La lógica del acuerdo nuclear de Obama hace implosión

Medio Oriente

Abraham Ben Zvi

Menos de una semana después de que las potencias mundiales e Irán anunciaran que habían llegado a un acuerdo nuclear, la frágil lógica que guía la actitud conciliadora del presidente estadounidense, Barack Obama, a lo largo de las negociaciones se ha hecho añicos.

La decisión de Obama de ofrecer a Irán un paquete importante de medidas económicas para fomentar la confianza económica se basa en la suposición de que Teherán sería incapaz de resistir la tentación, y el régimen se embarcaría en una senda moderada con respecto a sus políticas en relación a Estados Unidos.

La eliminación de las sanciones que devastaban la economía de Irán ha sido vista por la Casa Blanca como un medio para facilitar y acelerar el proceso de acercamiento entre Washington y Teherán, con el objetivo de hacer de éstos últimos un socio estratégico principal en el Medio Oriente.

Hasta ahora, sin embargo, la realidad no ha estado a la altura de las expectativas de Obama. Las duras e intransigentes declaraciones vertidas por el Líder Supremo iraní, el ayatollah Ali Khamenei, diciendo que el acuerdo no alterará las políticas de Irán hacia EE.UU., deben servir como un llamado de atención aleccionador para el público estadounidense, antes de que el acuerdo se convierta en un hecho consumado.

Khamenei fue claro como el agua: El acuerdo no representa un nuevo comienzo para las relaciones Irán-Estados Unidos, basadas en un enfoque más

reconciliado con sus lazos diplomáticos, ideológicos y económicos. El acuerdo se centra en un nivel aislado en estas relaciones -en el nivel nuclear-, que tiene poco impacto en cualquiera de las otras dimensiones que comprenden los lazos entre las dos naciones.
En otras palabras, el acuerdo nuclear no será el comienzo de una hermosa amistad entre Irán y Occidente. Lo contrario es cierto: Irán no tiene intenciones de cambiar las políticas que en general son contrarias a Occidente, ni planea rescindir, ni siquiera disminuir, su apoyo a los elementos subversivos y terroristas en Irak, Siria, Líbano, Bahréin, y la esfera palestina.

El régimen de los ayatollahs ha sido, y sigue siendo, el enemigo jurado de la «arrogancia norteamericana», como lo expresó Khamenei, y continuará viendo a Occidente como el enemigo.

Khameneí aplastó las expectativas construidas por el gobierno de Obama de un solo golpe, socavando la base del acuerdo alcanzado la semana pasada. El ministro de Relaciones Exteriores iraní, Mohammad, Javad Zarif, sin duda, se embarcará en una nueva ofensiva encantadora, en breve, en un intento de ocultar las declaraciones de su líder.

Todo lo que podemos hacer es esperar y ver si el intento de restarle importancia al acuerdo e introducirlo como un componente más de un esfuerzo diplomático difícil, en curso, alimentará el escepticismo en la opinión pública estadounidense, y ayudará a dar forma, como resultado, a la revisión del acuerdo en el Congreso.

Fuente: Israelhayom.com

Abraham Ben-Zví es profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Haifa

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