Iom Hashoá / Shai Agosin “El antisemitismo es una enfermedad que corroe a la sociedad y es deber de todos el combatirlo”

Antisemitismo, Chile, COMUNIDAD, Vida Comunitaria

(Discurso del Shai Agosin, Presidente de CJCh en Iom Hashoá )

“El conocido escritor Primo Levi en un fragmento de su obra describió de la siguiente manera el arribo al campo de exterminio: “ habíamos llegado al fondo, a lo último, al punto desde el cual ya no es posible seguir bajando. No nos quedó nada, nos quitaron la ropa, los zapatos, y no nos dejaron siquiera nuestros cabellos. Si hablásemos no nos escucharían, y si nos escucharan no entenderían nuestras palabras. Pronto nos despojarán de nuestros nombres…”.

Este año, volvemos a recordar la Shoá, el Holocausto, bajo el mandato que nos hemos impuesto los seres humanos de distintas nacionalidades, idiomas y costumbres de recordar: jamás olvidar.

¿ Pudo Hitler con todo su poderío lograr solo este horror? Indudablemente que sin siglos de antisermitismo ello habría sido imposible. ¿Pudo el Holocausto ser evitado?

En Julio de 1938 fue convocada por iniciativa del Presidente Roosevelt la Conferencia de Evián, destinada a determinar cómo ayudar a los judíos alemanes y austriacos perseguidos en sus países.

Participaron 32 países y 200 periodistas. Hitler comentó que si dichas naciones estaban dispuestas a recibir judíos, él les permitiría salir y añadió sarcásticamente “ estamos dispuestos a entregar a estos criminales a esos países que tan gran simpatía les tienen, incluso los pondré en barcos de lujo”.

Si cada uno de dichos países hubiese aceptado a sólo 17.000 judíos, todos los judíos de Alemania y Austria se habrían salvado.

Pero como Hitler lo insinuó esa “ gran simpatía” no fue otra cosa sino hipocresía. Ningún país estuvo dispuesto a recibir judíos con la sola excepción de República Dominicana que recibió a 800. La Conferencia ni siquiera consideró necesario emitir una declaración de condena a la Alemania nazi. La actitud indiferente convenció a Hitler que al mundo no le interesaban los judíos y que podía seguir adelante con sus planes de exterminio.

Golda Meir escribió en su autobiografía “ MI VIDA” que a ella, representante de los judíos no le permitieron sentarse con los delegados. Al finalizar la Conferencia declaró a la prensa: “Lo único que deseo antes de morir es que mi pueblo no necesite más expresiones de simpatía”.

En ese período Jaim Weitzman quien fuere posteriormente el primer Presidente de Israel declaró : “ El mundo está dividido en dos partes: los sitios donde los judíos no pueden vivir y los sitios donde los judíos no pueden entrar”.

Indiferencia. Apatía. Ese peligroso y contagioso germen que incuba injusticias y discriminación, se propagó por esos años permitiendo uno de los episodios más horroroso de nuestra humanudad. La oscura sombra de esos años siempre está al acecho. Tiene distintas expresiones, como el BDS, la campaña de boicot, desinversión y sanciones a Israel, que se ha transformado en un nuevo instrumento que apunta no sólo a la medina, sino a todos los judíos y en nuestro país, alimentado por la Federación Palestina cada día más cerca de Hamas y Hezbolla que de la OLP, las caricaturas que recuerdan la época nazi se multiplican.

Otra cara está también en las redes sociales del mundo, que están plagadas de dichos antisemitas y las venenosas críticas al Estado de Israel, las que no se basan en discrepancias legítimas respecto a las políticas de sus gobiernos, sino al más simple y puro antisemitismo. En ese espacio virtual, se ha acuñado una nueva expresión “ Rentistas del Holocausto” . Ciertamente es una renta de la que nadie en el mundo quisiera disfrutar.

El antisemitismo como todo tipo de discriminación, es una enfermedad que corroe a la sociedad y es deber de todos el combatirlo, razón por la que aplaudimos una vez más la dictación de la ley contra la discriminación, no tanto por su eficacia jurídica, sino como expresión de la voluntad política del Gobierno y el Parlamento y por la que abogamos por un pronto despacho de la ley contra la incitación al odio que venga a complementar la ley antidiscriminación la que si bien fue un paso importante es notablemente insuficiente.

Nuestro deber como miembros de un pueblo que ha sido perseguido, es, junto con recordar y reivindicar nuestro pasado, estar alertas a toda expresión de injusticia social y cultural. Ya sufrimos demasiado las consecuencias de la apatía y la indiferencia.

Es por eso que como comunidad hace unos días comenzamos una campaña pública expresando de distintas formas nuestro repudio ante la situación que miles de homosexuales sufren en Chechenia, donde son víctimas de campos de concentración que, ilusamente, habíamos creido erradicados después del holocausto.

Nuestro homenaje a los 6 millones de judíos que conmemoramos hoy, debiese ser no solo recordándolos, sino también imponiéndonos la misión moral de ser valuartes y guardianes que luchen contra el conformismo y la indiferencia, sea donde sea donde sea produzca. Ya hemos conocido ese sufrimiento y jamás, jamás debemos permitir que eso se produzca de nuevo.

Es por eso que donde haya un judío, debe haber justicia. Donde haya un judío, debe haber empatía. Donde haya un judío, debe haber conciencia social. Así, estaremos realmente poniendo en lo alto la memoria de nuestros 6 millones de hermanos.

Por ellos, el sufrimiento del pasado podremos transformarlo en nuestra reserva ética para mirar el futuro. Y eso, es trabajo de toda la comunidad”.

 

 

 

 

Suscríbete a nuestroNEWSLETTER

Ingresando tus datos aquí, y recibirás noticias y novedades de CJCH en tu mail.