¿Qué es lo que realmente quiere el Hamas?

Medio Oriente

Por Juan Taifeld

Después de varios días de violencia en mi país y en Gaza, con multitud de opiniones que explotan en las redes sociales, a favor y en contra, me pregunto no que fue lo que desató esta tercer operación en lo que va de poco más del último lustro (tres operaciones en unos cinco años, que barbaridad), ya que el detonador quedó claro después del vil y cruel asesinato de tres jóvenes israelíes hace unas semanas.

Mi pregunta es más de fondo y tiene que ver con lo que nos ha acompañado desde antes de la retirada de los asentamientos y las tropas israelíes de la Franja de Gaza en el 2005, que llevó unos meses después a la toma del poder del Hamas en la zona con mayor densidad del planeta (más de 1,8 millones de personas en apenas 360 km2).

Lo que me queda claro es que este grupo terrorista (así está clasificado no por nosotros los israelíes sino por los americanos y europeos) no quiere la paz con Israel. Recuerdo, siendo un joven estudiante de Ciencias Políticas, los principios de la era de los 90´s cuando se vislumbraba una posibilidad de llegar a una paz verdadera con los palestinos, gracias en gran medida al valor que tuvo Itzjak Rabín por intentar hacer un giro de lo que Ron Heifetz llama liderazgo adaptativo, y llegar a una solución pacífica en Medio Oriente. Pero recuerdo también que conforme más se avanzaba en los llamados Acuerdos de Oslo, más atentados terroristas sucedían en Tel Aviv, Jerusalén, Netania y muchas otras ciudades, en gran parte liderados por este grupo Hamas.

Así que desde entonces me pregunté qué es lo que realmente busca este grupo fanático. Si no es la paz con un Estado al cual ni siquiera reconoce, entonces será el intentar eliminar y borrar del mapa al Estado judío?

Lo reconozco con orgullo, soy pacifista y siempre he estado del lado del diálogo y de la idea que esta tierra le pertenece a dos pueblos. Más allá de cualquier argumentación histórica, religiosa, legal y/o demográfica, la realidad es que existen dos pueblos que habitan una misma zona, y es por eso que la tierra debe ser dividida en lo que Amos Oz llama “un divorcio necesario”. Así que me muestro partidario de algo que inclusive Netanyahu se ha pronunciado a favor en su famoso discurso de Bar Ilan, la necesidad de la existencia de dos países para dos pueblos.

Lo que me preocupa es la alternativa a esta solución, que va tomando cada vez más fuerza, que la escuche en varias ocasiones el año pasado en la Escuela de Gobierno de Harvard, en donde inclusive se organizó hace un par de años un simposio al respecto. Se trata de la opción del establecimiento de un Estado Binacional, en donde los palestinos sean parte de lo que es hoy Israel. Me opongo rotundamente a esta alternativa, ya que esto conlleva a la destrucción de Israel como estado judío, por obvias razones.

Y volviendo a lo que realmente quiere el Hamas, a mí entender es a mediano plazo justamente lo que está buscando (un Estado Binacional de facto), para llegar a lograr su meta máxima que es terminar con el sueño sionista.

El problema que enfrentamos es que el Hamas utiliza a gran parte de los habitantes de la franja de Gaza como rehenes. Son cobardes en su táctica y también en su estrategia. Tiran misiles desde mezquitas, escuelas, centros de salud y saben perfectamente que el número de víctimas civiles del lado palestino es directamente proporcional al apoyo de una parte importante de la opinión pública mundial. Así que me atrevo a decir que el Hamas busca aumentar el número de pérdidas humanas, con tal de girar la opinión pública en contra de Israel, y desvanecer el foco de atención de lo que realmente son ellos.

Así que Israel se encuentra ahora en una operación más de una encrucijada sumamente compleja. Obviamente como objetivo primordial el de proteger a su población civil, expuesta en más de un 80 por ciento (más de cinco millones de personas!!!) a los caprichos de estos asesinos sin nombre ni apellido, pero también a intentar llegar solamente a ellos minimizando en lo posible las bajas civiles palestinas, lo que como mencione antes, se vuelve casi una misión imposible por la altísima densidad de población en la franja de Gaza.

El mínimo común denominador para un diálogo es la capacidad de reconocer el derecho a la autodeterminación de cada uno de estos dos pueblos donde el destino y la historia nos exigen vivir en conjunto. Pero si uno de los actores, en este caso el Hamas no reconoce nuestro derecho más básico, entonces no hay nada que se pueda dialogar. Por lo menos hasta que su liderazgo no de un cambio al timón del odio y de la violencia como único fin, y sin reconocer que esta tierra también nos pertenece ( el diario judío México )

 

Que no lo lean…por Pilar Rahola

Si Hamas tira misiles a las poblaciones civiles, no lo hace para matar, sino para hacer un happening

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Que este artículo no lo lean los que lo saben todo de este endiablado conflicto. Que no lo lean los que creen que siete millones de israelíes son asesinos potenciales, ávidos de sangre de niños, del estilo del mito medieval de los judíos que bebían la sangre de niños cristianos. Que no lo lean los que crean que Israel no se defiende de nada, sino que le encanta la guerra y la muerte. Que no lo lean los que reducen una sociedad democrática, ansiosa de paz y seguridad, a una cofradía de enloquecidos imperialistas. Tampoco los que saben quién es el malo, aunque no conozcan las circunstancias que han desembocado en otro momento trágico. Que no lo lean los que sólo ven la violencia cuando los israelíes mueven los tanques, pero nunca cuando caen miles de cohetes sobre la población israelí, cuya vida diaria es un infierno. Y tampoco los que nunca ven a las víctimas judías, porque las consideran culpables de su propia muerte.

Y no, que no lo lean los que creen que Hamas es una organización pacífica de resistencia, y no un movimiento fanático, cuyo doble objetivo es la destrucción de Israel y la creación de una república islámica. Que no lo lean los que no quieren saber que Hamas sitúa sus bases de misiles en pisos repletos de personas para usarlos como escudos humanos. Que no lo lean los que muestran fotos de niños palestinos, pero no hablan de los niños judíos que pueden morir cada día bajo los misiles y que no mueren porque el escudo israelí lo impide. Que no lo lean los que piensan que si Hamas tira misiles a las poblaciones civiles no lo hace para matar personas, sino para hacer un happening.

Tampoco aquellos que no se preguntan qué países financian la guerra santa en la zona, impiden los acuerdos e imposibilitan la paz. Ni tampoco los que crean que el pueblo palestino tiene unos líderes magníficos, y no unos tipos violentos que los conducen al desastre. Que no lo lean los que no se acuerden de que en los refugios antimisiles también se protegen los árabes israelíes. Tampoco los que no saben nada de historia y repiten los viejos mantras de la propaganda antiisraelí. Que no lo lean los que usan la palabra sionista como si fuera una maldad intrínseca, sin saber ni quién era Teodor Herzl, ni las bases socialistas del movimiento, ni el espíritu de convivencia que lo alentó. Y por no leer, que no lo lean los que niegan todo debate, porque ya han condenado a Israel en el tribunal del dogma. Que no lo lean los que sólo se interesan por ese conflicto, y nunca por los miles de muertos musulmanes en manos de sus propios fanáticos. Y, finalmente, que no lo lean los que sitúan en un plano moral superior condenando a Israel al infierno y niegan a los demás el derecho a ver con más complejidad el conflicto. Que no lean nada de esto, porque ya tienen todas las respuestas, ellos, que no son capaces de hacerse ni una sola pregunta.

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