Emotiva visita a Hospitales en Navidad realizaron los miembros de B’nai Brith

Acción Social

Como todos los años, miembros del Distrito XVII de la B’nai Brith realizaron la tradicional visita a los hospitales de la Región Metropolitana, esta vez acompañados de los embajadores de Israel, Estados Unidos y Gran Bretaña y de personajes del mundo de las comunicaciones. A continuación, testimonios de esta visita entregados por quienes fueron dos de sus protagonistas.

Isabel Simonsohn

“Como cada 24 de diciembre estábamos preparados y muy ansiosos por esta actividad que convoca a muchos voluntarios dispuestos a acompañarnos en esta jornada de fraternidad y cariño.
A menos de dos semanas nos vimos muy afligidos porque no teníamos regalos, así, literalmente. Pero esta iniciativa es mágica y tiene tiempo propio y al pasar las horas acercándonos a la fecha, los regalos empezaron a llegar, los QQ.HH a llamar para ofrecer determinados regalos y así fuimos subiendo el ánimo ya que podríamos hacer de esta fecha una verdadera fiesta.

Nuestro primer objetivo fue el Hospital de Niños Roberto del Río, ahí estaban su director, Dr. Ignacio Hernández, el Sub-director administrativo, don Sergio Flores, Daniela y Ana María, quienes nos hicieron más fácil la visita a las distintas dependencias hospitalarias.
Por nuestra parte, el grupo lo conformaban distintas personalidades quienes fueron uno más del grupo sin distingo de ninguna especie. El Embajador de Gran Bretaña, el Embajador de Estados Unidos, el Primer Secretario de la Embajada de Israel, el minero Mario Sepúlveda, el periodista Antonio Neme y Willy Geisse. Todos ellos visitaron a los niños, conversaron con los padres, las auxiliares y comprendieron lo maravilloso que se produce en este día tan especial, donde las sensibilidades están a flor de piel y lo poco que cuesta dar un pequeño regalo, un apretón de manos, un abrazo cariñoso o una amplia sonrisa.

Dejamos un lindo regalo en este hospital, un gran televisor plasma donado por un particular quien respondió instantáneamente a nuestra solicitud y que quedó instalado en el piso 4 en una sala de aislamiento, donde los chicos se podrán entretener y pasar las horas que se hacen eternas cuando están enfermos lejos de casa, sin familia que los pueda atender debido a su gravedad y quedamos felices, pensando que de ahora en adelante solo faltarán veinte unidades para completar las salas hospitalarias. Pero tenemos fe que el año que viene podremos ir bajando esa cifra.

Así pasamos por los hospitales Exequiel González Cortés, Metropolitano (ex Féliz Bulnes) y Luis Calvo Mackenna.

Todos los lugares están llenos de anécdotas, de casos que nos partían el alma, de personas con tremenda fe y esperanza y así nos vamos potenciando porque de la misma manera que entregamos cariño, recibimos abrazos y felicitaciones por esta labor.

¡¡¡No sé quién hace feliz a quién!!!

En el hospital Metropolitano “vive” Delia. Ella acaba de cumplir seis años y no puede salir del hospital sino es por unas cuantas horas solamente, ya que vive permanentemente conectada a una máquina que la alimenta.

Ella nos invitó de a uno a pasar a su pieza, nos mostró todas sus cosas y la manera dulce que tiene de expresarse cuando cuenta como es su vida. Pasó a primer año básico y en su graduación – lo contaba con mucho orgullo – se ganó el Premio al Esfuerzo y ¡cómo no entenderlo!, ella es un ejemplo de superación de constancia, paciencia y espera confiada el momento en que podrán trasplantarla. Es esto lo que nos mueve cada año a no perder la esperanza que vamos a llegar a los hospitales a darle regalos a muchas Delias y decirles que D’s en su infinita bondad hará un milagro para que sigan viviendo.

Y también está el caso de Martín de 1 año y 6 meses quien también espera un transplante y que intenta el solo ponerse el termómetro y que no tiene temor a los desconocidos y saluda a todos con su carita llena de sonrisas y todo lo que quiere es que lo saquen de su cuna y no lo podemos hacer. Sólo mirarlo de lejos, sin tocarlo. Martín se queda en la retina de muchos y se queda en el corazón de todos por su dulzura.

Y luego vamos a otro hospital, la hora avanza y no importa el calor, las largas caminatas, las bolsas pesan más a pesar que están más vacías, nos faltan fuerzas pero queda poco, ya es de noche y Providencia se ve vacía sin vehículos y sin gente en las calles, todos están en sus casa cenando y esperando las 12 de la noche, hora en que llega el Viejito Pascuero a traerle a los niños los regalos que han pedido a sus padres.

Otros niños no tienen esa suerte, pero vamos nosotros, con modestia, a suplir esa carencia.

Es en este último hospital donde pudimos entregar a la “siamesa” unas calcetitas, ella luchando por vivir conectada a cientos de cables que apenas caben en sus casi 50 cms.

En un pasillo cerca de la medianoche esperan unos padres. Nos sentamos junto a ellos y les decimos que somos de la Comunidad Judía y por qué estamos esa noche ahí

Ella dice: “yo soy Morá ( profesora ) del Instituto Hebreo” y estoy acá porque mi sobrino de 14 años está internado y tiene leucemia y queríamos estar con él esta noche y que el niño supiera que estamos sentados acá para estar cerca de él solamente… Nos parte el alma.
Una de nosotras lo visita y vuelve con chocolates, él le alegra el momento a la voluntaria y como no puede comer, se los regala para endulzar la vida.

Muchos ejemplos más de superación de optimismo y de esperanza.

Contentos con la labor realizada y confiando en que el año que viene podremos volver a hacerlo, con la generosidad de muchos que hacen posible llevar a cabo esta acción.
Este es un premio para el alma, para todos los que de una u otra manera colaboraron, para todos infinitas gracias porque con el aporte de todos pudimos una vez más llenar caritas de sonrisas”.

Edith Vidal de Furman

“Oscar y yo fuimos este año por primera vez a la actividad de Navidad a visitar y acompañar a los niños que tuvieron que quedarse en el hospital en
una noche tan especial para ellos y sus familias.
Este recorrido de 8 horas por 4 hospitales públicos, lo hicimos junto a otros adultos y niños que vinieron a dar más que regalos, mucho cariño y
comprensión para los enfermos, sus familiares y el personal que cumple sus turnos de trabajo.
La Hermandad y toda la gente con que se habla de los niños hospitalizados se involucra fácilmente y todos tienen ganas de juntar regalos para
mandarles, pero son menos los que se deciden a participar activamente.

La preparación de esta actividad requiere de mucha dedicación. Esto no se trata solamente de juntar y clasificar regalos, sino de tomarse mucho tiempo para hacer contactos, conocer las necesidades, coordinarse con autoridades y principalmente dar muchísimo de sí mismo: todo el reconocimiento para Isabel.”.

(Fuente: Boletín de Noticias B’nai Brith )

Suscríbete a nuestroNEWSLETTER

Ingresando tus datos aquí, y recibirás noticias y novedades de CJCH en tu mail.