110 años de vida judía organizada en el país: Por «aguardar la venida del Mesías»

110 años CJCH, Chile

Por: Marcos Levy

 

A pesar de la destrucción parcial de los Expedientes del Tribunal de la Inquisición de Lima en 1813, a consecuencia de un asalto a los Edificios en los que se guardaban celosamente, el prolijo trabajo del historiador chileno José Toribio Medina (“Historia del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en Chile – 1890) permitió la reconstitución de muchas pruebas sobre la existencia de los llamados judaizantes y su persecución en el país que habían logrado “escapar hasta las tierras del Nuevo Mundo aparentemente más tolerantes y hospitalarias que las de la península ibérica”. Para enfrentar tal situación, las autoridades españolas despacharon desde Valladolid el 13 de julio de 1559 una real cédula al Arzobispo de Lima y más tarde al Obispo de Concepción (Chile) exigiendo que si por estas tierras se encontraren “algunos hombres luteranos o de casta de moros o judíos, se les castigase”, permitiendo a estos respectivos obispos actuar como inquisidores para castigar a los reos de esta fe, aun antes de haberse establecido los Tribunales del Santo Oficio.

El caso más emblemático de las consecuencias inquisidoras lo protagoniza el médico Francisco Maldonado de Silva, cuya muerte fue decretada en el auto de fe que se realizó el 23 de enero de 1639 y cuyo dramática historia, ya abordada en artículos anteriores, fue fuente de inspiración para dos importantes libros “La Gesta del Marrano” (Marcos Aguinis) y “Camisa Limpia” (Guillermo Blanco), aunque el profesor Gunther Böhm generó importante literatura sobre el tema. Sin embargo, la historia recoge menciones de otros acusados por la Inquisición como los de Francisco Gudiel y Alonso Alvarez, Regidor el uno y Contador el otro, denunciados a la Inquisición por “aguardar la venida del Mesías”.

También se describen los hechos alrededor del residente penquista, alférez Juan Balmaceda, acusado por la Inquisición en agosto de 1612 de haber dicho que Dios no tenía hijo. Fue liberado en Lima tras dos años de prisión luego de haber declarado que sus dichos habían sido “un error”. No corrió la misma suerte Luis Noble o Duarte, natural de Portugal, soldado en Chile durante seis años, quien fue puesto en prisión en 1614 bajo la acusación de “practicar ciertas ceremonias de la Ley de Moisés y condenado a pena de azotes y a galeras”.

Fue en enero de 1569 cuando se establecieron los Tribunales de la Inquisición en México y Perú, quedando bajo la competencia de Lima las causas de fe suscitadas en Chile. El Tribunal de Lima quedó a cargo del Inquisidor Serván de Cerezuela (1570) quien emitió un edicto que entre otras materias contenía un pedido de denuncia de aquellos que “hubiesen hecho o dicho algo en favor de la muerta ley de Moisés de los judíos, o hecho ceremonia de ella”. Cerezuela, en 1572, nombró como comisarios para Chile a Melchor Calderón y al Deán Cisneros, quienes de acuerdo a sus poderes, propusieron vicarios para varias ciudades del país. Sus funciones: iniciar procesos a las personas acusadas de herejía cuyos antecedentes se debían derivar a Lima para su estudio y sentencia.

Existe un informe elaborado por la Inquisición en mayo de 1636 en el que se consigna que muchos portugueses fueron sospechosos de judaizantes y de no querer atender sus negocios los sábados, abstenerse de comer carne de cerdo y ayunar en días especiales. Añade que “esa nación perdida se iba arraigando en pocos años de manera que como mala yerba había de ahogar a la nueva cristiandad”.

 

Publicado por La Palabra Israelita

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