Investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalem desarrollan una solución para conservar células y órganos a largo plazo

Ciencia y Tecnología

AJN.- Después de décadas de estudios, los científicos creen estar cerca de un gran avance en la preservación a largo plaza de células y órganos para salvar vidas a través del uso de las proteínas anticongelantes que evitan que el órgano se congele y las células se mueran.

Un corazón o los pulmones se mantienen viable para el trasplante por sólo seis horas antes de que comiencen a deteriorarse. El páncreas o el hígado se desperdiciaban después de 12 horas de almacenamiento, y un riñón podría ser mantenido fuera del cuerpo por menos de 30 horas. Estas limitaciones de tiempo plantean un enorme desafío logístico para el procedimiento de trasplante de órganos donados. El trasplante tendrá mayor éxito se se realiza tan pronto como sea posible después de la cirugía del donante.

Uno de los principales problemas en la forma de almacenamiento de los órganos es cuando estos se congelan; la expansión de los cristales de hielo dañan las células de una manera que no pueden ser revividas.

«La capacidad de poder congelar órganos y descongelarlos sin causar daños en el propio órgano sería revolucionario en términos de nuestras oportunidades de salvar vidas», explicó el profesor Ido Braslavsky del Instituto de Bioquímica, Ciencias de los Alimentos y Nutrición de la Facultad de Agricultura, Alimentación y Medio ambiente Robert H. Smith en la Universidad Hebrea de Jerusalem.

El perfeccionamiento de la crioconservación – el proceso de conservación de células, tejidos y órganos a temperaturas bajo cero – permitiría conservar los tejidos y órganos a largo plazo y dar el tiempo de salvar las vidas de millones de personas en todo el mundo.

La proteínas anticongelantes (o de unión de hielo) fueron descubiertas hace unos 50 años en los peces antárticos y ahora se sabe que inhiben de forma activa la formación y el crecimiento de cristales de hielo.

«Investigamos la interacción de las proteínas de unión de hielo con cristales de hielo. Ya que estamos trabajando a temperaturas de grados centígrados bajo cero y necesitamos una alta precisión de temperatura de trabajo. Se diseñó un microscopio especializado con un enfriador de fase que permite a un nivel miligrado el control de la temperatura y también la congelación, con una luz fluorescente podemos ver dónde se encuentran las proteínas y como interactuan con los cristales de hielo», explicó Braslavsky.

Braslavsky y sus estudiantes mostraron que las proteínas de unión de hielo en hielo absorben a través de la unión irreversible. Este estudio explica cómo las proteínas de unión de hielo detienen el crecimiento del hielo, un gran misterio que intrigado a los científicos en este campo durante décadas.

El trabajo pionero de Braslavsky en el estudio de la interacción entre las proteínas anticongelantes y el hielo se está expandiendo al desarrollo de las técnicas de crioconservación que permitirá la reactivación de las células y los tejidos, además de la restauración de su forma y función. NT

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