Comunidad Judía conmemoró el Día del Holocausto

Chile, COMUNIDAD

La Comunidad Judía de Chile, reunida en la sinagoga del Círculo Israelita, conmemoró anoche el Día del Holocausto ( Iom Hashoá ) durante una emotiva ceremonia que contó con la presencia de sobrevivientes del Holocausto, dirigentes comunitarios y rabinos, jóvenes y miembros de las instituciones judías del país. El acto comenzó con la plantación por parte de diez sobrevivientes de una semilla en recordación de los seis millones de judíos asesinados por los nazis, así como el encendido de una vela por el embajador de Israel, Eldad Hayet en memoria del sobreviviente de la Shoá, Daniel Feuerstein.

Durante la ocasión intervinieron con sus mensajes la Presidenta de WIZO, Yael Hassón, el director del Instituto Hebreo, Sergio Herszkovitz, la Presidenta de la Federación de Estudiantes Judíos , Yael Flores y el Presidente de la Comunidad Judía de Chile, Gerardo Gorodischer cuyo discurso se publica in extenso a continuación.

La ceremonia incluyó los himnos nacionales de Chile e Israel, una invocación de los rabinos, una predica del Rabino Eduardo Waingortin y expresiones vocales de alumnos del Instituto Hebreo.

La organización otorga cada año el Premio Javier Olam Olam ( amigo del mundo ); esta vez recayó en la persona del alcalde de Las Condes, Joaquín Lavín “ por hacer de su gestión un lugar de igualdad, no discriminación , respeto a la diversidad e inclusión”, en palabras de Gerardo Gorodischer.

El alcalde Lavín, junto con agradecer la distinción, dijo que “ en la perspectiva de hoy y buscando las enseñanzas que deja este aciago acontecimiento, hay que concluir que este sacrificio a que fue sometido el pueblo judío no es un episodio más de esa conflagración internacional, sino que es la expresión de la cruda violencia que emana del sectarismo, la intolerancia , el extremismo y la segregación”, expresando luego “ a todos ustedes mi admiración porque a pesar del dolor que llevan dentro de sus corazones han tenido la fuerza para mantener enarboladas las banderas de la esperanza y porque han sabido sacar de lo más profundo voluntad y capacidad para transformar esa esperanza en el elemento fundamental para la construcción de un mundo mejor”.

Discurso de Gerardo Gorodischer

“ Nos juntamos hoy al caer la noche, mismo atardecer que una vez envolvió las sinagogas y casas de estudios en Polonia, Alemania y prácticamente toda Europa, el mismo atardecer que cayó inquebrantable sobre teatros, instituciones culturales, libros y escuelas reducidas a cenizas. Todo fue arrasado: la vida, las casas, la cultura. Un mundo entero aniquilado. Un inmenso potencial de vida y talento erradicado de la faz de la tierra, sólo por ser judíos.

“El horror del Holocausto no es porque se desvió de las normas humanas, el horror es porque no fue un desvío. Lo que sucedió puede pasar nuevamente a otros, no necesariamente judíos, perpetrados por otros, no necesariamente alemanes. Todos somos posibles víctimas, posibles perpetradores, posibles observadores indiferentes”, es la magistral frase con el historiador israelí y erudito del Holocausto, Yehuda Bauer, nos invita a reflexionar.
En nuestra generación está radicada la responsabilidad y el imperativo de preservar la memoria de la Shoá, particularmente cuando quedan pocos testimonios vivientes de la tragedia. Debemos evitar, que la distancia cronológica que nos separa de estos hechos diluyan su recuerdo y significado.

Pero el hombre tiene una memoria fragil y el antisemitismo ha regresado, las muestras de su retorno son devastadoras y violentas. La escritora Pilar Rahola explicó el fenómeno indicando que “el monstruo del antisemitismo ha vuelto con furia, nunca se marchó porque es tan resiliente, que incluso existe allí donde nunca vivió un judío o donde los exterminaron a todos”.

Como Comunidad Judía de Chile nos sentimos responsables de combatir la indiferencia, la discriminación y la intolerancia, pues conocemos cuáles pueden ser sus consecuencias y es la razon por el cual nos reunimos hoy: seis millones de almas asesinados por los nazis por el solo hecho de ser judios y millones más de gitanos, homosexuales, discapacitados y tantas otras minorias.

El antisemitismo actual toma muchas formas: boicot, anti sionismo, anti Israelismo, negacionismo y revisionismo.

En nuestro caso, en Chile llamamos a aprobar con premura la Ley contra la Incitación a la Violencia, que inicialmente fue el proyecto de ley Contra la incitación al odio que se encuentra en tramitación y últimos cambios en la Cámara de Diputados para pronto pasar al Senado, pero no solo por los judíos, por las minorías, por los inmigrantes, por la diversidad, sino porque tener una legislación así nos dignifica y honra como chilenos.

Eso es determinante y urgente, pero la lucha contra el antisemitismo, la intolerancia, racismo y totalitarismo debe ser permanente. Se lo debemos a nuestros hijos, a las futuras generaciones, pero más aún a aquellos que perdieron brutalmente su vida durante la Shoa y aquellos que lo sobrevivieron para contarlo.

El Holocausto determinó la pauta del mal absoluto, por tanto, pertenece al legado universal de todos los seres civilizados. Las lecciones históricas del Holocausto debieran convertirse en un código cultural que promueva la enseñanza de valores universales, la democracia, los derechos humanos, la tolerancia, la condena al racismo y las ideas totalitarias.

Es triste tener que mencionar y repudiar en cada acto de recordación de la Shoa, la existencia de episodios de odio y discriminación que siguen hoy con fuerza. La banalidad contemporánea, tanto del pasado como del presente, hacen que estos muchas veces sean ignorados o se les reste significación. Hace menos de un año, exactamente el 27 de octubre de 2018, 12 judíos fueron asesinados a quemarropa mientras rezaban en el servicio matutito de Shabat en la Sinagoga Le Simja, en Pittsburg, Estados Unidos, sus familiares aún de duelo, se enteran del mismo suceso seis meses después pero ahora en San Diego, donde un hombre armado abrió fuego en la Sinagoga de Jabad de Poway, el pasado sábado 27 de abril mientras se realizaba el servicio de Pesaj, la fiesta de la Libertad. Como resultado una mujer asesinada y tres heridos, entre ellos una niña de 9 años y el Rabino de la comunidad, Yisroel Goldstein quien desde el hospital dijo “frente al odio sin sentido, nos debemos comprometer aún más a vivir orgullosamente como judíos. Creemos firmemente que el amor es exponencialmente más poderoso que el odio”.

 

Y ese debe ser un grito sostenido en el tiempo, un grito que diga nunca más, nunca más a la muerte, nunca más al exterminio, nunca más a la discriminación, nunca más al racismo y nunca más al antisemitismo. Exclamar ¡nunca más! debería ser siempre puesto en su adecuado contexto de deuda de la Humanidad consigo misma y un recordatorio de lo que cada uno, desde su pequeño lugar, podría estar haciendo y no hace.

Tenemos el deber de exigir a las naciones del mundo que no repitan la indiferencia que le costó la vida a millones de vidas, incluyendo a sus propios ciudadanos. Las naciones deben compenetrarse con las amenazas del exterminio, hoy aún latentes.
Y es por eso que este premio es tan importante. Nos parece muy meritorio que el premio “Javer Olam”, que en hebreo significa amigo del mundo, sea entregado hoy a un amigo de la casa, al Alcalde de la comuna de Las Condes, Sr. Joaquín Lavin Infante.

Gracias por aceptar este reconocimiento, pero por sobre todo, gracias por hacer de su gestión, un lugar de igualdad, no discriminación, respeto a la diversidad y la inclusión. Donde todos los habitantes de su comuna -entre los que nos encontramos muchos de los que hoy están acá- vivan en un lugar donde no se aceptan discriminaciones ni intolerancia, donde se respeta la diversidad y se busca la integración de todos sus habitantes.

Quienes sobrevivieron y que hoy nos acompañan en este sobrecogedor acto, son hombres y mujeres que han hecho suya la memoria, la resiliencia y la superación, y hoy están acá para que no olvidemos.

A ustedes los honramos por sobrevivir, por contar la historia, por exigirnos como pueblo decir nunca más. Sus vidas son huellas que no debemos olvidar, y por eso es tan importante también, que nos acompañen los jóvenes; de las tnuot, de la Federación de Jóvenes y Estudiantes Judíos y de los colegios Instituto Hebreo y Maimonides , porque es nuestra obligación transmitirles a ustedes lo que pasó, ustedes son y serán quienes deberán preservar la memoria, contarles el día de mañana a sus hijos y a los hijos de sus hijos lo in narrable porque los pueblos sin memoria son pueblos sin futuro, nuestro legado es dejarles un imposible adiós a esos seis millones de hermanos y a ese millón y medio de nuestros niños.

Nuestro deber es, Iluminar la Oscuridad del Odio con Luz”.

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