno. La inclusión de esta violenta e históricamente radical facción reduce la probabilidad que, la Hermandad, persiga una agenda moderada, y complicará los esfuerzos estadounidenses de cooperar con el próximo gabinete egipcio.
Opciones Políticas de EEUU
El hecho que el FJP ganase el poder parlamentario a través de las elecciones no debería engañar a los legisladores a creer que, la organización, está comprometida con principios democráticos o moderados. Por esta razón, Washington debería usar su actual compromiso con los líderes de Hermandad para comunicar que, el futuro de las relaciones entre EEUU y Egipto, depende del comportamiento de la organización respecto a tres intereses estadounidenses clave.
Primero, la administración de Obama debería comunicar sus preocupaciones, de manera directa, sobre el status de las minorías religiosas bajo la ley islámica. Específicamente, debería exigir que, la Hermandad, ponga fin a su litigio opuesto a los principios liberales contra cristianos y seculares acusados de insultar al Islam, y advertir contra la criminalización del disenso público contra la sharía.
Segundo, Washington debería insistir en que, Egipto, mantenga su tratado de paz con Israel, diciendo a la Hermandad que cualquier referéndum, sobre los Acuerdos de Camp David, será interpretado como un intento de destruir ese acuerdo. En recientes conversaciones, los líderes de la Hermandad expresaron su creencia que, no serían culpados si, el acuerdo, fuera revocado por un voto a nivel nacional, tal como parece probable.
Tercero, Washington debería dejar en claro que espera que, el gobierno egipcio, combata – a nivel interno – al terrorismo. En esta línea, representantes estadounidenses deberían usar sus encuentros con líderes de la Hermandad para insistir en que, esos grupos terroristas (tales como al-Gamaa al-Islamiyah) sean excluidos de futuros gobiernos.
Washington debería presionar más a la Hermandad para producir un plan de estabilización del Sinaí. En las últimas conversaciones, los líderes de la organización supieron que, la creciente actividad terrorista en la península, es tanto un problema de seguridad interno como una potencial chispa para crisis con Israel. Dado que EEUU y la Hermandad comparten un interés en la estabilidad y, tal vez, el desarrollo del Sinaí, este tema podría proveer de una apertura para la cooperación.
Dada la perspectiva anti-occidental de la Hermandad, Washington debe prepararse para la fuerte posibilidad que solo mantenga una limitada influencia con el próximo gobierno de Egipto. De acuerdo con ello, la administración Obama debería explorar la posibilidad de un marco multilateral para alentar a Egipto- liderado por la Hermandad-, a mantener la paz con Israel, respetar los derechos de las minorías y combatir el terrorismo.
Eric Trager, miembro de The Washington Institute’s Ira Weiner, es estudiante de doctorado en ciencia política en la Universidad de Pensilvania, donde está escribiendo su disertación sobre partidos de oposición egipcios.