Septiembre, mes de alegría y reflexión

ANÁLISIS / OPINIÓN, Chile, COMUNIDAD

Por Shai Agosin

Las Fiestas Patrias coinciden con las Altas Fiestas judías, para nosotros Iamim Noraim. Son siete días entre Rosh Hashaná (año nuevo) y Iom Kipur (día del perdón). Se trata de un espacio de reflexión, de introspección, en el que revisamos nuestros errores y remediamos nuestras faltas.

Como dijo un sabio judío, se trata del “momento de detener el tiempo, salir un poco de este materialismo sin rostro que nos arrastra día a día. En este tiempo el hombre se detiene a reflexionar sobre si mismo y se pregunta adonde está y adónde va”.

Pero no se trata sólo de ser judío. Siempre es un buen momento para reflexionar y mirar “hacia adentro”, preguntarnos si somos de aquellos que pasan por la vida o de los que son y hacen en la vida.

En septiembre los chilenos celebramos las Fiestas Patrias y esa reflexión de la tradición judía la podemos llevar a nuestra responsabilidad como ciudadanos.

¿Nos hemos hecho responsables colectivamente de la situación de maltrato a la que están sometidos algunos niños? ¿Estamos comprometidos para que Chile sea un país en que no exista espacio para expresiones discriminatorias?

Estamos es un punto de inflexión como país, entendiendo que la responsabilidad de lo que ocurre no es sólo de las autoridades, de los políticos o los empresarios, y eso es un paso muy importante en la reflexión colectiva.

Hemos entendido la importancia de nuestro esfuerzo, del valor del trabajo, de la relevancia de la educación, del impacto que generan nuestras acciones en el medioambiente. Todo ello, contribuye a que seamos ciudadanos empoderados y responsables.

A veces somos críticos, pero sabemos que somos un país que florece. En este tema es particularmente importante entender que hoy Chile es un destino para aquellos que salen de naciones en crisis, y cabe reflexionar sobre cómo estamos recibiendo a quienes vienen a buscar la oportunidad de una mejor vida en nuestro país.

Las Fiestas Patrias ofrecen un maravilloso espacio para reunirnos con nuestros seres queridos, familia y amigos. Es un tiempo para celebrar.

Las Altas Fiestas judías en tanto, nos permiten una reflexión. Son buenos momentos para cultivar nuestros afectos, reforzar las confianzas y construir una sociedad mejor.

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