CJCh realizó reconocimiento al ministro Cristián Larroulet en Día Internacional del Holocausto

COMUNIDAD

La Comunidad Judía de Chile (CJCh) entregó el reconocimiento “Luz y Memoria” al Ministro Secretario General de la Presidencia, Cristián Larroulet, durante el acto de conmemoración del Día Internacional del Holocausto que tuvo lugar hoy viernes 27 de enero, en dependencias del Ministerio de Relaciones Exteriores.

La ceremonia, convocada y organizada por la Cancillería, la CJCh y Bnai Brith con la colaboración de la Fundación Memoria Viva y la Sociedad Chilena para Yad Vashem , reunió a ministros de Estado, autoridades nacionales, embajadores y miembros de la Comunidad Judía, entre otras personalidades invitadas, marco durante el cual se ofreció la distinción al Secretario de Estado por su rol y apoyo a la tramitación de la Ley Antidiscriminatoria , por su trabajo a favor de la tolerancia y respeto a la diversidad, y su amistad para con la Comunidad Judía.

El acto, que se desarrolló con una introducción sobre el significado de la conmemoración, instituida por la Organización de las Naciones Unidas en recuerdo del 27 de enero de 1945 cuando se liberó por los soviéticos el campo de exterminio de Auschwitz, empezó con el encendido de seis velas en memoria de las seis millones de víctimas judías durante la Shoá y una oración litúrgica del Rabino Javier Waissbluth seguido de las intervenciones del Ministro (s) de Relaciones Exteriores, Fernando Schmidt , el Presidente en ejercicio de la Comunidad Judía de Chile , Hernán Fischman y el Ministro Secretario General de la Presidencia, Cristián Larroule. En la misma ocasión, intervino la cantante lírica Ester Cohen y se proyectó un documental , producido por la Fundación Luz y Memoria , con testimonios de sobrevivientes del Holocausto que viven en Chile.

Discurso del Ministro (s) de Relaciones Exteriores, Fernando Schmidt

Discurso del Ministro (s) de Relaciones Exteriores, Fernando Schmidt:

“Nos reunimos hoy para conmemorar el Holocausto judío.

Sin embargo, quisiéramos no estar acá.

Hubiéramos querido que esta conmemoración, que recuerda un episodio singular y terrible de la historia reciente de la humanidad, no hubiera jamás tenido lugar. Sin embargo aquí estamos. Y, entre nosotros, presentes en este acto, testimonios vivos de lo ocurrido, se encuentran sobrevivientes del Holocausto y descendientes de sus víctimas; de la “Shoah”, de “La Calamidad”.

Hoy, hace 67 años, el 27 de enero de 1945, las tropas soviéticas entraban al campo de concentración Auschwitz-Birkenau, de vergonzosa memoria. El centro de exterminio más grande construido por la Alemania nazi. Del millón de personas que pasaron por sus galeras, los rusos encontraron ese día 7000 sobrevivientes.

Hace seis años, la Organización de las Naciones Unidas instituyó este día, tanto para honrar la memoria de los muertos como para mantener viva la memoria de un genocidio que no puede volver jamás a repetirse.

La memoria histórica es muy importante. En el trayecto de la humanidad – en el de cada país, en el de cada persona – el recuerdo es uno de los principales componentes de la identidad. En otras palabras, somos, en buena medida, lo que hemos vivido y la conciencia que tenemos sobre aquella vivencia. Y en buena medida también el Holocausto extendió la frontera, los límites de lo que significa ser humano. Un acto colectivo de tal barbarie y premeditación es un llamado de alerta que no podemos olvidar, porque nos muestra a todos de qué somos capaces en aras de ideas tan monstruosas como equivocadas.

Hubo quienes se empeñaron en sobrevivir a toda costa para, precisamente, poder dar testimonio. Para que quedara en la memoria colectiva. Hermann Langbein, por ejemplo, un sobreviviente de Auschwitz:

«Por mi parte, había tomado la firme decisión de no quitarme la vida pasara lo que pasase. Quería ver todo, vivirlo todo, experimentar todo, guardar todo dentro de mí. ¿Para qué, puesto que nunca tendría la posibilidad de gritar al mundo lo que sabía? Sencillamente porque no quería desaparecer, no quería suprimir al testigo en que podía convertirme».

Afortunadamente Langbein sobrevivió y pudo ser testigo para entregar todo aquello que había guardado dentro de sí, igual que otros sobrevivientes del Holocausto como Primo Levi, Elie Wiesel, Imre Kertesz y otros más. No podemos decir muchos; son, en realidad, un puñado al lado de los seis millones de judíos exterminados en la Shoah, entre ellos un millón y medio de niños – “niños tristes y asustados”, los llamó Wiesel.

Primo Levi sintetizó lo que estamos hablando ahora refiriéndose a su libro Si esto es un hombre cuarenta años después de su publicación:

«El libro podía ser interpretado como un testimonio universal de lo que el hombre es capaz de hacer de otro hombre, y en este sentido no tiene valor únicamente en Alemania».

El sitio del Museo de Yad Vashem, que conmemora en Jerusalén a las víctimas del Holocausto, atribuye al historiador Simón Dubnow el haber dicho a los judíos que aún seguían con vida en Riga el 8 de diciembre de 1941, el día que murió fusilado: «Yidn, schreibt!» (Judíos, escriban!).

Así en realidad lo entendemos todos. Por ello se instituyó este día, porque el Holocausto es una lección para la memoria de toda la humanidad, para la memoria de cada uno de nosotros, y para la de todas las generaciones que vienen.

La indiferencia nunca es una respuesta. Para el gobierno de Chile y para nuestro ministerio es muy importante participar en estas actividades. En nuestra historia también hubo violaciones a los derechos humanos. Esos actos, que forman también parte de nuestra historia, no pueden repetirse más. Por eso proclamamos con fuerza la doctrina de la defensa de los derechos humanos en todo tiempo y en todo lugar; y por eso también participamos activamente en esta conmemoración, para que la memoria y el testimonio permanezcan vivos y presentes.

Solidarizamos con el pueblo judío y con todo pueblo que haya sufrido o este actualmente sufriendo por violaciones a sus derechos individuales y colectivos. Compartimos el dolor por las víctimas del Holocausto, tantas víctimas, asesinadas con tanta saña. Asesinadas por su sola condición de judíos o por disentir de un régimen oprobioso. Todas ellas, cada una de ellas, como nosotros, tenía un nombre y una familia. No fueron ni serán anónimas en nuestra memoria.

Coincidimos con Elie Wiesel en que “este recuerdo ardiente permanece, y nosotros, ustedes y yo, ustedes y todos nosotros, somos ahora sus privilegiados custodios”.

Compartimos también el anhelo profundo y sincero de construir un mundo en donde nadie se sienta superior a otro semejante, y menos hasta el extremo de querer borrarlo de la faz de la tierra, de negarle su derecho a existir en razón de su origen étnico o de sus creencias. En este sentido, esperamos avances en la aprobación de la ley que “Establece medidas contra la discriminación”, que ya se encuentra en su tercer trámite constitucional en nuestro Parlamento.

Saludamos a la comunidad judía de Chile. Chilenos que han hecho significativos aportes en tantos campos. En la cultura, en la economía, en la reflexión, en la ciencia. Es una comunidad viva y vital, que se siente y es parte de Chile como todos los habitantes de esta tierra, cada cual con su historia propia y su particular identidad cultural.

En el mundo de hoy, el mundo de la globalización, cada nación debe aceptar y cultivar también la diversidad, porque nos enriquece a todos, y por eso valoramos más todavía a esta comunidad que comenzó a constituirse hace décadas y que hoy es parte indiscutida de la comunidad mayor que llamamos Chile.

Quiero terminar estas palabras citando nuevamente a Primo Levi, cuando, al finalizar una entrevista, le piden que formule un gran deseo suyo, una esperanza:

«La esperanza es que la paz dure, que todas las guerras acaben, que el mundo viva, si no feliz, al menos en paz».

Muchas gracias”.

Hernán Fischman

Discurso de Hernán Fischman

“Al conmemorar una vez más el día internacional de recordación de las víctimas del holocausto en el recinto de nuestra Cancillería cuya hospitalidad es símbolo de la adhesión de nuestro país a los motivos que llevaron a las Naciones Unidas a conmemorar esta fecha, permítanme a nombre de nuestra Comunidad Judía y Bne Brith Internacional algunas breves reflexiones.

Quisiera compartir con ustedes una vivencia personal: Hace algunos años tuvimos mi señora y yo la oportunidad de visitar el campo de concentración de Auschwitz. Ambos, bastante sensibles, salimos del campo y con espanto y complejo de culpa, comprobamos que estábamos en blanco, emocionalmente neutros. Tardé en entender que la inmensidad del horror era de tal naturaleza, que no cabía en nuestra mente, era más de lo que nuestros cerebros podían asimilar.

Llegué a la conclusión que se me hacía imposible sin el temor a trivializar la tragedia, hablar sobre el holocausto y menos dar cifras. Cuando hablamos de seis millones de víctimas hablamos de números ¿Cómo se traducen los números a vidas sin faltar el respeto a los seres humanos inmolados por el solo hecho de ser judíos? Un sobreviviente me dijo una gran verdad: “Sólo puede trasmitirlo el que estuvo allá”.

Pero, la gran pregunta es: ¿Pudo Hitler con todo su poderío lograr solo este horror? Indudablemente que no. Sin siglos de antisemitismo ello habría sido imposible. Los nazis hallaron un terreno abonado por centurias de infamias.

Quisiera centrarme un momento en el post holocausto. ¿Qué pasó después que el mundo tomara conciencia de esta tragedia? Nada más que a título de ejemplo, 3 años más tarde, Stalin comienza una persecución a los judíos que termina con centenares de ellos fusilados o enviados a morir en Siberia, denunciando un complot judío contra el Estado y su persona. En Polonia en la misma época se desata un pogrom que termina con la vida de números judíos sobrevivientes.

Y hoy, a 67 años del fin de la segunda guerra mundial vemos que en Alemania un 20% de su población se declara antisemita, un porcentaje mayoritario de ellos son jóvenes y se discute si permitir la publicación del Mein Kampf de Hitler entre comillas “sólo de extractos”. El resto de Europa presenta un panorama igual o peor.

La demonización de Israel llega a niveles increíbles, ya no se habla de legítimas discrepancias políticas con tal o cual Gobierno israelí, se habla de Israel como un todo. La frase socorrida es “ yo no soy antisemita, sólo anti israelí”. ¿Hay algún otro caso en el mundo moderno en que la gente se declare anti otro país? Yo puedo decir “ discrepo o no me gusta el gobierno de X país” pero, decir..”soy anti X país? Jamás. Mis amigos, podría cansarlos con múltiples ejemplos para avalar la obvia conclusión de que Israel es el “judío” entre los países. Otro caso interesante y muy frecuente, incluso en nuestro país es el señalar “No soy antisemita, soy anti sionista”. En mi ya larga experiencia de vida, nunca he podido que algunos de los que pronuncian la tan socorrida frase me de una explicación medianamente informada de que entienden por “sionista”, que es lo menos que puede uno pedirle a alguien que se declara anti algo. Para decirlo de una vez, el sionismo no es nada más que el movimiento de liberación del pueblo judío cuyo objetivo ha sido lograr el retorno a la patria ancestral de todos aquellos judíos que así lo decidan y que se resume en aquel salmo que dice “ Si me olvidare de ti oh Jerusalen, que mi diestra se seque y mi lengua se pegue al paladar.” ¿Se imaginan que el holocausto podría haberse verificado si hubiese existido el Estado de Israel?

Una última reflexión: ¿Y qué pasa en nuestro amado Chile hoy en relación a este tema? Para no cansarlos, una breve enumeración de los últimos 3 meses: El Presidente del Colegio de Profesores se despacha esta frase: “ El actuar de carabineros recuerda la represión propia de movimientos sionistas” para luego añadir “ Aquí se están repitiendo los mismos métodos de Israel a personas que han peleado por la educación pública” ¿ No era justamente eso a lo que me refería hace un momento?. El honorable diputado Hugo Gutiérrez, abogado de los derechos humanos, no se queda en menos: “Hinzpeter tiene el síndrome del niño abusado” para rematar con lo que obviamente es el peor insulto que se le puede hacer a un judío: “ Un judío que actúa como nazi”. Resulta trágico que la crítica política, natural en una democracia, se resuma en la condición de judío del Ministro Hinzpeter.

A raíz del desgraciado incendio de las Torres del Paine, el diputado Chain señala: “Apostaría que el turista israelí es de aquellos enviados por su Estado luego de matar niños palestinos” Y para no ser menos el senador Tuma habla de los miles de “soldados” ENVIADOS por el GOBIERNO de Israel al sur del país. Quiero si recalcar que en el caso de los dos últimos parlamentarios, recibimos sendas notas de disculpa de los Presidente de la Democracia Cristiana y el PPD así como del Presidente de la Cámara de Diputados y del jefe de bancada de la DC , en un gesto que los honra. La respuesta a nuestra carta al Presidente del partido comunista al parecer se extravió en el camino.

En 1985 un turista japonés provocó con su descuido un incendio en el mismo lugar, nadie escuchó una imputación al gobierno japonés así como tampoco sucedió cuando posteriormente un turista checo causó otro incendio. Una semana antes del incendio, pude visitar Las Torres del Paine y tuve la ocasión de exigir en términos bastante fuertes a una turista danesa que apagara su cigarro en un lugar no habilitado. ¿Hubiésemos hablado así de Dinamarca? Acá no sólo estas declaraciones, sino junto a ellas, agreguemos carteles que dicen” se prohíbe la entrada a turistas israelíes” o centenares por no decir miles de expresiones antisemitas en las redes sociales del tenor “ que lástima que Hitler no terminó su tarea.”

Deseo señalar que hace pocos días un joven judío fue salvajemente atacado mientras sus agresores clamaban consignas antisemitas.

¿Somos los chilenos acaso un pueblo antisemita o discriminador? Obvio que no se puede generalizar y sería un agravio sin nombre al país que abrió generosamente sus puertas a nuestros antepasados constituyéndose en lo que verdaderamente es, un asilo contra la opresión.

Pero ello no implica reconocer que hay un segmento enfermo y discriminador en nuestra sociedad, de ahí nuestra insistencia en que tras larga tramitación de una vez por todas se apruebe la ley antidiscriminatoria no porque ella vaya a solucionar este tema, sino simplemente porque sería una clara señal política de nuestras autoridades y parlamento.

Se dice que los judíos tenemos una especie de paranoia y que en todas partes vemos el fantasma del antisemitismo, créanme que siglos de horrores han agudizado nuestro olfato y conocemos la importancia de la alarma temprana.

Pero, en un día amargo como este, no podemos dejar de poner una gota de dulzor y es por ello, que junto con reiterar nuestro agradecimiento a la Cancillería, saludo especialmente la presencia del Ministro Secretario General de la Presidencia don Cristian Larroulet a quien este año y por la unanimidad de un jurado, nuestra Comunidad le otorgará en un momento el premio Luz y Memoria destinado a aquellas personas que se han distinguido por su aporte a la lucha contra la discriminación y quien ha sido una luz en momentos de angustia y cuyo nombre de un pueblo de larga memoria quedará siempre grabado en nuestros corazones”.

Ministro Larroulet

Ministro Larroulet

La verdad es que esta es una ocasión de mucha emoción para mí y quisiera agradecer profundamente la entrega de este reconocimiento que lleva el profundo y significativo nombre de “Luz y Memoria”. Me siento, por supuesto, muy honrado. Aunque debo decir con toda franqueza, creo que este reconocimiento no es a mi persona, sino que es a un Gobierno, a un Presidente que a través de sus políticas publicas reflejadas de distintas maneras, en distintos instrumentos, y no hay ninguna duda que uno de sus instrumentos muy significativos es el de la ley antidiscriminación que, como ustedes saben, lleva muchos años en el Congreso detenida y que nosotros en estos últimos meses la hemos impulsado y sacado adelante.

Pero como les señalaba lo profundo en este reconocimiento que es a un conjunto de políticas que nuestro Gobierno impulsa, está en el hecho que nosotros siempre hemos impulsado esta idea de que Chile sea un país en donde existan más oportunidades para todos los chilenos, sin exclusión de nadie, un país en donde haya más seguridad para todos los chilenos, sin exclusión de nadie, y por sobre todo y quizás lo más importante, una sociedad de valores.

La sociedad de valores es la que nos permite cultivar los elementos fundamentales para que una sociedad pueda vivir en paz y en libertad con respeto a los demás. Por eso, los valores de la libertad individual, la responsabilidad personal, el respeto por los derechos humanos, de todos los seres humanos,  la tolerancia y el aprecio por la diversidad; la compasión hacia los que sufren, la valoración del papel de la familia, de la fe, de las diferentes Iglesias que la promueven y, en general, de todas las organizaciones de la sociedad civil, están en el corazón de lo que nosotros impulsamos diariamente en nuestra tarea de Gobierno. Quizás, una cosa que la mayoría de los asistentes no conocen se refleja también en un avance que el día lunes el Presidente de la Republica, impulsa la creación, bajo la dependencia del Ministerio de Justicia, de la subsecretaria de Derechos Humanos que se envía al Congreso Nacional este día lunes.

Esos son los cimientos en la cual estamos convencidos podremos construir una sociedad de individuos libres y autónomos, pero conectados entre sí por relaciones de afecto, solidaridad o, como mínimo, de respeto mutuo. Y ese es, a su vez, el mejor camino para la prosperidad y la paz.

Desde que llegamos, hemos demostrado con fuerza nuestro aprecio por la diversidad de varias maneras. Recuerdo lo difícil que fue el año 2012, no solamente por el terremoto y el maremoto, sino por algo que ustedes deben recordar muy bien que fue la huelga de hambre del comuneros mapuches, y ahí iniciamos un proceso de diálogo y conversación con todos los pueblos originarios, recogiendo este elemento, el valor de la diversidad que tiene nuestro país y que tiene que cuidar y respetar.

Otro elemento que quisimos marcar desde el primer día fue abrir el Palacio de La Moneda a todas las miradas religiosas. Hemos tenida en ella ceremonias católicas, a propósito del mes de María, celebramos semanalmente actividades con las comunidades evangélicas, ya  demás hemos celebrado las fiestas, especialmente Januca, en el Palacio de La moneda. Y por eso, también, hemos anunciado el deseo especial del Presidente de incorporar la colaboración de una capellanía judía en La Moneda.

Pero nuestro aprecio por la diversidad no termina ahí. Abarca a las más distintas áreas de la vida pública y privada, siempre, por supuesto, que se desarrolle dentro de un marco de respeto mutuo y de observancia de la legalidad vigente y de los valores en que se sustenta nuestra convivencia. Por eso, hemos favorecido, hemos buscado acuerdos para las iniciativas que apuntan a reforzar, dentro de ese marco, los instrumentos de que disponemos para evitar la discriminación arbitraria, injustificada e irracional contra cualquiera de los habitantes de esta tierra y de este querido país.

Esta ceremonia tiene lugar, como se ha dicho y se ha recordado, en una fecha muy especial que corresponde a la liberación del campo de exterminio de Auschwitz, y de ese modo nos recuerda uno de las más brutales muestras de intolerancia de toda la historia humana. Cuando uno de los peores regímenes totalitarios de la historia, en medio de la civilizada Europa, intento eliminar a todo un pueblo por ser diferente.

Por eso que el recibir el premio “Luz y Memoria” tiene un significado muy profundo para mí, para todas las autoridades de Gobierno y creo que este premio tiene un significado profundo para los que estamos en esta sala, para toda la comunidad judía, pero para todos los chilenos. Como se mencionó Benedicto XVI, su Santidad, el Papa señaló la importancia de la memoria. Los países, las sociedades no deben olvidar, hay que recordar, y con el paso del tiempo estas ocasiones como este día recordando en todo el mundo y a lo largo del tiempo con el rito de esta ceremonia hacemos una contribución fundamental para que nuestro mundo pueda continuar y mejorar su vida en paz, con tolerancia y con armonía.

Pero no basta la memoria, se necesita también la luz. La luz está en la fe, la luz está también en recordar, porque al recordar, trabajamos, y seguimos, y nos iluminamos en la dirección de cultivar los valores que son precisamente aquellos que permiten que nunca más vuelva a ocurrir un exterminio como el de Auschwitz.

Por eso, yo hoy día quiero reiterar el agradecimiento, pero por sobre todas las cosas quiero agradecer a las personas que vivieron ese drama y que están hoy día aquí con nosotros. Agradecerles profundamente por el testimonio que nos han dado, en el video que se mostró todos dijeron gracias, gracias a este querido país que nos acogió y hoy día quiero decirles a ustedes gracias por el testimonio de vida y esperanza que ustedes nos dan dado.

Muchas gracias a la comunidad judía por este premio, y que tengan un muy buen día.

Declaraciones tras el acto

El embajador de Israel en Chile, David Daddon, se refirió al reconocimiento otorgado al ministro Larroulet como un premio muy merecido : “creo que el premio es un gesto también de agradecimiento al pueblo chileno, porque tiene en su agenda internacional de política exterior la priorización de los derechos humanos, lo que es el mejor antídoto contra la amenaza del racismo; por eso Israel y la comunidad judía de están agradecidas de países que ponen como prioridad este elemento en la agenda internacional”.

Por su parte , el Nuncio Apostólico en Chile, Ivo Scapolo, Decano del Cuerpo Diplomático, se refirió al acto diciendo que éste “es un acto que nos permite mantener la memoria de un hecho terrible de la humanidad”, agregando que este tipo de ceremonias permiten también que situaciones como éstas no se vuelvan a repetir, otorgando para ello una importancia fundamental a la paz y a la justicia como valores fundamentales de la humanidad”.

Bnai Brith internacional, representada en la ocasión por el vicepresidente del Distrito 27 , Eduardo Weinstein expresó que este día internacional de conmemoración de las víctimas del Holocausto, designado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en el año 2005, se recuerda en muchos países y celebramos que Chile también lo haya suscrito. Hoy, las distintas Bnai Brith del mundo están participando en la recordación del Holocausto, la atrocidad más grande en la historia de la humanidad. Este acto debe servir como enseñanza universal para que esta barbarie nunca se vuelva a repetir y ojalá trabajemos todos juntos en elaborar programas educativos que enseñen a las futuras generaciones con el objetivo de prevenir este tipo de situaciones, para que nunca más escuchemos tampoco una negación del holocausto como hecho histórico”.

Por su parte, el Presidente de la Sociedad Chilena para Yad VaShem (de memoria del holocausto judío), David Feuerstein, traspasando parte de su experiencia vivida en los campos de exterminio de Hitler señaló: “Hay que tener audacia y no avergonzarse de ser judío, no somos superiores pero tampoco inferiores. Yo me salvé porque tenía fe y esperanza.

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