La tensión que se respira en Israel ante amenaza nuclear de Irán

Israel

Por Paulina Salcedo G – Desde Israel

«Las autoridades israelíes han reforzado las medidas de seguridad, por lo que los pasajeros deben permanecer sentados, con las ventanillas abiertas y sus cinturones ajustados».

La advertencia del piloto del avión, al ingresar al espacio aéreo israelí a pocos minutos de aterrizar en Tel Aviv, es una de las primeras señales del permanente resguardo -visible y a veces invisible- que existe en cada rincón de Israel.

Luego, en medio del hervidero de gente que se agolpa en las estrechas calles de la ciudad vieja de Jerusalén, formando un mosaico de costumbres, orígenes y creencias (judía, católica, árabe, musulmanes, griegos, cristianos coptos y etíopes), 320 cámaras de TV vigilan desde puntos estratégicos cualquier posible atentado.

A la mínima señal de peligro, en menos de un minuto, varios de los 29 mil hombres que integran la fuerza policial israelí estarán allí para neutralizar el ataque.

En paralelo, otros 9 mil efectivos custodian las fronteras con Siria, Líbano, Jordania y Egipto, además de las serpenteantes líneas que dividen internamente el disputado territorio entre judíos y palestinos.

Además, en las ciudades cercanas a Gaza -territorio controlado por el grupo radical palestino Hamas-, los judíos tienen refugios construidos en sus propias casas, colegios, plazas y paraderos, tal como lo vio en terreno «La Segunda».

Sin Embargo, esta semana la amenaza que se activó en Israel proviene de mucho más lejos.
Y no se trata de cohetes con explosivos como el que cayó la semana pasada en el sur del país, desde Gaza.
Según el último informe de la OIEA (Organismo Internacional de Energía Atómica), Irán ya tiene la capacidad para armar una bomba atómica.

Días antes de que se revelara el contenido del documento, el Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, la había comenzado a buscar consenso entre los hombres de su gabinete para conseguir el apoyo necesario en caso de adoptar una acción militar contra Teherán, según la prensa local.

Así, los ánimos se caldearon.
El Presidente israelí Simón Peres advirtió que «el tiempo se acaba» para frenar a los iraníes, mientras que el Mandatario de Irán, Mahmoud Ahmadinejad amenazó con una respuesta «apocalíptica» si son atacados.
«La Segunda» recorrió Tel Aviv, Jerusalén, Belén y Sderot y midió la temperatura de la nueva caldera que amenaza con encenderse en el ya convulsionado Medio Oriente.

«Puedo ser naif, pero no creo que pase algo»

En los cafés y restaurantes, se palpa la preocupación de los judíos. Esta nueva amenaza a su seguridad, su eterno fant5asma, los inquieta.
Sharon Oxman acaba de titularse como experta en Relaciones Internacionales en la Universidad Hebrea y trabaja como coordinadora de la «Israeli Presidential Conference».

Hace pocos meses inició su vida en pareja en un departamento en Jerusalén y disfruta de una velada en un pub de la capital judía.
Cuando le preguntamos por el conflicto con Irán dice que «si Netanyahu toma alguna acción, puede ser muy peligroso no sólo por la reacción de Irán sino también por la de los países vecinos que lo pueden ver como un ataque la islam. A su vez, i Irán nos ataca con una supuesta bomba nuclear, sabe la represalia que recibirá. Pero también sabemos que el Presidente Ahmadinejad no actúa muy lógicamente».

Sharon confiesa que le cuesta sacarse su sello profesional y hablar como una ciudadana. Sin embargo, finalmente dice que «puedo ser naif, pero espero y no creo que pase algo en un futuro cercano».

Misiles iraníes llegarían a Europa

Los judíos tienen vivo el recuerdo de lo que pasó en 1981 y 2007.
En el primer caso, Israel bombardeó el centro nuclear Tammuz de Irak temiendo el pronto inicio de su fase activa para fabricar una bomba atómica. En el segundo, replico la acción en Siria por las mismas razones.

De repetirse la historia, la opiniones están divididas: el 41% de los israelíes apoya un ataque, un 39% lo rechaza, un 20% está indeciso, según una encuesta del diario «Haaretz».

Pero el escenario ahora es muy distinto, advierte Raphael Israelí, académico del Truman Research Institute de la Universidad Hebrea.
«irán es tres veces más grande en terreno y población que Irak. Además Teherán es el segundo productor de petróleo después de Arabia Saudita. Y tiene misiles, con la ayuda de Rusia, China y Corea, con un alcance de 4 mil kilómetros y que podrían llegar a Roma o París, no sólo a Israel», señala a «La Segunda».
A su juicio, «Europa está en pánico, con su crisis económica, y Estados Unidos es el único que podría tomar una decisión, pero Barack Obama no tiene capacidad para hacerlo, pues desde que asumió ha dicho que el no irá a la guerra y que privilegiará el diálogo».

A esto añade un problema logístico: se estima que Irán tiene repartidas sus plantas de enriquecimiento de uranio (para hacer una bomba atómica) en 35 puntos de su extenso territorio.
-Cuando se ataque, hay que hacerlo sobre los 35 lugares y eso sólo puede hacerlo Estados Unidos, recalca.
Para el profesor Raphael Israelí, el mejor consejo en este momento es «esperar».
-Si hay un ataque a Irán, se nos vendrían encima los ataques de Hamas y Hezbollah (organización islamita radical iraní) y ése es un caballo difícil de controlar. El precio sería muy alto.

«Hay que hacer algo antes de cruzar la línea roja»

En la Knesset (Congreso) israelí, el parlamentario Nachman Shai (del partido KADIMA) es enfático: «No quiero la guerra, pero quiero que Irán detenga su producción nuclear».
A su juicio, una acción militar en contra de Teherán es negativa porque «ellos van a utilizar la fuerza militar también. Tienen misiles, unos 60 mil cohetes, y están cubiertos por Hezbollah y Hamas, que están esperando la orden para salir. Pero es urgente hacer algo antes de cruzar esa línea roja que, de hacerlo, sería sin retorno».

Y recalca: «Irán es un peligro para nosotros, pero también para Sudamérica por los lazos que tiene con el Presidente venezolano, Hugo Chávez. Irán quiere ser un imperio poderoso y controlar todo Medio Oriente. ¿Qué va hacer el mundo para detenerlo?».

 

 

Micky Rosenfeld, superintendente y vocero de la Policía ísraelí

 

 

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