Hoy se conmemora en Israel la expulsión de los judíos de países árabes

Israel

Profesor Gabriel Hojman (COPREDI) para CCIU

 

A mediados del Siglo XX, en el marco del conflicto entre Israel y los países árabes, los gobiernos de estos últimos tomaron medidas discriminatorias contra sus comunidades judías. Un ejemplo a destacar es el caso de Irak.

La presencia judía en Irak se remonta a la época del Rey de Babilonia, Nabucodonosor II (Siglo VI A.C.), quien después de conquistar Jerusalén ordenó la deportación de los sectores dirigentes de los judíos (a partir del año 586 A.C.), hecho que da origen al período conocido como Cautiverio en Babilonia.

Luego de la derrota de Babilonia por los persas (año 537 A.C.), el rey Ciro II el Grande permitió a los judíos regresar a Jerusalén pero sólo “Un pequeño grupo de judíos regresó a la Ciudad de David en 537 AEC (…). El que haya sido sólo una minoría de judíos babilonios la que eligió hacer este viaje no debe resultarnos sorprendente. Para entonces los judíos estaban bien establecidos en Babilonia, con sus propias instituciones” (1).

Hacia el siglo I D.C. el prestigio de la comunidad judía de Mesopotamia puede reflejarse en la conversión al judaísmo por parte de la familia real de un pequeño reino en el norte (en la actual zona kurda de Irak): el Reino de Adiabene, cuyo rey envió tropas para apoyar a los judíos contra los romanos durante la Gran Rebelión de 66-70 D.C. (2).

Derrotada dicha rebelión, Babilonia se convirtió en el centro del mundo judío. Durante los siglos siguientes fue allí donde se redactó el Talmud de Babilonia y proliferaron las academias (yeshivot) talmúdicas.

Desde su instalación en Babilonia, la comunidad judía contaba con su propio liderazgo, el título del líder comunitario por siglos fue el de “Exilarca”, en hebreo “Rosh Galut” en arameo “Resh Galuta” (“cabeza del exilio”).

En el Siglo VII D.C. ocurre la conquista árabe-musulmana de la Mesopotamia, “Bagdad se transformó en la sede del exilarcado, reconocido por los conquistadores árabes como la autoridad suprema del judaísmo de Mesopotamia, Bustanai, el joven descendiente de la dinastía davídica de exilarcas, fue confirmado en su puesto por el califa Omar en el año 634 (…) bajo el dominio árabe el exilarcado alcanzó su máximo esplendor.” (3)

En el Siglo XVI, Irak fue conquistado por el Imperio Turco (Otomano), pero perdió territorio iraquí en manos de la dinastía Safawi de Persia en 1623. Tanto el Imperio Turco como el safávida eran musulmanes pero “Particularmente intensa fue la intolerancia oficial safávida” (4), por lo que la reconquista de Irak por los turcos en 1638 incluyó un gran número de judíos en su ejército, la victoria turca (bajo el liderazgo del sultán Murad IV) fue celebrada por los judíos iraquíes al punto que declararon el día de la conquista (16 del mes de Tevet del año 5399 del calendario judío) como “yom nes” (día del milagro) (5).

A comienzos del Siglo XX, el Imperio Otomano fue derrotado en la Primera Guerra Mundial, el territorio de Irak fue ocupado por los británicos, en 1920 la Sociedad de Naciones establece el Mandato británico de Mesopotamia, el Reino Unido nombró a Faisal I (de la dinastía Hachemita) como Rey de Irak.

Durante el Mandato hubo importantes cargos del gobierno de Faisal en manos de judíos, como el ministro de finanzas: Sassoon Eskell.

En 1932 Irak se independiza, pero la presencia militar británica continuó, lo que fue utilizado a partir de 1933 por la Alemania nazi para alentar un movimiento nacionalista iraquí anti británico.

En 1941 se produce un golpe de Estado pro-alemán que fracasa al intervenir Gran Bretaña, pero se creó un ambiente afín al nazismo por lo que se produjo un pogrom contra la población judía: más de 180 judíos fueron asesinados y muchos más fueron heridos entre el 1° y el 2 de junio. El gobierno formado luego del fracaso del golpe de Estado, tomó medidas contra los atacantes: hubo encarcelados, expulsados del país y ocho condenados a muerte.

Shlomo Hillel (responsable de la operación de traslado de los judíos iraquíes hacia Israel entre 1950 y 1952) plantea que los judíos de Irak se dividieron en tres en cuanto las lecciones que podían extraer de este ataque contra la comunidad judía:

  1. “La opinión prevaleciente era que por más horrendo que hubiera sido, se trataba esencialmente de una anormal explosión de rabia que había pasado, y la vida debía retornar a la normalidad.

 

  1. Muchos intelectuales atribuyeron el pogrom, igual que los demás males de Irak, al gobierno reaccionario, y encauzaron sus energías hacia el movimiento comunista del país.

 

  1. La juventud judía (…) empezaron a pensar en irse de Irak con rumbo a Palestina (…) comenzó a plasmarse un sionismo clandestino” (6).

 

La realidad de los años posteriores determinó que la primera de las posturas dejara de ser “La opinión prevaleciente” y cobraran importancia la segunda y tercera postura.

En los años 40, el 15% de la dirigencia del Partido Comunista Iraquí eran judíos, así como aproximadamente el 10% de sus afiliados: entre 250 y 300 eran judíos sobre un total de 3000 o 4000 (7).

La situación de la comunidad judía iraquí volvió a complicarse en 1948, al nacer el Estado de Israel y el comienzo de la guerra de varios estados árabes (incluido Irak) contra el nuevo país.

Un empresario, Shafiq Ades, fue arrestado y ahorcado públicamente acusado de vender bienes a Israel, la comunidad se vio especialmente sorprendida porque el empresario era un judío asimilado y antisionista.

El apoyo soviético al Estado de Israel y por consiguiente el apoyo de los partidos comunistas a esa misma causa provocaron una gran represión por parte de los gobiernos árabes contra estos partidos.

En el caso de Irak se le sumó a la postura proisraelí del Partido, la alta presencia de judíos en el mismo como argumento nacionalista anticomunista por parte del gobierno monárquico.

Shlomo Sasun Dallal (miembro de la comunidad judía iraquí) lideró el Partido Comunista desde diciembre de 1948 hasta febrero de 1949 (8), él y otro destacado líder judío del Partido Comunista (Yehuda Abraham Saddiq) fueron ejecutados, colgados en plaza pública en 1949.

No fueron los únicos líderes comunistas ejecutados de esa manera en Irak, en ese año 1949 también fueron colgados Yusuf Salman Yusuf, conocido como el “Camarada Fahd” (de origen asirio cristiano), Muhammad Husayn al-Shabibi (de origen musulmán shiita) y Zaki Basim (de origen musulmán sunita).

El gobierno iraquí también reprimió al Partido Comunista por la oposición de éste a los acuerdos entre Irak y el gobierno británico.

En los años siguientes el Partido casi desapareció por los arrestos y asesinatos de sus dirigentes y además por la emigración hacia Israel de gran parte de la comunidad judía (125.000 judíos de Irak emigraron hacia Israel entre 1950 y 1952), de dónde provenía un importante número de sus miembros y dirigentes.

Situación similar ocurrió en otros países árabes: en Siria, “en 1947, es disuelto el Partido Comunista, pagando las consecuencias del apoyo soviético a Israel” (9).

En Egipto, en mayo de 1948, muchos comunistas (y también sionistas) fueron encarcelados, entre los líderes comunistas se encontraba Henri Curiel, integrante de una familia judía de El Cairo, en 1950 marchó al exilio en París (10).

Es así que el “éxodo judío de tierras árabes” significó un sacrificio para los refugiados judíos, y también perjudicó a los propios pueblos árabes ya que le sirvió a dirigentes nacionalistas y religiosos para impedir el pluralismo ideológico en sus países.

 

Fuente: Comité Central Israel del Uruguay

Edita: Silvia Schnessel para Enlace Judío México

 

Reproducción autorizada con la mención: EnlaceJudíoMéxico

Suscríbete a nuestroNEWSLETTER

Ingresando tus datos aquí, y recibirás noticias y novedades de CJCH en tu mail.