Demonizando el sionismo

ANÁLISIS / OPINIÓN, Chile

Sin el ánimo de polemizar, pero sí de poner las cosas en su lugar y más allá de las caricaturas, este mismo espacio se ha usado para instalar lo que está de moda llamar pos verdad o lisa y llanamente realidades inexistentes, en relación al sionismo. Este es mostrado como una suerte de ideología totalitaria y racista. Eso es falso.

A través de una simplificación, y obviando las complejidades inherentes a la problemática palestina-israelí, se suele atribuir toda la responsabilidad del origen y perpetuación del conflicto al sionismo. Todos los gobernantes israelíes, tanto pasados como actuales, sin importar su tendencia política serían “halcones” porque son sionistas, como lo planteara en este mismo espacio un dirigente de la Federación Palestina. Curioso, al parecer se prefiere obviar aquellos gobernantes israelíes que arriesgaron su capital político como Ehud Olmert o Ehud Barak o sacrificaron su propia vida como Itzhak Rabin, con tal de poner fin al conflicto. Siguiendo esa lógica, resultaría inexplicable cómo muchos líderes de oposición israelí plantean su acérrima crítica hacia el gobierno actual desde la misma ideología que se demoniza, el sionismo.

Se pretende explicar el sionismo como si se tratara de un movimiento monolítico o unificado, aun obviando las numerosas y diversas ramas que caracterizan a este credo político. Es que claro, siempre el camino fácil frente a la complejidad inherente del conflicto palestino-israelí, será la demonización.

Es tal la caricaturización que se hace del sionismo, que ha servido de instrumento eficiente para aquellos que han encontrado una forma de disfrazar el antisemitismo, enquistado aún en los rincones más oscuros de esa parte de la sociedad que ve al que parece distinto como una amenaza que hay que eliminar.

“Cuando la gente critica al Sionismo, quiere decir a los judíos […] ¿Qué es ser antisionista? Es negarle al pueblo judío un derecho fundamental que con justicia reclamamos para la gente del África y que le acordamos libremente a todas las otras naciones del globo. Es discriminación contra los judíos. En suma, es antisemitismo”, decía Martin Luther King, ya en 1971.

A diferencia de lo que se ha planteado tantas veces, la esencia del sionismo reside en la reivindicación de un derecho, comprendido en una serie de instrumentos internacionales, hablamos del derecho a la autodeterminación.

Tras siglos de persecución, discriminación y exterminio, la diáspora judía marcada por la pesada imagen del pueblo errante, se propuso restaurar su patria de antaño, no como país teocrático gobernado por clérigos, ni como una dictadura secular donde no se conocen las elecciones, tal como las que abundan en la región. El pueblo judío tomó conciencia acerca de la necesidad de tener una patria soberana,libre y democrática, de ser dueños de su propio destino.

El lugar obvio para la realización de dicho ideal, en cuanto se trataba de la cuna espiritual, nacional y cultural del pueblo judío, era la tierra de Israelen la región de Palestina. Dicho territorio no solo fue testigo de la manifestación de soberanía del pueblo judío en el pasado, que como pocos pueblos ubicaron dicho territorio como un eje central en su identidad, también hablamos de un lugar habitado de forma permanente por comunidades judías a lo largo de la historia.

No obstante la primacía del territorio de Israel en la identidad judía, la esencia del sionismo no niega ni excluye otras identidades. La democracia y el pluralismo son valores inherentes al sionismo, tal como se lee en la Declaración de Independencia de Israel, en donde se exhorta a los habitantes árabes del Estado a “mantener la paz y participar en la construcción del Estado sobre la base de plenos derechos civiles.” Y donde se asegura “la completa igualdad de derechos políticos y sociales a todos sus habitantes sin diferencia de credo, raza o sexo”.

También podemos referirnos a la visión de algunos ideólogos del sionismo moderno a menudo descontextualizados por visiones interesadas. Por ejemplo, Theodor Herzl, quien en su novela “Altneuland” sueña con un Estado judío diverso, con plenos derechos para todos sus habitantes y con ciudadanos árabes integrando el liderazgo del país.

En lo relativo a la posibilidad de que exista un Estado palestino junto al Estado de Israel, el liderazgo sionista nunca rechazó como principio los diversos planes para la partición del territorio, que de haber sido aceptados por los líderes árabes podrían haber materializado un Estado para el pueblo palestino.

Se podrá argumentar, sin embargo, que dichos ofrecimientos fueron “insuficientes”, perfecto, pero lo que no se puede negar es que el sionismo en esencia jamás ha negado la posibilidad de que los palestinos puedan ejercer su legítimo derecho a la autodeterminación.

¿Llegará el día en que el liderazgo palestino en Chile deje de lado las visiones extremistas que siguen instando por hacer “desaparecer” ciertas ideas reivindicatorias de derechos?

¿Acaso será posible que dejemos de insistir en la desaparición del otro y defendamos el derecho de ambos pueblos, judío y palestino, a la autodeterminación?

 

Publicado por: Cooperativa

Suscríbete a nuestroNEWSLETTER

Ingresando tus datos aquí, y recibirás noticias y novedades de CJCH en tu mail.