Estudio israelí muestra forma de evitar caídas asociadas con el envejecimiento, la enfermedad de Parkinson, deterioro cognitivo leve y la demencia

Ciencia y Tecnología

Itongadol/AJN

Una tratamiento que combina la realidad virtual y cintas de correr, puede ser eficaz en la prevención de caídas peligrosas asociadas con el envejecimiento, la enfermedad de Parkinson, deterioro cognitivo leve y la demencia, según un nuevo estudio de la Universidad de Tel Avivy el Centro Médico Sourasky Medical de Tel Aviv (TASMC).

El entrenamiento podría ser implementado, a bajo costo, en gimnasios, centros de rehabilitación y hogares de ancianos, para mejorar las habilidades para caminar y prevenir las caídas de adultos mayores y aquellos con trastornos del movimiento, aseguraron los autores principales Jeff Hausdorff y Anat Mirelman. El estudio fue publicado en The Lancet.

«Las caídas, a menudo comienzan un ciclo vicioso con muchas consecuencias negativas para la salud», sostuvo Mirelman. «La capacidad de las personas mayores para franquear obstáculos, puede verse afectada debido a la disminución, relacionada con la edad, en las habilidades cognitivas como la planificación motora, la atención dividida, el control ejecutivo y el juicio. Pero las intervenciones actuales se enfocan casi exclusivamente en mejorar la fuerza muscular, el equilibrio y la manera de andar», explicó.

El nuevo enfoque ayuda a mejorar tanto la movilidad física como los aspectos cognitivos del caminar, declaró Mirelman. «Encontramos que, la realidad virtual y el entrenamiento en cinta rodante, ayudaron a reducir la frecuencia de caídas y el riesgo de caídas durante al menos seis meses después del entrenamiento – mucho más que el entrenamiento en cinta ergométrica sola. Esto sugiere que nuestro uso de la realidad virtual enfocó con éxito los aspectos cognitivos de la deambulación segura para reducir el riesgo de caídas».

El equipo TAU-TASMC, en colaboración con socios de toda Europa, recopiló datos de 282 participantes en cinco centros clínicos en Bélgica, Israel, Italia, Países Bajos y Reino Unido entre 2013 y 2015. Los participantes, todos de 60 a 90 años, podían caminar por lo menos durante cinco minutos sin ayuda, estaban con medicamentos estables y, críticamente, habían reportado por lo menos dos caídas en los seis meses previos al inicio del estudio. Casi la mitad de los participantes (130), tenían enfermedad de Parkinson y, algunos (43,) tenían deterioro cognitivo leve.

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