Shai Agosin: Esta fiesta de Januca es una invitación a aceptar, amar y aprender de lo diverso (Discurso de Jánuca en La Moneda)

Chile, COMUNIDAD

Se ofrece a continuación, el discurso del Presidente de la Comunidad Judia, Shai Agosin en la ceremonia de Januca en el Palacio de La Moneda.

“Ocurrió  en Jerusalem, hace más de 2000 años, el milagro de Janucá, que se extiende durante ocho días, se prende una luminaria por cada día que dura la festividad. Algo que parece tan trivial, en realidad no lo es.

Un discípulo del sabio Hillel, -que fue fundador de una de las escuelas talmúdicas mas conocidas de la antigüedad- hace ya siglos, le preguntó porque cada día de la festividad agregamos una vela, en vez de comenzar prendiendo las ocho velas y, luego, quitar una a una hasta llegar al número indicado. Hillel le respondió: “Si piensas que has alcanzado la cúspide de la vida o incluso una posición honorable, si piensas que has hecho todo aquello que debe hacerse en la vida y que el honor ahora debe llegarte, vuelve a pensarlo,
enciende una vela adicional cada noche, crece día a día, busca ser mejor”.

Esta respuesta refleja el maravilloso espíritu que hay detrás de esta festividad de las luces, ir encendiendo cada noche una vela adicional, para ir reconociendo en cada una de ellas el esplendor y la magia de la vida.

Y así como nosotros, judíos de todo el mundo, de todas las lenguas, de todos los países, en La Moneda, en la Casa Blanca, en el Kremlin y en el Ayuntamiento de Madrid, están hoy enciendiendo una a una las velas del milagro de Januca.

De esa forma, en diversas ciudades, países, continentes se está conmemorando el triunfo de los judíos, los macabim, frente al rey seléucida Antíoco IV Epífanes, en el Siglo II AC, que pretendíó impedir su libertad de culto, prohibiendo el estudio de la Tora, , y borrar cualquier vestigio de judaísmo.

Esa historia no es ajena, ni antigua. En la actualidad, en diversas latitudes del planeta, a muchas personas y pueblos se les prohíbe continuar con sus tradiciones y costumbres, se les intenta coartar la libertad.

Por eso, lo que se estamos festejando y recordando hoy es el triunfo de un valor universal, justo y noble: El derecho de cada pueblo, etnia, o nación a vivir de acuerdo con sus leyes y costumbres. A este valor, hoy en día, lo llamamos respeto por la diversidad.

Y este valor tan fundamental en nuestros tiempos, nos lleva a otro aspecto de esta festividad: la palabra Jánuca tiene la misma raíz hebrea que “Jinuj”: que significa educación. Y, justamente, es la educación la mejor herramienta con la que contamos para promover una sociedad basada en el respeto por la diversidad, una educación que enseñe el valor de la libertad, la inclusión, el respeto a lo diferente.

Esta fiesta judía es una invitación a aceptar, amar, aprender de lo diverso, a entender que no sólo aportamos al país quienes nacimos y crecimos aquí, sino también los inmigrantes, los recién llegados de todos los rincones de la tierra, sin importar su orígen, su color o su religión.

Por eso, felicito una vez más a la Presidenta Bachelet por el envío al Congreso de la Ley contra la Incitación a la Violencia, que es una herramienta concreta para velar por el respeto a la diversidad y a la inclusión, y hago un llamado al actual y al entrante Congreso a aprobarla lo antes posible.

Nuestros sabios han encontrado otros símbolos y mensajes de Jánuca relacionados con esa chispa de luz. Así, por ejemplo, han señalado que las velas de Janucá deben ser puestas en el lado exterior de la puerta de la casa, de forma de atrevernos a iluminar el exterior, iluminar al resto con nuestra luz; pero tanto o más importante -han dicho- es iluminar el interior, nuestro interior, la neshamá. (El alma).

Cada uno de nosotros tiene una neshamá, una luz interior, una llama interna que nos da fuerza; esa es la luz de Jánuca, ese espíritu que nos ayuda a despertar, mirar el mundo de manera distinta, intentar recuperar el diálogo, la libertad, la mística que muchas veces son y han sido opacadas.

Quiero hacer un reconocimiento especial a nuestra anfitriona: la presidenta Michelle Bachelet. Ella no sólo nos acompaña en esta ocasión, sino lo ha hecho en los últimos Janucas, Tefilot por Chile y en tantos otros momentos importantes, expresando siempre su cariño para con nuestra Comunidad, lo cual agradecemos muy sinceramente.

A propósito de su próximo cambio de labores, queremos agradecerle profundamente -y por su intermedio a todo el gobierno- no sólo por participar en nuestros ritos y costumbres, sino por sus gestos de cariño, compromiso, por habernos recibido, escuchado y trabajado con nosotros en instancias como la Ley de Incitación a la Violencia. Le deseamos mucha luminosidad y suerte en el nuevo camino.

Quedan aún cuatro días para prender velas de Janucá de forma que los invito a que antes de encender las velas del candelabro busquemos esa la luz interior, la neshamá en cada uno de nosotros, que nos permita respetar la diversidad y amar la inclusión.

Para ello, les propongo inspirarse en el premio nobel de la paz, Simon Peres:

“Sabemos la naturaleza de las velas, una puede iluminar en la oscuridad. Pero el viento puede poner un final a la luz. Entonces la vida es eso, mantener la luz y evitar vientos que le pongan un fin. La luz es necesaria para mostrar la mejor parte de nuestra existencia. La luz es básicamente optimismo. Más vemos y creemos, más vemos y podemos amar, más vemos y más podemos distinguir”.

¡Feliz Janucá, Feliz Navidad, Felices Fiestas!

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