Parashat Balak

COMUNIDAD

(sábado 22 de junio)

Después de derrotar a Sijón, rey amorreo, y a Og, rey de Bashán, los israelitas se acercan a Moab, cuya gente estaba atemorizada por lo acontecido con sus vecinos. Es por eso que Balak, su rey[1], envió mensajeros a Bilam, un profeta[2] que tenía enorme fama como hechicero a fin de convencerlo para que maldijese a los israelitas y, como consecuencia, pudieran los moabitas vencerlos.

Ante la petición de los enviados de Balak, que incluía ancianos midianitas, Bilam les responde que debe consultar al Eterno, quien le advierte de abstenerse de maldecidlos ya que habían sido bendecidos, previamente, por Él.

Esto no satisfizo a Balak, que envió una nueva y más acreditada delegación para insistirle a Bilam, ofreciéndole cuantiosas riquezas. Nuevamente se rehusó Bilam, pero invitó a los emisarios a pernoctar mientras consultaba al Eterno. Adonai le da permiso para acompañarlos pero le ordena que haga y diga sólo lo que Él le mande. Así, montando su asna[3], los acompaña al día siguiente. Sin embargo, Adonai estaba enojado por lo que se tramaba y envía un Ángel para obstaculizarlos. Este, lo hace apareciéndose en el camino frente a la asna, en tres oportunidades, provocando que aquella se desviase o se detuviese, con el consiguiente castigo por parte de Bilam. En la tercera oportunidad D’s hace hablar al animal, el que le reprocha a Bilam el haberla reprimido. Bilam la amenaza con matarla por burlarse de él; a lo que la asna le recuerda su comportamiento ejemplar hasta entonces. Cuando Bilam reconoce que el animal había sido dócil y obediente, D’s le permite apreciar la presencia del Ángel con una espada en la mano, quien le dice que gracias a la asna el continuaba vivo. Bilam reconoce y se arrepiente de su pecado y ofrece volverse, pero el Ángel le ordena que siga, advirtiéndole otra vez que sólo debía hacer lo que el Eterno ordenase.

Balak sale al encuentro de Bilam, preguntándole las razones de su reticencia a lo que Bilam responde que sólo hará lo que D’s mande.

A la mañana siguiente subieron a una altura (Bamot Baal) para observar a los israelitas. Bilam le pide a Balak que construya en ese lugar siete altares y ofrecieron siete carneros y siete toros. Entonces Bilam le dice a Balak que permanezca con los sacrificios mientras el espera que Adonai se pronuncie. D’s se le aparece y escucha lo que hicieron ordenándole regresar y decir, frente a Balak y los jefes de Moab, una bendición a Israel.

Esto le acarrea los reproches de Balak, pero el insiste en que no puede decir sino lo que D’s le ordena.

A continuación se repite la misma situación en otro lugar (la cumbre del monte Pisgá), donde se construyen siete altares sacrificándose en cada uno un toro y un carnero. Bilam se aparta para encontrar a D’s y Éste nuevamente le ordena volver y bendecir a los Bnei Israel.

Un tercer intento urde Balak (ahora desde la cima del monte Peor) con siete altares, siete toros y siete carneros a sacrificar y trata de moderar el asunto diciéndole a Bilam que no los maldiga ni bendiga totalmente y quizá así D’s sería mas obsecuente.

Pero Bilam ya estaba convencido de las intenciones de Adonai, así que no necesitó ir en busca de Éste para bendecir nuevamente al pueblote Israel[4].

Ante esto Balak se enfurece y le echa en cara que habiéndolo traído para maldecir a Israel, el les haya bendecido en tres oportunidades. Bilam le responde que el le había advertido que sólo acataría el mandato de D’s. A continuación hace un oráculo de lo que sucederá, pronosticando la conquista de Moab, Edom y Seir. Luego, de la misma forma, pronostica el destino de Amalec y de los cineos, en que estos últimos serían arrasados por Quitim[5], al igual que los asirios.

Bilam regresa a su tierra[6] y el pueblo de Israel acampa en Shitim, en donde se prostituyen con las hijas de Moab y sus dioses.

Esto acarrea la ira del Eterno que ordena a Moshé que cuelgue a los jefes culpables[7]. Moshé trasmite esa orden a los jueces para que la cumplan. Mientras tanto Pinjás (hijo de Eleazar, hijo de Aarón) sorprende a un israelita pecando con una medianita y los atraviesa a ambos con su lanza. Esto detuvo la mortandad que se estaba desarrollando, aunque las víctimas alcanzaron a 24.000.

Revisemos ahora algunos aspectos interesantes de esta parashat:

1) En la Torá raramente se nomina una sección con el nombre de una persona. Sin embargo, aquí se hace con un enemigo de Israel, pudiendo haberse usado, como es lo habitual, las palabras con que comienza: Y vio (`x§ie©).

Nuestros sabios dicen que ello se debe a que Balak tenía una gran virtud. Era honesto y no escondió sus intenciones frente a los israelitas.

2) Aquí se presenta la única ocasión en la Torá en que habla un animal y es para pedir justicia. No dice: no me pegues, sino que pregunta: ¿porqué me pegas? si siempre he sido obediente y dócil.

Esto debiera hacernos meditar en nuestra relación con las mascotas que poseemos y con todos los animales, en general.

Además, la causa de la conducta del animal fue advertir el deseo de Adonai de que Bilam no llegase a maldecir al pueblo que Él bendijo, manifestado en la presencia del Ángel. Por el contrario, Bilam; pese a su poder de hechicero, pero enceguecido por la posibilidad de obtener grandes riquezas; fue incapaz de interpretar el deseo divino.

[1] Es el primer rey de Moab del que se conoce su nombre. Su mención en la Torá obedece, más que nada, a su relación con Bilam.

[2] Bilam es uno de los profetas no judíos que se mencionan en las escrituras. Algunos midrashim lo comparan en grandeza a Moshé, como su equivalente para el mundo no judío. Es más, señalan que habría tenido aptitudes mayores que Moshé

[3] Rashi comenta que Bilam tenía tal odio a Israel que no esperó que sus sirvientes ensillaran a la asna, sino que lo hizo el mismo.

[4] En esta bendición aparecen los versos con que acostumbramos iniciar las tefilot: “MA TOVU OALEJA YACOB, MISHCNOTEJA ISRAEL”

[5] Se supone que se trata de los romanos.

[6] Se dice que Bilam, posteriormente, fue muerto en una batalla entre Israel y los medianitas.

[7] Siendo la pena por idolatría la lapidación, Rashi explica que fueron colgados después de ser lapidados (seguramente como una forma de escarmiento ante el pueblo).

Texto: Parashá on line CIS

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