110 años de vida judía organizada en el país: Judíos del 1800

110 años CJCH, Chile

A la numerosa colectividad judía que en algún momento se concentró en Temuco, hubo judíos en otras localidades del sur del país que alcanzaron alguna relevancia de acuerdo a investigaciones realizadas por el profesor Gunther Böhm, cuyos estudios han permitido conocer importantes antecedentes de la presencia e historia de los judíos en Chile.

El profesor Böhm destaca, por ejemplo, al médico Francisco Kastel, que desembarcó en Valdivia en 1850 formando parte de una numerosa inmigración de colonos alemanes. Kastel, que sirvió en Puerto Montt, se desempeñó como cirujano en el bergantín “Janequeo” de la Armada de Chile y en la “Esmeralda” que en 1868 trajo a Chile desde El Callao los restos del capitán general Bernardo 0´Higgins.

En Chillán también hubo presencia judía. En 1854 se estableció allí Salomón Goldenberg, dueño del primer molino de la Región, y en la Unión, mucho más al sur, el trabajo de Böhm registra al primer boticario del pueblo, Moritz Levy y a los comerciantes Jacob y Heinrich Herzberg, que llegan al país en 1854 fundando luego el Club Alemán y el Cuerpo de Bomberos de La Unión.

Por otra parte, atraídos por la explotación de minas de oro, plata y cobre en la zona de Atacama arriban a Chile varios inmigrantes judíos dedicados al negocio de las minas y el comercio como los casos de Adolfo Alexander e Isidoro Calmann, propietarios de la mina de plata en “Tres Puntas” en 1852.

Hubo, como los anteriores, otro judío, nacido en Dinamarca, que se dedica al negocio de la minería en 1862. Se trata del joven judío Martín Levinson Bloch, quien once años más tarde es nombrado por el Presidente de la República de la época, José Joaquín Perez, vicecónsul de su país en Copiapó, convirtiéndose en la primera persona de origen judío en el servicio diplomático extranjero en Chile.

A la zona más austral de Chile, a la Patagonia, llega en 1874 Elías Braum, huyendo de la Rusia Zarista. La familia acepta del gobierno chileno una pequeña parcela de tierra, material para la construcción de una vivienda, algunos animales y el alimento para seis meses a cambio de afincarse en la zona de Magallanes. En un par de décadas, los Braum, que constituyen todo un símbolo en Punta Arenas, llegaron a controlar una importante cantidad de terreno para la crianza de lanares, fundan una compañía minera, crean una Fundación que apoya importantes proyectos de desarrollo, y un Museo que lleva el nombre de la familia que evoca el esforzado trabajo de los inmigrantes que forjaron la prosperidad de la zona magallánica.

 

Por Marcos Levy

 

Fuente: La Palabra Israelita

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