Ocho obras principales de Elie Wiesel, la «conciencia del mundo»

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“Escribo para comprender como para ser comprendido,” dijo una vez el sobreviviente del Holocausto y Premio Nobel de la Paz. Elie Wiesel fue “la conciencia del mundo” y una “memoria viva”, que obligó a la humanidad a encarar el sufrimiento, expresó el presidente estadounidense Barack Obama este sábado.

Wiesel esperó 10 años tras haber sido liberado del campo de concentración de Buchenwald en 1945 para escribir sobre sus experiencias durante la guerra, pero una vez que comenzó parece que nunca se detuvo.

“Si no hubiese sido por la guerra, probablemente no habría escrito,” dijo Wiesel al New York Times en 1981. “Me habría dedicado al Talmud, obsesionado con mi pequeño mundo judío y mis necesidades religiosas. Sin la guerra, nunca habría cuestionado mis creencias.”

En casi seis décadas tras la publicación de su obra autobiográfica “Noche”, Wiesel escribió más de 60 novelas de ficción y no ficción, obras de teatro, literatura infantil, artículos de opinión y más. Sus temas iban desde los horrores del Holocausto y el sufrimiento de los judíos en la antigua Unión Soviética hasta la Biblia, el jasidismo y Jerusalem.

1) Noche” (1960) – Publicado originalmente en francés como “La Nuit”, es la primera parte de una trilogía que relata sus experiencias con su padre en los campos de concentración de Auschwitz y Buchenwald (seguida de “Amanecer” y “Día”) acerca de la supervivencia, la culpa, Dios, la crueldad humana y la redención.

“Nunca olvidaré la primera noche en el campo, que ha transformado mi vida en una larga noche, siete veces maldecida y siete veces sellada”, escribió Wiesel. “Nunca olvidaré ese humo, los pequeños rostros de los niños, cuyos cuerpos vi convertirse en un espiral de humo bajo un silencioso cielo azul. Nunca olvidaré estas cosas, aunque esté condenado a vivir tanto como Dios mismo. Nunca.”

2) “Amanecer” (1961) – La segunda parte de la trilogía de Wiesel es un relato ficticio de dos hombres que enfrentan la muerte – uno de ellos es un sobreviviente del Holocausto que llega a Palestina y se une a una milicia clandestina judía previo al establecimiento del Estado de Israel; el judío recibe una orden de ejecutar a un oficial británico al amanecer. La novela es una meditación sobre la moral en tiempos de guerra principalmente.

“Estábamos en guerra; teníamos un ideal, un propósito – y también un enemigo que se interpuso entre nosotros,” relata Elisha el protagonista. “El enemigo debe ser eliminado. ¿Y cómo? Utilizando todos los medios a nuestra disposición. Había todo tipo de medios, pero eran insignificantes y pronto se olvidaron. El propósito, el objetivo es lo que perdura. Pero los muertos nunca olvidan; ellos recuerdan. En sus ojos, yo siempre seré el asesino. No hay mil formas de ser un asesino; un hombre es o no un asesino. No puede decir que matará a sólo 10 o 26 hombres; sólo durante cinco minutos o un día. Aquel que ha matado a un hombre es asesino de por vida. Puede cambiar, esconderse bajo otra identidad, pero el verdugo o al menos su máscara seguirá con él.”

3) “Día” (1962) – Inicialmente titulado “El accidente”, es una novela sobre un sobreviviente del Holocausto y periodista que es atropellado por un taxi en la ciudad de Nueva York y durante su recuperación reflexiona sobre su pasado . Wiesel nuevamente aborda temas como la pérdida de la fe, la vida y la muerte y si los supervivientes del Holocausto pueden relegar los recuerdos al pasado y construir una nueva vida, a pesar de haber vivido la inmensa tragedia.

“El hombre prefiere culparse a sí mismo por todos los pecados y crímenes posibles en lugar de pensar que Dios es capaz de la injusticia más flagrante,” escribe Wiesel en el “Día”.

4) “Los judíos del silencio: Un informe personal sobre los judíos soviéticos” (1966) – En 1965, Haaretz envió a Wiesel, a la Unión Soviética para informar sobre la vida de los judíos que viven detrás de la cortina de hierro.Entrevistó con judíos en Moscú, Kiev, Leningrado, Vilna, Minsk y Tbilisi acerca de las restricciones para preservar las costumbres judías, trayendo al público sus dificultades – y sus extraordinarios esfuerzos para mantener viva la cultura judía.

“Me acercaba a judíos que nunca habían sido identificados por las autoridades soviéticas,” escribió Wiesel. “En su anonimato, ellos podían describir las condiciones en las que viven; sólo ellos podían decir si los informes que había escuchado eran verídicos o falsos – y si sus hijos y sus nietos aún desean seguir siendo judíos a pesar de todo. De ellos aprendí lo que debemos hacer para ayudar … o si buscan nuestra ayuda. Sólo ellos, me dije, tienen derecho de hablar, aconsejar o exigir. Nosotros tenemos la obligación de escuchar su voz.”

5) “Un mendigo en Jerusalem” (1970) – Esta novela se centra en un sobreviviente del Holocausto que visita Jerusalem y el Muro Occidental después de que la Guerra de los Seis Días de 1967. Este es uno de los primeros ejemplos de su profundo vínculo espiritual con Jerusalem, un tema que tocó nuevamente en 2010, cuando escribió una carta abierta al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pidiéndole que no se presione a Israel acerca de las actividades de asentamiento en la ciudad. (Esa carta provocó una airada respuesta de algunos de los judíos de Jerusalem que estaban en desacuerdo con Wiesel.

“Para mí, Jerusalem está por encima de la política,” escribió Wiesel a Obama. “Se menciona más de seiscientas veces en la Torá – y ni una sola vez en el Corán. Su presencia en la historia judía es abrumadora. Para muchos teólogos, es el centro de la historia judía, pertenece al pueblo judío y es mucho más que una ciudad, es lo que se une a un judío con otro de una manera que aún es difícil de explicar. Cuando un judío visita Jerusalem por primera vez, no es su primera vez; sino un retorno a casa. A diferencia de los informes de algunos medios, judíos, cristianos y musulmanes pueden construir sus casas en cualquier lugar de la ciudad. La angustia por Jerusalem no está relacionada con bienes raíces, sino con la memoria.”

6) “El juicio de Dios” (1979) – Dios es un elemento importante en muchos de los escritos de Wiesel, y en esta obra, como sugiere el título, el autor lo coloca en la silla del acusado. La obra se sitúa en un pueblo de Ucrania en 1649 después de un pogrom, inspirada por un incidente del que Wiesel fue testigo en Auschwitz, cuando tres rabinos decidieron acusar a Dios por permitir que personas inocentes sean masacradas. La obra contempla el viejo dilema del silencio de Dios ante el sufrimiento humano – una cuestión que inquietó a Wiesel durante toda su vida.

Él volvió a desarrollar el tema en un artículo de opinión de 1997 para el New York Times, en el que decidió “hacer las pases” con Dios, después de albergar la ira durante tanto tiempo: “En mi testimonio he utilizado palabras duras, palabras que queman,” escribió Wiesel en el Times. “No podría repetirlas ahora. Pero las sentí en ese momento. Las sentí en cada célula de mi ser. ¿Por qué permitiste la aniquilación de miles de niños judíos día con día, noche tras noche? ¿Por qué fueron abandonados por tu creación? Estos pensamientos no reducen la responsabilidad de los culpables. En mi infancia yo no esperaba mucho de los seres humanos, pero sí de usted Señor Todo Poderoso. Mientras nosotros celebramos nuevamente las fiestas sagradas y nos disponemos a orar por un año de paz y felicidad para nuestro pueblo y para todas las personas, hagamos las pases, Señor del Universo. ¿A pesar de todo lo sucedido? Sí, a pesar de todo. Hagamos las pases: el niño en mí no puede separarse de usted por tanto tiempo.”

7) Discurso de aceptación del Premio Nobel de la Paz en 1986 – Elie Wiesel fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz por ser “uno de los líderes espirituales más importantes en una época en la que la violencia, la represión y el racismo siguen caracterizando al mundo.”

En su discurso de aceptación, Wiesel declaró que siempre que los seres humanos sufren, “debemos tomar partido. La neutralidad ayuda al opresor, nunca a la víctima. El silencio alienta al atormentador, nunca al atormentado. A veces hay que intervenir. Cuando hay vidas humanas en peligro de extinción, cuando la dignidad humana está en peligro, las fronteras y las sensibilidades nacionales son irrelevantes. Dondequiera que hombres o mujeres sean perseguidos a causa de su raza, religión o ideas políticas, ese lugar, en ese momento debe transformarse en el centro del universo.”

8) “Corazón Abierto” (2012) – Una de las últimas obras de Wiesel. Un libro de memorias escritas a los 82 años, tras una cirugía del corazón. En ella, Wiesel reflexiona sobre la inminente mortalidad y su vida, sus experiencias, su familia. Cuestiona el poder de las palabras: “Todavía creo en el hombre, a pesar del hombre. Creo en el lenguaje a pesar de que ha sido herido, deformado y pervertido por los enemigos de la humanidad. Y sigo aferrándome en las palabras, ya que depende de nosotros transformarlas en herramientas de comprensión y no de desprecio. Nosotros tenemos la opción de utilizarlas para maldecir o sanar, herir o consolar.”

 

Fuente: Haaretz / Anat Rosenberg

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