Israel: ¿quién daña las relaciones entre árabes y judíos?

Medio Oriente

De nuevo toca recordar a los representantes de los ciudadanos árabes de Israel en la Knéset (parlamento) cuál es su auténtico electorado. De nuevo toca recordarles que han sido elegidos por los ciudadanos árabes de Israel y no por los palestinos que residen en la Margen Occidental y en la Franja de Gaza.
La razón por la que los diputados árabes necesitan recordar quiénes son sus electores es que algunos parecen haber olvidado que los palestinos de la Margen y la Franja tienen sus propios líderes, portavoces y representantes.

En los últimos años, algunos de los miembros árabes de la Knéset han dedicado gran parte de su tiempo y esfuerzo a ayudar a los palestinos de la Margen y la Franja a expensas de sus propios votantes israelíes. Además, sus dichos y hechos han causado un gran daño a las relaciones entre judíos y árabes en Israel. Los grandes perdedores son los árabes de Israel, cuyos diputados hacen poco por mejorar sus condiciones de vida.

Basel Ghatas, de la Lista Conjunta, es el último ejemplo de cómo los representantes árabes continúan actuando en contra de los intereses de sus electores, los árabes israelíes.

A finales de junio, Ghatas abandonó Israel para unirse a una flotilla con destino Gaza que zarpaba desde Grecia. Es el segundo miembro árabe de la Knéset que se suma a una empresa de este tipo. Cinco años atrás, Hanín Zoabi se enroló en la flotilla del Mavi Marmara, cuyo objetivo era “romper el bloqueo” que pesa sobre la Franja.

El principal objetivo de los organizadores de las flotillas es obligar a Israel a levantar ese bloqueo naval, un bloqueo que es legal bajo la ley internacional y que cuenta con la aprobación de Naciones Unidas, y cuyo fin es prevenir el contrabando de armas hacia la Franja, controlada por Hamás. Los organizadores de las flotillas están intentando ayudar a Hamás a zafarse del aislamiento en que se encuentra desde que echó al Fatah de la Autoridad Palestina de Gaza, en el verano de 2007.

Ghatas y Zoabi arriesgaron sus vidas con tal de ayudar a Hamás, cuyos líderes se sienten estimulados por el apoyo que reciben de miembros de la Knéset y de activistas propalestinos en varias partes del mundo. Afortunadamente para estos dos miembros de la Knéset, no resultaron heridos cuando los comandos israelíes interceptaron los buques en que viajaban.

¿Estarían dispuestos estos diputados de la Knéset a arriesgar la vida por quienes les votan? ¿De qué manera contribuye a resolver los problemas que afrontan los árabes israelíes, como el desempleo y la pobreza, el sumarse a una flotilla con destino Gaza?

Estos días ha sido difícil encontrar árabes israelíes que vieran algo positivo en la decisión de Ghatas de embarcarse. De hecho, en privado muchos no dudaron en criticarle. Decían que eso no ayudaría a mejorar sus condiciones de vida. Sin embargo, tenían miedo de decirlo en público para no ser acusados de “traidores” por pronunciarse en contra de uno de sus representantes en la Knéset.

Desafortunadamente, Ghatas y Zoabi no son los únicos miembros árabes de la Knéset que siguen empleando buena parte de su tiempo y esfuerzo en fungir de defensores de los palestinos de la Margen Occidental y la Franja de Gaza. Por supuesto, no hay nada malo en expresar solidaridad con los palestinos que habitan allí. Pero algunos han traspasado la línea roja y traicionado los intereses de los árabes israelíes. Ciertamente, identificarse con el régimen de Hamás en Gaza no sirve a los intereses de los árabes de Israel.

Ghatas y sus amigos de la Knéset, que se han convertido en portavoces de los palestinos de la Margen y la Franja, están agrandando la brecha entre los judíos y los árabes en Israel. Son los responsables de que numerosos judíos israelíes estén convencidos de que los árabes israelíes son la quinta columna, el enemigo interno.

La fiera retórica antiisraelí y el comportamiento de varios diputados árabes están asustando a muchos judíos israelíes, hasta el punto de que algunos han dejado de visitar pueblos árabes del país.

La decisión de Ghatas de unirse a la flotilla con destino Gaza fue una provocación contra Israel. Y una traición a los votantes árabes que lo pusieron en la Knéset a fin de que tratara de conseguir más fondos públicos y servicios para la comunidad árabe. Provocar a los israelíes con acciones como éstas es lo último que quieren los árabes israelíes.

Alguno puede alegar que Ghatas y sus colegas de la Knéset sólo andan buscando publicidad. De acuerdo con esta idea, sólo quieren atraer la atención de los medios y no les importa lo que se diga de ellos, siempre y cuando su nombre aparezca correctamente escrito. Otros argüirán que verdaderamente están preocupados por sus hermanos palestinos de la Margen Occidental y la Franja de Gaza. En ambos casos, los ciudadanos árabes de Israel son los grandes damnificados. Unirse a una flotilla pro Hamás no va a procurar trabajos a los universitarios árabes ni allegar más fondos públicos a la comunidad árabe.
Ha llegado la hora de que los árabes israelíes respalden otra manera de relacionarse con su Estado, distinta de la de Ghatas y sus camaradas. Este nuevo enfoque debería tener por objeto llegar a los judíos con un mensaje de tolerancia y coexistencia, no de provocación y alienación.

Ha llegado la hora de que los árabes israelíes se distancien de los representantes que actúan en contra de sus intereses y dañan las relaciones entre judíos y árabes. Si hay miembros de la Knéset que quieran emplear su tiempo y energía en ayudar a los palestinos, deberían considerar trasladarse a la Margen Occidental o a la Franja de Gaza. Pero si quieren quedarse en Israel, deben empezar a abordar los problemas que afrontan sus electores y no causar más daño a las relaciones entre árabes y judíos.

© Versión original (en inglés): Gatestone Institute

© Versión en español: Revista El Medio

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