Jacob Cohen: Al rescate del patrimonio fotográfico y documental de la judería de Temuco

Vida Comunitaria

Por Michelle Hafemann, www.anajnu.cl

En la pasada inauguración del Archivo del Judaísmo Chileno, realizado en noviembre del 2014, el Dr. Jacob Cohen, autor del libro “Los judíos de Temuco” (2002), entregó una donación de documentos y fotografías de la comunidad de la Región de la Araucanía y anunció en el acto que estaba pronto a la publicación de un segundo libro, esta vez dedicado a las imágenes de la comunidad en la que se crió y educó. Programado para abril de este año, el lanzamiento de este libro, que se titula “Los judíos de La Araucanía” y que revisa, en más de 1.800 imágenes, la historia de los judíos sefaradíes que llegaron desde Macedonia, Turquía y Europa a vivir a ciudades de la región y que formaron una de las comunidad judías chilenas más antiguas.

Nos encontramos con el Doctor Cohen para hablar de su libro en su consulta en la sección de Pediatría de la Clínica Las Condes, cuando la publicación ya está a punto de entrar a imprenta. Pero ese no era su único motivo de orgullo, ya que su hijo Mauricio resultó semifinalista en el concurso mundial de Tanaj (Jidón Tanaj Olami) que se hizo a fines del 2014 en Israel, siendo el primer chileno en llegar alguna vez a esta etapa. Entonces nos contó que el lanzamiento de su nueva publicación será en abril, que será organizado por la Comunidad Judía de Chile, que es auspiciador del libro, que además contó con el apoyo de un donante de origen temucano, anónimo.

“Primero hice el libro de los judíos en Temuco y durante ese proceso mucha gente me prestó foto, de hecho hay fotos en ese libro, pero no es un libro fotográfico, entonces las fotos se perdían. Y me impresionó la respuesta que tuvo el libro, que ya se ha agotado dos veces. Hemos vendido más de 2.000 ejemplares”, explica el Dr. Cohen.

¿Y cómo nació la idea de hacer este segundo libro?

-La verdad es que por estímulo de la curadora del Museo Judío del Holocausto de Macedonia. Yo me contacté con ella, el museo se había fundado unos cinco años atrás, ella supo que la mayoría de los judíos sefaradíes que llegaron a Chile venían a Macedonia, entonces me preguntó si tenía fotos y yo tenía algunas, entonces ella me propuso hacer una recopilación fotográfica. La idea se la presenté a la editora del libro “Los Judíos de Temuco”, porque ella había hecho otros libros de recopilación fotográfica, y le encantó la idea. Y yo tenía ya coleccionada fotos desde que yo estaba en la facultad de Medicina, desde hace 35 años atrás había empezado a guardar documentos y fotos, de hecho los documentos los estoy donando al Archivo del Judaísmo Chileno. La editora me planteó la necesidad de conseguir financiamiento y yo busqué apoyo, lo conseguí y así partió el proyecto. Llevo cuatro años de trabajo, porque quise hacerlo lo más completo posible, es un libro que tiene más de 1.800 fotografías.

¿De qué se trata el libro?

-El libro comienza con la expulsión de los judíos desde España, para que la gente entienda de dónde salieron los sefaradíes, cómo llegaron a la zona de Macedonia y cómo de allí emigraron para acá. Entonces hay un capítulo de los judíos en Macedonia, de cómo vivían las familias antes de emigrar, y luego del viaje mismo, después la llegada acá y cómo llegaron a Temuco. El libro está dividido en varios capítulos, primero las primeras familias y cómo se fue gestando la idea de crear una comunidad, que fue el Centro Macedónico y cómo ese centro después se contacta con la comunidad judía acá en Santiago. Luego hablo del primer congreso judío chileno, que se hizo en el año 1919, y de la venida del Gran Rabino de Macedonia a Temuco, que fue en 1927. También se puede ver en el libro cómo se educaron los judíos de Temuco, en el colegio judío y en los colegios fiscales, así como la actividad juvenil, la comunitaria y de la Sociedad de Damas.

¿Y este relato histórico está contado a través de las imágenes que Ud. recopiló?

-Así es, con las imágenes. Obviamente que con la investigación para mi libro anterior yo conozco la historia de la comunidad judía de Temuco de memoria, desde que se fundó hasta hoy día, y las fotografías yo las puedo reconocer por los tiempos y por las épocas. Y así fui reconstruyendo esta historia.

¿Cómo es que una persona como Ud., que lleva años dedicado a la medicina, se convierte en historiador?

-No soy historiador…

Bueno, quizás no de formación, pero en la práctica sí.

-Sí, en la práctica sí. La verdad es que esta es una investigación histórica de muy buen nivel, yo creo que hay pocos libros fotográficos de la vida judía tan completos como este, y para ser una comunidad tan pequeña. Yo te diría que está casi completo con todos los que vivieron en Temuco y todos los que pasaron por ahí. Casi completo, porque no están todos, y además hay material que está perdido para siempre.

¿Y cómo llegó a dedicarse a esto?

-Bueno, yo nací en Temuco y me apasiona la historia judía, y cuando hice el primer libro, que empecé en 1985 con la idea, me entusiasmé porque creo que todo lo que no se escribe se pierde. Yo eso lo aprendí a través de la medicina, yo hago investigación clínica y todo lo que no se escribe, se desvanece. Y como yo nací y me crié en Temuco, y le tengo mucho cariño a la comunidad judía de esa ciudad y a la comunidad judía en general, pensé que no era posible que la historia de esta comunidad se perdiera. Y así escribí el primer libro, había muy poco escrito sobre la comunidad judía de Temuco en particular y de la chilena en general, y después me di cuenta de que tenía fotos de muy rico valor histórico y pensé que si eso no se concretaba en un libro se iba a perder, de hecho hay muchas colecciones fotográficas de las primeras familias que se perdieron, porque los bisnietos y tataranietos recibieron cajas con fotos, sacaron la de sus abuelos y el resto las botaron.

¿Cómo recopiló los documentos e imágenes para este libro?

-Yo me conseguí documentos en la Biblioteca Nacional, en el Archivo Nacional y en el Archivo del Pueblo Judío, que Moshé Nes El tuvo la virtud y visión de rescatar documentos, lo mismo Gunther Böhm, que incluso rescató documentos de la basura. Y también de mi papá, que fue presidente de la comunidad dos veces y tenía en su negocio cajas con documentos que la comunidad iba a botar, y de hecho cuando nos trasladamos de Temuco a Santiago los iba a botar, y yo los guardé. Y esos son los archivos que ahora estoy regalando al archivo de la Universidad de Chile.

Ahora, en este libro, la historia está contada a través de fotografías: cómo formaron comunidad, cómo educaron a sus hijos, etc.

Además en este libro reconstruye la historia de familias que son muy representativas de la comunidad judía chilena en la actualidad.

-Así es, de los Albala, los Arueste, los Alvo, los Testa… De hecho yo tengo fotos que los hijos y nietos no conocen.

¿Y estas fotos, aparte de formar parte del libro, son parte de la donación que Ud. hizo al Archivo Histórico del Judaísmo Chileno del Centro de Estudios Judaicos de la Universidad de Chile?

-No son todas mías, pero estoy tratando que las familias me las entreguen para donarlas al archivo. Una gran parte es mía y la voy a donar. Por ejemplo, don Enrique Testa, que vive en el Hogar Beit Israel, fue por años dirigente de la comunidad y su padre, José Testa, fue dirigente de la comunidad de Temuco. Y yo siempre supe que él tenía documentos guardados y cuando se fue al hogar, su hija, Geraldine Testa, me llamó para contarme que habían encontrado cientos de fotos. Y encontré fotos extraordinarias y en este caso le pedí los originales para entregarlos al archivo.

Es impresionante que muchos de los miembros de la comunidad judía chilena, cuando salieron de sus países de origen, o bien en su vida acá, guardaron muchas fotos, como un registro de su vida judía. De hecho es sorprendente de quienes tuvieron que escapar durante la Shoá, que de las pocas cosas que se podían llevar, siempre se llevaban las fotos.

-Sí, eso es cierto, pero eso fue porque tenían conexión con los personajes que sabían que no iban a ver nunca más. Y de las fotos que he podido rescatar, es porque han sido los hijos o nietos que han guardado las fotos de sus abuelos. Pero cuando ya estamos hablando de tataranietos, ya hay muy poca conexión, y hay gente que tiene cariño por la historia y gente que no. La vida moderna está haciendo que tengamos una vida práctica y guardar cosas del 1.900 la verdad que mucha gente no lo hace. Entonces ha sido difícil. Pero las fotos que trajeron de Monastir, que me conseguí, fue con estas mismas características: fue gente que emigró con nada, pero sí con las fotos de sus papás o de sus abuelos, que fueron incluso las primeras fotografías.

Le parece que de cierta forma, este trabajo que Ud. hace en este libro y en el anterior, le da nueva relevancia a la comunidad de Temuco, porque la comunidad judía chilena es bastante centralista, especialmente porque buena parte de los judíos están en Santiago.

-De cierta forma sí, a pesar de lo pequeña que es la comunidad de Temuco hoy en día, pero tienen un patrimonio histórico, tienen la Sinagoga más antigua del país, que es de 1927. Es una de las primeras comunidades en Chile.

¿Y qué pasó que de ser el centro de la comunidad judía chilena, la comunidad de Temuco pasó a ser una comunidad pequeña?

-Bueno, primero que algunos dirigentes fueron gente que tenían mucha educación y llegaron a Temuco por razones comerciales y quisieron darle relevancia a la comunidad, organizar a la comunidad en un organismo muy bien formado, poco religioso pero sí con una importante estructura corporativa. Entonces crearon el Centro Macedónico en 1916, comprar una sede social, llevar libros de registros y de actas, y eso que la mayoría de los inmigrantes apenas sabían escribir. Y eso le dio relevancia a la comunidad. Se relacionaron rápidamente con los masones y con el Partido Radical, y eso le dio a la comunidad una estructura social muy importante en una ciudad que estaba recién naciendo. Tuvieron muy buenas relaciones con el Centro Español y con la comunidad italiana. Por otro lado en Santiago ya había comunidad, el Centro Israelita se formó en el 1.900. Y con don Yehedía Israel se le empezó a dar una estructura más religiosa, se fundó el cementerio, y por esas características fue una comunidad que sobresalió, a diferencia de otras comunidad de provincia.

Llama la atención, y eso es algo que Ud. mencionó cuando entregó la donación al Archivo del Judaísmo Chileno, la referencia al origen en el nombre de los centros comunitarios.

-Claro, ellos fundaron el Centro Macedónico, pero luego del congreso de 1919 se decidió que todas las instituciones judías se iban a llamar “Israelitas”.

¿Y esta vinculación con Macedonia se diluyó con el tiempo?

-Sí, además que llegaron a la comunidad judíos ashkenazim desde Buenos Aires, también algunos de Turquía y de Grecia.

Ud. mismo hacía referencia a Moshé Nes El, y también al profesor Gunther Böhm, que además fue el fundador del Centro de Estudios Judaicos. Y también está Moshé Senderey, quien fue el primero que escribió un libro de la comunidad judía de Chile, en los años ’50.

-Sí, a Moshé Senderey no lo conocí, pero en su libro hace referencia a las comunidades de provincia y es muy importante para entender la historia de la comunidad judía de Chile. Y luego Moshé Nes El trabajó sobre la comunidad judía sefaradí de Chile. Después está el trabajo de Alfredo Matus, sobre la vivencia de los sefaradíes en Chile, que fue su tesis de grado y para el cual entrevistó a la gente de la comunidad. Y luego está mi libro.

De cierta forma se podría pensar que la historia de la comunidad judía chilena se ha podido registrar gracias a los esfuerzos personales de estos historiadores y el suyo también.

-Así es. La verdad es que la historia de la comunidad judía de Temuco se habría perdido absolutamente si yo no me hubiera entusiasmado con estos libros, porque me gusta la historia y por el cariño que tengo del lugar donde me crié. Es más que un hobby, una pasión.

¿Con qué se van a encontrar nuestros lectores en su libro?

-Se van a encontrar con un material fotográfico impresionante, son 1.833 fotografías y documentos, que relacionan la vida familiar de Monastir, Salónica y de algunos países europeos. Se van a encontrar con documentos históricos fotografiados, que son únicos, y con un relato fotográfico con una historia muy clara de cómo llegaron, de cómo nació la comunidad sefaradí en Europa hasta ahora, y con material fotográfico rescatado único, de hecho los editores están fascinados. Van a encontrarse muchos con sus parientes y amigos de sus abuelos y bisabuelos, que se relacionan con familias importantes de la comunidad judía chilena de hoy. Es un libro hermoso, la verdad.   

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