110 años de vida judía organizada en el país: El «Bicur», historia y tradición

110 años CJCH, Chile

En su momento, cuando albergaba a los judíos que llegaron a Chile escapando de la guerra, fue uno de los más importantes centros de la vida judía en el país y hoy, decenas de años después de su fundación y a pesar de que su ubicación no obedece a la movilidad de los judíos hacia el sector oriente de Santiago, aún persiste acogiendo como alternativa a los “judíos pobres”, según Roberto Muñoz Permut, Presidente del Bicur Joilim. La institución, única sede comunitaria y sinagogal, ubicada en el centro de Santiago , y que se financia “con la ayuda divina”, dice Muñoz, porque a quienes concurren a ella no se les obliga al pago de una cuota, tiene vida propia. Tanto así, que en los kabalat shabat registra una asistencia de entre 60 y 80 personas, y en los recientes Iamim Noraim, 280.

“Me ha llevado tiempo explicar sobre la necesidad de la existencia de una sinagoga en la zona donde por años los judíos se asentaron, trabajaron, criaron a sus hijos y, bueno, tuvieron luego la suerte de mejorar su situación económica, pero otros no tuvieron la misma suerte y hasta el día de hoy aún habitan en el Santiago poniente y su periferia y siguen luchando por mantener su vida judía”, afirma Muñoz, quien se siente “orgulloso” de ser parte de la comunidad “a la que asistía con mi abuelo a la edad de 7 años caminando desde su casa en calle Victoria hasta Avenida Matta”. Cada día, al entrar a la sinagoga del Bicur, Muñoz observa las sillas “en las que me sentaban con mi madre y mi bobe”. Los asientos tienen nombres… nombres de aquellos que en algún momento de sus vidas decidieron marcarlas como un legado de familia… “y la pileta en el patio donde cada uno que la visita relata su propia experiencia y por último el subterráneo con sus piezas intactas donde algunas familias habitaron en sus primeros años en Chile”.

Para Muñoz en el Bicur “está la esencia misma de la tradición judía y al igual que cuando visitamos antiguas sinagogas en otros lugares, este espacio debe permanecer por respeto a quienes lo construyeron con mucho esfuerzo y nos lo entregaron para mantenerlo, conservarlo y entregarlo en herencia a las futuras generaciones”.

El Bicur, fundado en 1917 con 30 socios que pagaban una cuota social de 1 peso, hoy celebra todas las festividades del calendario judío, realiza Miniam diario y cada viernes servicios de kabalat shabat, actividades a las que concurren -como hecho relevante, según Muñoz- grupos de jóvenes, algunos ya viviendo en Israel, que “serán los herederos de esta gran institución” que se niega a desaparecer. Se construyó sobre el terreno en cuya compra participaron Mauricio Balviasky e Israel Kohen y donde, se afirma, la mayoría de los judíos que habitan en Santiago han vivido alguna historia familiar.

Januca en la pileta del Bicur

Januca en la pileta del Bicur

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