Avigdor Liberman sobre construir confianza, combatir el terrorismo y trabajar con Trump

Israel

Itongadol/AJN.-

Hay noches en las que Avigdor Liberman no duerme.

El ministro de Defensa permanece despierto en su casa en Nokdim, esperando una llamada telefónica de su ayudante militar para hacerle saber que todos los soldados regresaron a casa.

Otra misión encubierta ha terminado con éxito.

Su nombramiento fue inesperado. El primer ministro Binyamin Netanyahu sorprendió al país y al establishment político en mayo pasado cuando designó a Liberman en el máximo puesto de defensa de Israel.

El mundo esperaba lo peor. Los medios de comunicación afirmaron en ese momento que Liberman sería un desastre para Israel, e incluso un periódico describió su nombramiento como un «día negro» para el país. Otros sacaron a relucir algunas de sus antiguas citas polémicas y advirtieron que, con él como ministro de Defensa, la guerra sería inminente.

En base a los últimos ocho meses, no podrían haber estado más equivocados.

Desde que es ministro de Defensa, Liberman se ha convertido en una de las únicas voces pragmáticas y moderadas en el actual gobierno. Los palestinos, por ejemplo, habían solicitado durante años construir en el Área C, pero sus pedidos siempre fueron rechazados. Liberman aprobó recientemente 11 proyectos.

Otro ejemplo: mientras que miembros de la coalición y del partido gobernante, Likud, afirman que la solución de dos estados ha muerto, Liberman dijo – en una entrevista con The Jerusalem Post – que éste sigue siendo el camino correcto.

Pero, según él, el paradigma ha cambiado: en lugar de un plan basado en el modelo de Oslo, la paz real sólo se alcanzará si incluye intercambio de tierras y poblaciones, particularmente de áreas donde viven los árabes-israelíes.

Algunos adversarios políticos advirtieron que Avigdor Liberman como ministro de Defensa chocaría con el ejército, pero, en la práctica, ha desarrollado relaciones fuertes y armoniosas con el Jefe de Estado Mayor, Teniente General. Gadi Eisenkot.

Por otra parte, mientras que cuando era legislador de la oposición, Liberman concurrió al juicio del soldado Elor Azaria, como ministro de Defensa, fue uno de los únicos políticos que pidió al público que respete el veredicto del tribunal de la semana pasada. Tal vez no le guste el veredicto sobre el soldado que disparó a un terrorista en Hebrón, pero le gusta aún menos el modo en que algunos políticos están politizando el juicio a expensas de las Fuerzas de Defensa de Israel.

Las opiniones de Liberman permanecen firmes.

Según el ministro de Defensa, Irán es la principal fuente de maldad en la región: «La principal amenaza para Israel es Irán, Irán e Irán».

Cuando le digo que el general James Mattis, candidato de Trump a secretario de Defensa, dio esa misma respuesta cuando se le preguntó como jefe de CENTCOM (el Comando Central de Estados Unidos) cuáles eran sus tres mayores desafíos, Liberman sonríe. «Estoy feliz de oír que pienso como grandes personas», responde, agregando que, aunque él no conoce a Mattis personalmente, el ex general es bien conocido y respetado dentro de las Fuerzas de Defensa de Israel como intelectual y valiente combatiente.

Liberman ve la nueva administración de Donald Trump como una ventana única de oportunidades para Israel. Pero, a diferencia de algunos de sus compañeros ministros – como Naftali Bennett – no cree que hablar de la anexión unilateral de partes de Judea y Samaria sea eficaz. Por el contrario, dice, Israel necesita trabajar con la nueva administración y coordinar cómo avanzar, teniendo en cuenta el actual estancamiento con los palestinos.

“Hemos luchado durante 8 años con Obama”, admite Liberman. “No deberíamos pelear con el gobierno de Trump”, agrega.

Pero Liberman también tiene una advertencia para el nuevo gobierno: no caigan en la misma trampa que Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama, al creer que podrían resolver rápida y fácilmente el conflicto palestino-israelí.

El ministro de Defensa de Israel tiene una estrategia clara de cómo avanzar, no sólo con la nueva administración y los palestinos, sino también con el mundo árabe más amplio. Vale la pena observarla, ya que uno de sus enfoques clave es la construcción de confianza entre Jerusalem y Washington, como así también entre Jerusalem, Ramallah y capitales árabes como Riad y Abu Dhabi.

Para Liberman, hay actualmente cuatro asuntos claves en la agenda israelí-norteamericana: los palestinos, Irán, Siria y la guerra contra el terrorismo. El traslado de la embajada a Jerusalem es importante, dice, pero no debe ser el centro de la relación de Israel con la nueva administración.

En su lugar, Israel debe centrarse primero en trabajar con el gobierno norteamericano para establecer una nueva coalición antiterrorista compuesta por Estados Unidos, Israel y los países árabes moderados de todo Medio Oriente. De hecho, es algo similar a la coalición que Estados Unidos estableció en 1991 antes de la Primera Guerra del Golfo, sólo que esta vez con Israel como miembro.

«El terrorismo y el extremismo nos golpearon a todos», explica el ministro. «Este es el denominador común entre el mundo árabe moderado, Estados Unidos e Israel».

Pero, ¿Cómo es que los estados árabes aceptarán sentarse en la misma mesa con Israel? La respuesta es doble, explica: en parte porque es su interés, y en parte porque Estados Unidos los presionarán.

«El mundo árabe moderado entiende que su verdadera amenaza no son los judíos, el sionismo o Israel, sino los radicales en el mundo musulmán. Creo que se unirían a una coalición con nosotros bajo la presión de Estados Unidos».

Pero, ¿Por qué esto es importante ?, le pregunté.

«Porque crea una nueva atmósfera entre nosotros y nuestros vecinos», respondió Liberman. «El mayor problema entre nosotros y los palestinos es la falta de confianza. Antes de hablar de negociaciones y soluciones, primero debemos generar confianza. La coalición es una forma de crear esa confianza».

Además de esa coalición, Liberman tiene otras sugerencias sobre cómo construir confianza entre Israel y los palestinos.

Los proyectos que aprobó en el Área C son una pieza del rompecabezas, pero Liberman está buscando mejorar la calidad de vida global de los palestinos y crear más oportunidades de empleo en la Margen Occidental y Gaza. También apoya la construcción de una nueva zona industrial para los palestinos en Tarkumiya, la renovación de los cruces entre la Margen Occidental e Israel y la modernización de los cruces de Erez y Kerem Shalom con la Franja de Gaza.

A cambio, Israel construiría en los bloques de asentamientos – lugares como Maaleh Adumim, Gush Etzion y Ariel – así como en todos los «nuevos» barrios de Jerusalem, construidos después de 1967, como Pisgat Zeev, Guiló y Ramot.

«Es ahí donde vive el 90% de los judíos que sufrieron una congelación de facto durante los últimos ocho años. Necesitamos restaurar una vida normal para los residentes judíos de Judea y Samaria, y para los palestinos. Debemos construir en los bloques de asentamientos, y no hay razón para no construir una zona industrial en Turkimiya para los palestinos «.

Para Liberman, la insistencia en construir en los bloques es importante, ya que sirve como una declaración a los palestinos de que éstos pertenecen a Israel, y siempre seguirán siendo parte del Estado judío.

Cuando le pregunto sobre anexión de territorios – Naftali Bennett está impulsando una legislación para que la Knesset aplique la ley israelí a Maaleh Adumim – Liberman insiste en que no puede hacerse de forma unilateral.

Ahora es el momento de trabajar con los estadounidenses para alcanzar «entendimientos estratégicos», dice.

«La aplicación de la ley israelí no puede hacerse sin un acuerdo con los estadounidenses. Además, si se hace, no se habla previamente de ello. Cuando Menajem Beguin aprobó la Ley del Golán (en 1981), no hubo campaña ni se habló al respecto. En un día él trajo la ley y la hizo aprobar en tres lecturas en la Knesset. »

Según Liberman, hay dos razones por las que Israel todavía no ha alcanzado la paz con los palestinos: la primera es que Mahmoud Abbas no quiere realmente la paz, y la segunda es que el líder palestino es simplemente ineficaz y corrupto.

«A diferencia de Hamás, él entiende que no puede derrotarnos en el campo de batalla, por lo que reemplazó la guerra militar con una campaña de terrorismo diplomático».

Liberman plantea que el principio de «tierra por paz» en el que estaban basados los Acuerdos de Oslo es incorrecto, y después de 24 años de intentarlo, es hora de interiorizar lo que Albert Einstein dijo una vez: «La definición de locura es hacer lo mismo una y otra vez, pero esperar resultados diferentes».

Como resultado, Liberman cree en un modelo diferente: al tiempo que declara que «apoya la fórmula de dos estados», el estado judío necesita ser «más homogéneo».

Y lo explica así: en al modelo de Oslo, Israel sólo obtendrá medio estado, mientras que los palestinos tendrán un estado y medio. Uno en Judea y Samaria, y otra mitad en Israel, ya que el 20% de los israelíes son árabes que se identifican con los palestinos.

«No tiene sentido que haya un estado sin judíos, y nosotros seamos un estado binacional».

Entonces, ¿Qué se debe hacer? «Intercambios de tierras y poblaciones», dice, y explica que – con el establecimiento de un estado palestino – Israel debe reducir el número de sus ciudadanos árabes del 20% de hoy al 10%, ya que de todos modos los árabes israelíes se identifican abrumadoramente con los palestinos. La región del Triángulo, por ejemplo, es un lugar que puede ser intercambiado en el futuro estado palestino.

«Tenemos que reevaluar», señala Liberman.

«Pronto habrá un verdadero socio en la Casa Blanca, con quien será más fácil comunicarse, y tenemos que tratar de abrir todo de nuevo, incluyendo la idea de negociar tierras por paz».

Otra evaluación necesaria, según Liberman, es el acuerdo nuclear de Irán. Mientras se abstiene de dar detalles de lo que Israel planea pedirle a Trump que se haga con el acuerdo – cancelarlo, modificarlo o simplemente hacerlo cumplir – Liberman asegura que Irán lo viola en forma constante, así como numerosas resoluciones del Consejo de Seguridad.

«Necesitamos reabrir la cuestión de Irán», insiste. «Debemos seguir usando sanciones contra los iraníes por apoyar el terrorismo, por violaciones a los derechos humanos y por desarrollar y probar misiles balísticos. Esto sin mencionar el progreso que están haciendo en su programa nuclear».

En cuanto a Siria, Liberman parece estar abogando por un mayor involucramiento de Estados Unidos, siempre y cuando coincida con los intereses de Israel, que son la eliminación de Bashar al Assad como presidente de Siria, y la negativa a permitir que Hezbollah o Irán permanezcan en el país.

«De lo contrario, no nos importa quién esté allí, pero alguien que es responsable de 500.000 muertos y el uso de armas químicas contra su propio pueblo no puede permanecer en el poder».

Liberman reveló durante la entrevista que el Ministerio de Defensa ha compilado una lista de nuevas solicitudes de ayuda financiera de la administración entrante, con un enfoque en la defensa de misiles y la cooperación de inteligencia. Contrariamente a algunos informes en el sentido de que Israel podría tratar de abrir el paquete de ayuda militar de 38.000 millones de dólares firmado en septiembre por 10 años, Liberman dijo que se opone a ello.

«Debemos respetar los acuerdos que firmamos. El Memorando de Entendimiento entre Israel y Estados Unidos entrará en vigencia en 2019, y ahora podemos centrarnos en la cooperación en defensa de misiles e inteligencia. Podemos hablar y aumentar la defensa de misiles. Yo no tocaría el memorando», dice.

En cuanto a la política israelí, Liberman dijo que su partido – Israel Beitenu – no debería desaparecer, a pesar de tener sólo 6 escaños en la Knesset actual.

«Lo que está claro es que todos los encuestadores y analistas han fracasado», asegura.

«Hubo Brexit, las elecciones en los Estados Unidos, y otros acontecimientos. No conozco comentaristas o encuestadores que dijeron que los británicos votarían por el Brexit o que Trump ganaría. Trato de hacer aquello en lo que creo. Conduzco políticas, y no hablo de política y elecciones».

Un ejemplo de estas políticas quedó demostrado el domingo, cuando el partido de Avigdor Liberman fue el único que se opuso a la aprobación de un proyecto de ley que obligaría al cierre de todos los comercios en Shabat.

“Estoy a favor del judaísmo, pero estoy en contra de la coerción religiosa. Creo en mantener al pueblo unido no sólo en lo que se refiere a los palestinos, sino también en relación con asuntos de religión y estado».

Liberman ahora está trabajando para que la autoridad sobre las conversiones de soldados vuelva a las Fuerzas de Defensa de Israel, tal como funcionaba hasta 2012, cuando fue transferida al Rabinato Principal.

«No tiene sentido que 5.000 soldados que se enrolan anualmente y no son judíos según Halaja (la Ley Judía) arriesgan sus vidas por el estado, pero entonces no pueden casarse aquí y enfrentan dificultades al intentar convertirse».

Parece que Liberman está disfrutando de su situación. Entró en el gobierno en 1996 como director general de la Oficina del Primer Ministro Netanyahu, y luego comenzó a escalar rangos políticos, más recientemente como ministro de Relaciones Exteriores, y antes como presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores y Defensa de la Knesset.

Avigdor Liberman asegura que nada realmente lo sorprendió en su nuevo trabajo. La diferencia principal es la resolución de los detalles, y la responsabilidad que, en última instancia, pesa sobre sus hombros.

«Las decisiones que tomo tienen impacto a largo plazo, a menudo en asuntos de vida o muerte».

Liberman se declara orgulloso de la calidad de las personas que sirven en las Fuerzas de Defensa de Israel, desde los jóvenes combatientes de 18 años de edad hasta los altos oficiales que forman parte del Estado Mayor. A veces invita a pequeños grupos de soldados a su casa por la noche para reunirse y hablar. «Tenemos una motivación asombrosa entre nuestros soldados, junto a un Estado Mayor del más alto calibre. Es un placer trabajar con ellos «.

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