Parashat Shoftim

COMUNIDAD

(sábado 10 de Agosto)

Parashat Shoftim empieza tratando uno de los valores más importantes para nuestra tradición, la justicia. Durante los primeros psukim se va a dedicar a explicar como debe ser la organización de la justicia en las ciudades del pueblo judío, pero las primeras palabras nos hablan de una organización de justicia más allá de las ciudades, de una justicia que hay que organizar antes que cualquier otra, la justicia interior. Shoftim veShotrim Titen Lejá veKol Sheareja, Jueces y Alguaciles te pondrás para vos en todas tus entradas… Muchos sabios al llegar a este pasuk intentan develar la función de la palabra “Lejá” “para vos”.

La Torá podría haber evitado el uso de esa palabra. Podría haber sugerido simplemente poner jueces en todas las ciudades. Pero evidentemente hay otra cosa que nos quiere enseñar el texto. Quizá debamos ponernos jueces individuales, quizá deberíamos erigirnos como jueces de nosotros mismos. Si leemos la palabra “entrada” en un sentido metafórico, podríamos ver en nuestros ojos, nuestra boca y nuestros oídos “entradas” de nuestro ser. Es como si el texto estuviera exigiendo apostar guardianes y jueces en esas entradas para cuidar que por allí no pase nada injusto, nada extraño a nuestros valores. Imaginemos por ejemplo tener un juez en la boca, se quede como un guardián intentando cuidar que las palabras maliciosas o injuriosas no puedan cruzar nuestros labios. O un alguacil en nuestros oídos, que nos impida oír chismes y rumores que no deberían interesarnos y que sólo contribuyen a dañar a alguien. O un ejército de policías en nuestros ojos, para prohibir las miradas maliciosas, codiciosas y otras. Quizá si entendemos el texto de esta manera podemos encontrarle un sentido más que útil para estos días.

Esta semana comenzó el mes de Elul. En unas semanas vamos a estar golpeando nuestro pecho y pidiendo perdón por nuestros errores. Si hacemos una estadística, la amplia mayoría de los errores por los cuales pedimos perdón diciendo “Al Jet she Jatanu Lefaneja” son errores que se cometen con la boca o con los ojos o con los oídos. Pero no es necesario solo golpearse el pecho y reconocer el error. El desafío es ahora apostar los jueces y los guardianes para evitar que estos errores sean cometidos otra vez. Poner barreras a nuestras entradas para que de nuestra boca solo salgan palabras de justicia y verdad y para que nuestros oídos y nuestros ojos estén bien atentos a escuchar el llanto de quien nos necesita y para ver la necesidad de nuestro hermano que necesita a la obra de nuestras manos para poder vivir.

( Fuente: Guido Cohen / cis.cl )

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