Mensaje del Presidente de la CJCh en acto de homenaje a David Feuerstein
Chile, COMUNIDAD

“David, nuestro querido David, ya no está entre nosotros. Su partida nos impedirá volver a ver a este hombre decidido, directo y claro con su propósito, quien se aproximó al prójimo no sólo ofreciendo bondad y solidaridad sino un mensaje de su inequívoca pertenencia a un pueblo milenario que heredó sus valores a la sociedad judeo-occidental. Cuando lo hacía, con su conocida particularidad, promovía con autenticidad y pasión el orgullo que sentía ser parte de un pueblo que a pesar de sus trágicos avatares ha logrado sobrevivir, alcanzando como coronación la recuperación de su tierra ancestral transformada en un moderno Estado al que, desde la distancia, le entregó toda su energía….tanta y comprometida, que vivía y respiraba por su futuro, seguridad y bienestar.
David fue un ejemplo de constancia y trabajo colectivo. Y su obra es patente aquí así como en otros lugares de nuestra geografía comunitaria. Sin reclamar cansancio ni horario, entregó su vida por el judaísmo local e Israel y en un contexto aún más estricto a la tarea de fortalecer la memoria de la Shoah de la cual sus padres y hermanos no pudieron escapar, sobreviviendo para contarla.
“Por qué me dejaste vivo”, le preguntó a Dios cuando escapó de Auschwitz al descubrir que su familia había sido exterminada. Se dio tiempo para una explicación y se dijo asimismo que Dios le había dado la oportunidad de sobrevivir para denunciar lo que había sucedido, para luchar contra el olvido y la asimilación. Desde entonces, dijo en una entrevista, “trabajo para que la historia no se repita. Quedé para aportarle algo a la humanidad. Es un deber preservar la memoria de aquellos que fueron exterminados y recordar el Holocausto a través de la educación, contando lo sucedido para evitar que en el futuro el mundo, repentinamente desorientado por ideologías fanáticas y armas de destrucción masiva, pueda desencadenar futuros desastres”.
El David ausente es una irreparable pérdida para Israel y el Pueblo Judío, y un profundo vacío en la prosecución de la tarea de preservar la memoria de la Shoah y el honor de las víctimas, pero al mismo tiempo un desafío para las actuales y futuras generaciones en cuanto a tomar en sus manos el ejemplo y la obra de David que nos enseñó, a través de sus acciones, cuán importante es sentir orgullo de la condición judía y cuán trascendente respetar, conservar y proyectar la memoria.
El mejor homenaje a David es luchar contra el olvido. Un compromiso del cual no podemos escapar hoy ni nunca, por la sagrada e imperiosa misión de asegurar el dor hemshej del pueblo judío, por doquier.
Nuestro querido David, presidente de Yad Vashem-Chile, ícono indiscutido de Yad Vashem Mundial, fue reconocido en vida como un chileno más en virtud al otorgamiento de la ciudadanía por gracia. Fue en razón de sus méritos, destacados durante un homenaje a través de discursos laudatorios expresados por Lily Peres, Soledad Alvear, Hernán Larraín, Camilo Escalona y Jorge Pizarro, en su calidad Presidente de la Cámara Alta en la ocasión. Este último calificó su obra “como un testimonio de lucha y de vida, que vence a la muerte y al intento de imponer la intolerancia y la barbarie, sustentado en falsas doctrinas acerca de supuestas superioridades y predestinaciones”.
Al otorgársele la ciudadanía por gracia se hizo presente su trascendente lucha por la tolerancia y los derechos humanos, actitud merecedora del reconocimiento reservado a aquellas personas que han ofrecido valiosos servicios a los que alude la Constitución Política de la República de Chile.
En esta solemne ocasión, en la que se cumplen los shloshim de David, queremos expresarle nuestro cariño a su persona y familia, así como nuestro agradecimiento por el inconmensurable aporte a nuestra causa común, con el compromiso de no abandonar jamás la obra que abrazó. Y sobre la cual dijo en una ocasión: “por qué tendríamos que tener vergüenza en decir “aquí estamos”, es bueno tener voces para evitar el antisemitismo, no hay que esconderse”. Más que una frase, la columna vertebral que afirmó su vida judía.
Cuando pienso en David no puedo dejar de recordar el poema de la compositora Eladia Blazques “Honrar la Vida” que dice … “merecer la vida es erguirse vertical más allá del mal, de las caídas..”
David descansa en paz, con la satisfacción de haber cumplido una vida plena de valores, habiendo dejado un legado que se eternizará en nosotros.
Deseo terminar con unas palabras únicas que las hiciste tuyas: ”Eso de durar y transcurrir no nos da derecho a presumir porque no es lo mismo que vivir… honrar la vida”.”.