La crisis en Siria y la hipocresía de los diputados árabes de Israel

Medio Oriente

Eliezer Yaari
Ha`aretz

Más de 300 personas fueron asesinadas, por su propio gobierno, en Siria durante el pasado fin de semana; en manos de tanques, artillería y fuego de mortero. Sus casas fueron destruidas y cientos de cadáveres permanecen enterrados bajo las ruinas. Hay un largo rastro de sangre detrás de estos números; el parpadeo de las imágenes de niños, lanzados desde las ventanas y el video tomado con un móvil de un hombre que va caminando, se escucha un disparo y ese hombre que cae al suelo. Más de 300 personas. Eso ocurrió después de muchos días de cifras más modestas, de «sólo» 15, 35 o 58 muertos. Sucedió aquí, justo al otro lado de la frontera, a una hora en coche de Kiryat Shmona. Un fascista, un incontrolable gobernante produciendo una carnicería en su propio pueblo. Pueden decirme, “bueno, ya lo sabíamos”. Los comentaristas repitieron, durante semanas, que todo terminará en cualquier momento, que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ya fue convocado y… “¿ahora te das cuenta?”. Además, después de todo, se trata de un asunto interno en el cual los árabes se dedican a matarse entre sí, así que… “¿de repente te parten el corazón?”

www.cidipal.org

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