Parashat Tetzavé
COMUNIDAD

(sábado 3 de Marzo)
¿Qué nos ponemos hoy?
Un hombre muy pobre fue invitado a una fiesta, y como fue con las ropas que tenía puestas, lo sentaron en la última fila. Le dieron un vaso de agua y un poco de pescado mientras que a los demás invitados les daban refinados jugos y los mejores manjares.
Pocas semanas después de terminada la fiesta, este hombre encontró un frac casi nuevo que había utilizado el padre de la novia y que decidió tirarlo a la basura porque ya no lo iba a necesitar nuevamente. A los pocos días se enteró que había una nueva fiesta en la ciudad a la cual fue con esas ropas lujosas que había encontrado. Por supuesto que lo recibieron con grandes honores y lo sentaron en la mesa principal. Cuando le sirvieron el plato principal, el mendigo tomó el plato y comenzó a vaciarlo en los bolsillos y sobre su ropa. El resto de la gente no lo podía creer, una persona tan fina ensuciándose de esa forma la ropa. Cuando le preguntaron el motivo de su conducta el hombre pobre contestó: dado que me dieron todos estos manjares no por mí, sino por mi ropa, debo darle de comer primero a ella.
La primera vez que la Tora nos habla sobre la confección de ropa es en Bereshit, donde D´s mismo es el que le confecciona las ropas a Adam y Java antes de expulsarlos del paraíso. Para la Tora , la facultad que tenemos los seres humanos de confeccionar nuestra propia ropa es una habilidad casi divina, que con el tiempo ha ido perdiendo su valor. La ropa ya no es sólo un objeto que nos protege de la lluvia, del frío o del calor sino que, al igual que en el relato anterior, se ha transformado en un símbolo de cuanto dinero tenemos. Importa si tiene un lagarto, o si tiene un polista, o si tiene tal o cual dibujo que representa tal o cual marca. Y justamente la parasha de mañana intenta devolvernos a ese equilibrio perdido entre la ropa y su función. El Cohen Gadol debía confeccionar prendas maravillosas que eran hechas con el oro y las telas más finas, no para él, sino “lejavod uletifaret”- para honor y gloria de D`s. Estas prendas le ayudaban al Cohen Gadol a sentir la presencia de D´s en su vida.
¿Cómo reestablecer entonces al equilibrio al que nos invita la parasha de mañana? Quizás volviendo a nuestra milenaria tradición. Un judío cuando viste una prenda nueva debe agradecerle a D´s diciendo dos bendiciones: Malvish Arumim y Shehejeyanu. Que lindo sería volver a este equilibrio y agradecerle a D´s por la ropa que tenemos. Si no sabes la primera bendición, está en el Sidur en la pagina 4 y la segunda Shehejeyanu, seguramente alguien de tu familia la conoce. Como en el relato del comienzo, sólo de nosotros depende que la ropa no sea únicamente una ostentación, sino el reconocimiento de D´s en nuestra vida.
Shabat Shalom!
Rabino Marcelo Kormis
(Fuente: La Palabra Israelita)