110 años de vida organizada en Chile: Orgullo comunitario

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En noviembre próximo, transcurrirá un decenio de un evento emblemático encabezado por la Presidenta de la República Michelle Bachelet, quien en su primer mandato acompañó a la Comunidad Judía en su centenario de vida organizada en el país. En una  gala, a la que asistieron las principales autoridades del país, recordamos juntos los inicios de un ishuv ejemplar, activo y comprometido con los valores del Pueblo de Israel y que durante este año cumple 110 años,  “¡una efeméride que nos debe hacer sentir orgullosos de pertenecer a una comunidad vigorosa en su acción y cohesionada en su esencia y espíritu!”, según expresiones de Roberto Busel,  Presidente de la Comisión Organizadora de esta celebración.

Así como en aquel entonces, nos aprestamos hoy a relevar un nuevo aniversario a través de múltiples actividades, internas y externas, que tendrán por propósito posicionar a la Comunidad Judía en cuanto a su aporte al país, y convocar a nuestra familia judía a seguir construyendo memoria colectiva en homenaje a nuestros predecesores que pusieron la primera piedra de lo que es hoy la Comunidad Judía de Chile y cuyos iluminados inicios tuvieron lugar allá por noviembre de 1906 cuando decidieron con firmeza y convicción constituirse en comunidad y celebrar, tiempo más tarde, el primer kabalat shabat como lo dispone la halajá.

Pero la presencia judía en Chile tiene raíces más que pretéritas y desconocidas para la mayor parte de la población del país, incluso para muchos de los miembros de nuestra propia comunidad.

En efecto, entre las tropas de Diego de Almagro en 1535 que pisaron por primera vez el norte chileno figuraban conversos como Rodrigo de Orgoñoz, teniente general de aquella expedición, hijo de un modesto judío zapatero de Oropesa, llamado Alonso Jiménez y de Beatriz Dueñas.

En un artículo publicado en el boletín de la Academia Chilena de la Historia en 1947, el escritor chileno Larraín de Castro señala que como buen converso Orgoñoz sintió el olor a la chamusquina  que despedían las hogueras del Santo Oficio, se cambió el nombre en Italia adoptando el de un modesto hidalgo de Oropesa, llamado Juan de Orgoños, participó en la expedición de Almagro, combatiendo a su lado y muriendo en la batalla de Las Salinas.

Por otra parte, en tiempos de Pedro de Valdivia sobresalen por su actuación Francisco de Villagra, conquistador y Gobernador del Reino de Chile, nieto de una judía llamada Isabel Mudarra y luego Diego García de Cáceres, también Gobernador interino. Cabe señalar que el origen judío de García de Cáceres quedó consignado en un expediente secreto de la Inquisición escrito tiempo después de su muerte  y en el que se insiste que “tanto él, García de Cáceres, como sus descendientes  son tenidos públicamente por cristianos nuevos, descendientes de judío”.

Es particularmente interesante consignar que entre los descendientes de Diego García de Cáceres  figuran José Miguel Carrera (1785-1821) una de las figuras más gloriosas en la lucha por la Independencia de Chile y Diego Portales (1793-1837), ministro conservador y hombre fuerte de la época. También era de origen judío Alonso de Ercilla y Zúñiga que acompañó a mediados del siglo XVI al Gobernador Hurtado de Mendoza y que escribió la conocida obra en verso La Araucana.

Así como hoy y gracias a la gentileza de La Palabra Israelita, la Comunidad Judía publicará quincenalmente antecedentes de su historia y logros en el marco de sus 110 años de vida organizada en Chile.

 

 

/Marcos Levy

 

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