Fundamentalismo, el enemigo común

Israel

Por Rafael Eldad, Embajador de Israel en Chile

Con la Asamblea General de Naciones Unidas como marco de fondo, las delegaciones de Israel y la Autoridad Palestina han quedado en condiciones de dar vuelta la página de un conflicto de 50 días que enfrentó a Israel con el grupo terrorista Hamas, y que culminó con la firma de un cese al fuego, aún vigente.

La normalización de relaciones entre Israel y la Autoridad Palestina ratifica, como se dijo en innumerables ocasiones, que israelíes y palestinos no son enemigos. El enemigo de ambos pueblos está radicado en la violencia y el terrorismo, que emanan de visiones fundamentalistas, como la de Hamas y otros grupos que han alcanzado una triste notoriedad en estas últimas semanas por sus acciones de terror en la región.

En efecto, una mirada profunda de lo que sucede en Medio Oriente revela que Israel no considera a los palestinos como antagonistas. Al contrario, nuestro objetivo estratégico es la paz. Así lo ha sido desde que quedara estampado en nuestra Declaración de Independencia y así se ha mantenido en el tiempo, independiente del color político de los gobiernos.

El enemigo de los palestinos y de los israelíes son precisamente aquellos que fomentan la violencia como forma de vida, que rinden culto a la muerte, que promueven el extremismo y el fanatismo asesino, es decir, aquellos que sustentan la ideología jihadista-islamista.

El peligro para ambos pueblos proviene precisamente de estos grupos terroristas que ensalzan la cultura de la muerte, que muestran a los terrorista suicidas como verdaderos héroes juveniles y que usan a los civiles como instrumentos de guerra, poniendo en un segundo o tercer plano el bienestar del pueblo.

Estado Islámico, a nivel global, y Hamas, a nivel local, son partes de un mismo todo, en el cual la intolerancia religiosa ha alcanzado límites extremos, contra cristianos, judíos y todo tipo de “infieles”.

Volviendo a Gaza, hay que clarificar que el conflicto entre Israel y los palestinos está muy lejos de ser el centro de las convulsiones en Medio Oriente. Inclusive, ha causado una menor cantidad de víctimas que cualquier otro conflicto interno del mundo árabe, ya sea entre chiitas y sunitas, entre extremistas y moderados, entre fundamentalistas y laicos, etc. A modo de ejemplo, cabe mencionar los 200 mil muertos en la guerra civil en Siria.

Por eso, en este momento, se requiere determinación y franqueza de parte del liderazgo palestino, para rechazar de forma tajante y completa a todos estos movimientos que han producido el sufrimiento de su propio pueblo y se han aprovechado de ellos para introducir sus ideologías extremas.

La Asamblea General de Naciones Unidas es sin duda el escenario apropiado para manifestarse en contra del terrorismo y el fundamentalismo religioso, más allá de los intereses que han regido por años la política exterior hacia Medio Oriente.

La única opción para todos nosotros es entablar el camino de la paz. Por eso, hay que mostrar empatía, sinceridad y estar dispuestos a actuar con flexibilidad. Israel está preparado, como lo ha hecho en el pasado, para tender la mano de la paz y para mostrar toda la flexibilidad posible dentro de sus necesidades de seguridad.

Esperamos que los palestinos también estén preparados para este desafío.

(Fuente: La Segunda )

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