Parashat Devarim
COMUNIDAD

(sábado 13 de julio 2013)
Iniciamos la lectura de Devarim (Deuteronomio), en el cual se codifica el poder judicial y de policía; los derechos y obligaciones del monarca; la ética y el código militar, junto a muchas otras leyes que regulan la vida de una nación y de sus ciudadanos. Refleja la transformación desde una familia en tiempos de Abraham, hasta el pueblo que entrará a la Tierra Prometida.
Al inicio de la Parashá, Moshé se dirige al pueblo a los cuarenta años del inicio del éxodo de Egipto haciendo una recopilación de lugares, batallas y hechos.
Detalla que él no podrá entrar, sino que dirigirá al pueblo Ioshúa, a quien D’s pide que Moshé fortalezca.
Mensajes para la vida
La tradición indica que debe comenzar a leerse el quinto libro de la Torá el Shabat previo a Tishá Be Av. En efecto el próximo jueves 22 es día de ayuno, recordando las dos destrucciones del Templo de Jerusalén. La relación que existe es que en Devarim figuran todas las leyes que se debían cumplir en el Templo. A partir de su destrucción, y a pesar de lo que esperaban los enemigos del pueblo de Israel, el judaísmo no sucumbió, sino que subo reinventarse, encontrando a través de las oraciones y el estudio la forma de mantenerse vivo y vigente.
Quizás sea oportuno recordar que en el orden de prioridades materiales, se puede vender un edificio de sinagoga para construir otra, o vender un colegio para construir o comprar uno nuevo. También se puede utilizar los fondos provenientes de una sinagoga para un nuevo colegio, pero no a la inversa, porque la educación es la base del judaísmo, el estudio constante del Tanaj, Talmud, Halajá, leyes y tratados.
Volviendo al texto de esta semana, la lectura comienza con «Estas son las palabras que dirigió Moshé…». Justamente palabras («Devarim») es el nombre de la Parashá y del libro Deuteronomio en hebreo. Y no puede dejar de sorprendernos un inmenso cambio, cuarenta años atrás, cuando D’s encarga al pastor y fugitivo de la justicia del Faraón, Moshé, la liberación del pueblo desde la casa de esclavitud. En ese momento su respuesta es «…Ruego consideres, oh Señor, que no soy hombre de (fácil) palabra, ni nunca lo fui, ni siquiera desde que Tú hablas a Tu siervo, pues se me traba la lengua.»
Una interpretación de esta aparente contradicción es que lo que necesitaba el pueblo no era alguien que pudiera hacer encendidos discursos, acerca de la importancia de la libertad, sino un hombre de acción, que tuviera un destino claro por el cual luchar.
Moshé se dirige al pueblo después de derrotar a Sijón, rey de los amorreos y a Og. Finaliza con ello su acción y comienza la entrega del cargo a Ioshúa bin Nun. Moshé es un líder que ha puesto en riesgo su vida, ha luchado por su pueblo. Su despedida es la de un auténtico líder.
(Rabí Shraga Simmons)
Basado en:
«Miles de años por Semana» Rabino Abraham Skorka
(«Torah Today», Rabino Pinchas H. Peli)