La interminable vergüenza de la ONU

Artículo de Hasbará

Ana Jerozolimski / Fuente: Semanario hebreo. Uruguay

Las Naciones Unidas, concebidas y creadas después de la Segunda Guerra Mundial para defender los derechos humanos y la libertad, se han convertido lamentablemente en un vergonzoso escenario de desfachatez política. Países violadores de los derechos inherentes a la condición humana, son votados como miembros de la Comisión de Derechos Humanos y dictan moral a democracias mientras asesinan a sus ciudadanos.

Sin olvidar por un momento la importante labor que despliegan Cascos Azules y Cascos Blancos de la ONU en diferentes partes del globo-y nos enorgullecemos especialmente del aporte de contingentes uruguayos en el Congo y Haití- hay desafortunadamente también mucho para criticar.

El organismo mundial, que jamás condenó la violación por parte del mundo árabe de la resolución 181 de la Asamblea General que recomendó la partición de Palestina en un Estado judío y otro árabe-violación que tomó la forma explícita y clara de una agresión armada contra el entonces naciente Israel-se ensaña injusta y desproporcionadamente con la única democracia de la región. Pero el problema aquí no pasa solamente por la “atención” exagerada que presta a Israel sino por la otra parte de la ecuación, o sea la permisividad y pasividad con que actúa y se pronuncia ante dictadores y sanguinarios terroristas.

La semana pasada, nuevamente, dio ejemplos de ello, al aprobar la Asamblea General seis resoluciones de condena contra Israel, cinco de ellas redactadas por los palestinos y una por Siria. Esto sin hacer mención ninguna de las decenas de acuchillamientos y embestidas con autos sobre transeúntes israelíes, que son parte de la realidad israelí, absolutamente todos los días, desde comienzos de octubre, en una nueva etapa del ya conocido fenómeno de terrorismo contra Israel. La resolución siria era sobre los Altos del Golán…y la ONU olvida las masacres de Siria.

Medio Oriente arde……y la Asamblea General condena a Israel.

Digamos que a pesar de la representatividad internacional de la Asamblea General, dado que incluye un embajador de cada país, su dinámica es compleja dado que funciona por mayorías automáticas. Digamos entonces que cuando habla el Secretario General, lo hace habiendo sopesado un poco antes sus palabras. Entonces…¿Por qué olvidó Ban Ki Moon, al hablar en París sobre las víctimas del terrorismo, mencionar a Israel cuando pidió un minuto de silencio? La ecuación no es que los de París cuentan porque eran 129 en medio de Francia y los de Israel en esta última oleada de terror fueron mucho menos hasta ahora. Lo que cuenta es la realidad en la que está sumido Israel desde su nacimiento, y lo que se le impone en los dos últimos meses, ya más que eso, como su dinámica diaria: vida bajo el terror.

Ni siquiera esperamos que la Asamblea General lo condene. Sería como esperar que al tigre se le vayan las manchas.

Pero leer estos días un informe de la ONG UNWATCH sobre el papel de algunos palestinos empleados como maestros en escuelas de la ONU en Gaza y Cisjordania, que elogiaron atentados en sus páginas de Facebook y otros marcos, aprobando así la violencia contra la población israelí, eso, realmente, ya es demasiado.

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