“El día que Israel ponga su destino en las manos de otros, deberíamos empezar a preocuparnos por su futuro”

Israel

Por David Dadonn, Embajador de Israel ( * )

La intensidad de lo que pasó en la Segunda Guerra Mundial justifica la intensidad del estado de alerta en el cual se encuentra el pueblo judío desde entonces. Después de la Shoá la palabra paranoia no puede existir para el pueblo judío.

Los que dicen «hay que recordar al mundo la Shoá para que no se repita» expresan una ingenuidad.

El mundo de hoy, en el aspecto moral, no parece ser mejor que el mundo de 1939, por que hubiera mejorado?
Si hoy en día un pueblo llega a ser amenazado de genocidio, no hay mucha seguridad de que algún país o algún organismo internacional sea capaz de impedirlo a menos que sus intereses estén directamente involucrados.

Las únicas dos lecciones del Holocausto para toda la humanidad, no sólo para el pueblo judío son:

1.- Que tal monstruosidad puede ocurrir, es decir que el ser humano es capaz incluso a nivel de nación de ser tan inhumano.

Quizás el mundo no va a dejar, como lo hizo en el siglo pasado, que un país lleve durante cinco años un exterminio sistemático sin ninguna oposición. Pero igual se puede matar hoy cientos de miles de personas en un ataque nuclear en algunos minutos.
Hoy en día todavía hay gente que aprueba la Shoá. Sólo en Chile, por ejemplo, parece que operan cerca de 350 agrupaciones de carácter neo-nazi.
Hay otros que niegan la Shoá. Al pensarlo bien, estas dos categorías no son tan diferentes una de la otra.

2.- El único recurso para cualquier víctima potencial de tal genocidio es la fuerza que él mismo tiene de defenderse. Ningún pueblo puede contar con otro pueblo o país para salvarlo.

Por eso cualquier víctima potencial de genocidio, como el pueblo judío, debe de antemano acumular poder de defensa y hacer todo lo posible para debilitar cualquier maquinaria de genocidio potencial antes de que sea demasiado tarde.

Esta actitud, que es la actitud del Estado de Israel y uno de los motivos de su creación, no suscita simpatía en la comunidad internacional.
La comunidad internacional prefiere confiar en la ONU, las instituciones de justicia internacionales y la conciencia de los gobiernos.

No es un secreto que Israel y muchos otros países no confían tanto en la eficiencia de la ONU, ni en la de los tribunales internacionales, ni en la consciencia de los gobiernos y es bueno así.

Porque el día que Israel ponga su destino en las manos de otros, deberíamos empezar a preocuparnos por su futuro.

(*) Discurso pronunciado por el diplomático en el acto de Yom Hashoá realizado el 23 de abril en el Hogar Beit Israel.

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