La comercialización de la investigación académica es clave en la economía de Israel

Israel

Por Marcela Corvalán, La Tercera

http://diario.latercera.com/2013/09/24/01/contenido/negocios/10-146958-9-la-comercializacion-de-la-investigacion-academica-es-clave-en-la-economia-de.shtml

Las universidades son grandes centros de creación de conocimiento, pero no siempre son buenas para transferir ese conocimiento al mundo real. La Universidad Hebrea de Jerusalén es una de las excepciones. Hace 47 años decidió crear una empresa que se dedicara a comercializar los descubrimientos científicos desarrollados en la universidad: la bautizó Yissum, la palabra en hebreo para “aplicación”.

De este modo, la universidad seguiría concentrada en la investigación de alto nivel y Yissum se haría cargo de la gestión de los descubrimientos: patentamiento, licencias, búsqueda de posibles socios o licenciatarios, y más recientemente, financiamiento en ciertas etapas de un emprendimiento.

En estos 47 años, Yissum ha registrado más de 8.300 patentes, licenciado más de 700 tecnologías y los productos en su portafolio generan ventas anuales por más de US$ 2.000 millones al año. Más de 80 empresas, incluyendo a Mobileye, creadora de un dispositivo que alerta a los conductores cuando se acercan demasiado a otro vehículo y que ahora es parte del equipamiento obligatorio de los automóviles en Europa, han tenido su origen en Yissum.

Renée Ben-Israel, vicepresidenta de transferencia tecnológica de Yissum, cree que en ese éxito tiene un papel “fundamental establecer objetivos, reglas e incentivos claros y definidos”. La experta se encuentra en Chile para exponer en el seminario Innovación y Start-up en Israel, un ejemplo para Chile, que se realizará este miércoles 25 en el ESE Business School de la Universidad de los Andes.

Si bien la promoción académica en la universidad se realiza con evaluación de publicaciones en jornales especializados, el reglamento interno establece que si el investigador detecta posibles aplicaciones comerciales para su investigación, debe informar a la universidad. Ahí entra Yissum, que realiza todos los trámites de patentamiento. Y aunque la patente y los derechos derivados son propiedad de la universidad, si el producto tiene éxito económico, el investigador recibe el 40% de los ingresos obtenidos por Yissum, la universidad otro 40% y el 20% restante se destina al laboratorio del mismo investigador. “Eso genera incentivos bastante fuertes para la investigación aplicada”, explica la experta.

Se permite (e incentiva) también el trabajo colaborativo con la industria: los laboratorios de la universidad pueden trabajar con una empresa en particular en busca de un objetivo concreto. Esas alianzas y el tratamiento de la propiedad intelectual que generan también están claramente definidos en el reglamento.

El éxito comercial de Yissum le ha permitido en los últimos años generar un fondo para ayudar a las firmas incipientes a cruzar el Valle de la Muerte -la etapa entre la investigación y la comercialización que suele ser difícil de financiar-. “Son proyectos que necesitan un empujón para realizar la prueba de concepto o el prototipo, de manera que sean de verdad interesantes para la industria”, señala. Las ideas se evalúan por parámetros conocidos, aunque tienen la obligación de recibir todos los proyectos, sin importar si algunos tienen más potencial que otros. “Tenemos todo un pipeline de productos en desarrollo. Si no hiciéramos nuestro trabajo, los conocimientos se quedarían en la universidad”, comenta.

Su trabajo va de la mano con una política país de promoción de la innovación: Israel tiene la mayor tasa de inversión en investigación y desarrollo (I+D) del mundo, con 4,9% del PIB. Y cuenta con una batería de mecanismos que ha conseguido que el 80% de esa inversión se haga en empresas privadas.

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