Mitos y Realidades sobre la bomba atómica iraní

Mitos y Realidades

Mito: “El tiempo no está del lado de Irán en cuanto a la adquisición de su bomba atómica”

Realidad: La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) publicó un informe, el 8 de noviembre de 2011, con nuevas evidencias del compromiso de Irán de construir un arma nuclear y el progreso que realizó hacia la consecución de su objetivo. La AIEA expresa “más preocupación sobre la posible existencia iraní de instalaciones nucleares no declaradas y materiales” y “fue informada que Irán emprendió trabajos para fabricar cápsulas, pequeñas, adecuadas para utilizar como contenedores de un componente de material nuclear. Irán puede experimentar con esos componentes a fin de evaluar su rendimiento en la generación de neutrones. Esos componentes, si fueran colocados, y comprimidos, en el centro nuclear de un dispositivo nuclear de tipo implosión, pueden producir un estallido de neutrones apropiado para iniciar una reacción de fisión en cadena”, establece el informe.

Sin desear tomar acción militar, la comunidad internacional intentó con la estrategia del palo y la zanahoria para detener la marcha iraní hacia el límite nuclear. Años de infructuosas negociaciones y ofrecimientos de incentivos fueron considerados, por los iraníes, como signos de debilidad occidental y aprovechados para acelerar su programa. Tal como múltiples informes de la AIEA ilustraron, las sanciones no tuvieron más impacto – ante el fracaso de varias naciones- para aplicarlas de manera rigurosa y, otros países, en especial China, las desacataron, abiertamente. Los esfuerzos para imponer sanciones más severas probaron ser inútiles al bloquear China y Rusia su adopción ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

La política estadounidense resultó un fracaso. La Administración Obama primero intentó negociar con los iraníes y fue visto tan torpe como los europeos que, previamente, fracasaron en disuadir a Irán de construir una bomba.

La Administración continuo aplicando medidas a medias y rechazó imponer toda sanción significativa que pudiera infligir seriamente alguna penalidad en el liderazgo iraní o el público en general. El temor de herir al pueblo garantizo que no sufran lo suficiente como para poner en riesgo una revolución contra el régimen.

Los únicos esfuerzos revelados, de modo público, para frenar a los iraníes que han, según se informa, desacelerado el proceso, fueron los operativos, cuasi-militares, que incluyen el asesinato de científicos nucleares y el uso de material bélico cibernético para infectar – con virus – los sistemas computarizados del programa nuclear. El informe de AIEA deja en claro que, incluso esas operaciones encubiertas, no desalentaron a Irán de perseguir un arma y realizar progresos hacia su objetivo.

Algunos apologistas de Irán sugieren que, el régimen, no plantea peligro alguno a los intereses de EEUU. Eso es una tontería. Irán financia el terrorismo internacional. Trabaja para socavar la paz árabe-israelí. Amenaza los suministros de petróleo, promueve la inestabilidad, apunta contra nuestras tropas en la región y tramó un complot terrorista en Washington D.C. El Irán pre-nuclear ya está incitando la proliferación dado que, los rivales árabes, comienzan a explorar la disuasión nuclear.

Las naciones de Medio Oriente no dudan sobre el peligro planteado por los iraníes y, con excepción de sus aliados en Siria y sus representantes en Líbano, están unidos en llamar a medidas para frenar el programa nuclear de Irán. Arabia Saudita no mantuvo en secreto su deseo de ver que, EEUU, use su fuerza militar contra Irán.

Irán continúa en lo que parece ser una marcha inexorable para unirse al club nuclear. Las continuadas políticas que fracasaron durante una década no detendrán ese avance.

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