Fronteras
Israel
Pepe Eliaschev
Está lejos y en este momento hace frío. Hablan otra lengua, usan otro alfabeto. Leen y escriben de derecha a izquierda. Están en guerra, aunque no parezca. Son expeditivos a primera mirada y –si se quiere– hasta cortantes. Pero pueden ser inmensamente cálidos. Viven en medio de parajes recargados por milenios de significados cambiantes que sin embargo son reiterativos.
De regreso aquí tras una larga década, las transformaciones que percibo son clamorosas, pero la continuidad de muchos sentidos se resiste a ser quebrada. Vuelvo a Israel y hago esfuerzos por mirar sin demasiadas concesiones a los sentimientos. Pero, de nuevo, disciplino también mi autoimpuesta impavidez profesional para no aplastar enfermizamente mis emociones.