Libro de la Torá: de los sótanos de Sadam a Jerusalén

Israel

Una Torá, de 200 años de antigüedad, escrita con tinta de jugo de granada concentrado sobre piel de gacela y que, durante decenas de años, durmiera en los sótanos de la inteligencia iraquí, sorpresivamente, continuó su camino desde la embajada de Israel en Jordania y luego, trasladado a la Cancillería en Jerusalén.

Después de atravesar una compleja reconstrucción en estos días, el libro fue incorporado a la sinagoga del Ministerio del Exterior.

La Torá permaneció, durante años, en los depósitos de la embajada de Israel en Jordania, hasta donde llegó de manos de soldados norteamericanos que la encontraron en los sótanos de la inteligencia iraquí. Los sótanos fueron – durante la Segunda Guerra del Golfo – tomados por las fuerzas norteamericanas y, allí, los soldados encontraron varios antiguos libros de la Torá los que fueron trasladados a la embajada de Israel en Jordania y, desde allí, para su puesta a punto en Jerusalén, a excepción de uno que quedó, durante años, en la embajada.

El principio de la historia se remonta a septiembre de 2011, tras el desalojo de la embajada de Israel en El Cairo. En la Cancillería ordenaron devolver al país todo lo que no era indispensable en la embajada de Jordania, ante el temor que, una multitud enfervorizada, intentara hacerse de la representación y, a principios de 2012, el olvidado libro fue trasladado a la Cancillería. Desde entonces, permaneció en depósitos.

El escriba, Akiva Garber, especializado en la reconstrucción de libros sagrados, revisó la Torá y encontró, en su interior, un sello de la inteligencia iraquí. Del libro fue extraída una muestra microscópica de la escritura y, de ahí se dedujo que fue escrito con jugo concentrado de granada. La revisión dejó al descubierto su antigüedad, estimada entre 150-200 años. En apariencia fue escrita en el eje kurdo, al norte de Irak.

Según la evaluación, el libro fue tomado por la inteligencia iraquí, tras los grandes incidentes en Irak. La sugerencia de Garber fue que era posible la reconstrucción del libro. La Cancillería decidió invertir en ello y, en estos días, el proceso quedó completado siendo la Tora introducida en la sinagoga.

Próximamente será realizada una ceremonia con presencia del Canciller Avigdor Lieberman.

En la Cancillería no se conformaron y decidieron que, una Torá de esas características, merecía una cubierta no menos especial. Es por ello, que desde el despacho del Primer Ministro fue trasladada un ropaje, de 100 años de antigüedad, correspondiente a una Torá sacada de Haleb hacia Israel. La singular cobertura, dedicada a una persona fallecida, atravesó un proceso de reciclado.

Fuente: Ynet

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