El ‘no’ eterno de los palestinos

COMUNIDAD, Medio Oriente

Benny Avny

Suena como una escena de Fauda, la serie israelí espectacularmente popular en Netflix que describe las realidades de la vida surcada por el terrorismo en los territorios palestinos. Pero lo que sucedió a Ghanem fue demasiado real.

Los hombres que arrestaron a Ghanem, dueño de una empresa de muebles en Hebrón, eran miembros de las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina. ¿Su “crimen”? Ghanem fue parte de una delegación palestina de 13 miembros que asistió al taller económico en Bahréin dirigida a crear empleos y oportunidad para los palestinos.

El presidente palestino Mahmoud Abbas boicoteó la conferencia, y su AP prometió castigar a cualquiera que fuera a Bahréin. Otro empresario, Saleh Abu Mayaleh, fue arrestado y luego liberado bajo presión de EE.UU. Los medios de comunicación palestinos, mientras tanto, hacen polvo diariamente al líder de la delegación, Ashraf Jabari, como un colaborador de Israel y por lo tanto un traidor.

Tales acusaciones son “excesivas,” tuiteó el negociador del Presidente Trump, Jason Greenblatt: “¡No! Traición es que la AP arreste a su propio pueblo por tener la valentía de discutir ideas nuevas para una vida mejor.”

Greenblatt y sus colegas entraron en alguna crítica de los suyos en los medios estadounidenses y europeos. El desafío principal de los críticos a Greenblatt y al yerno de Trump, Jared Kushner: ¿Cómo pueden ayudar a la economía palestina sin ningún palestino en la asistencia?

Bueno, ahora sabemos la respuesta. La idea del taller fue reabastecer la economía palestina con hasta u$s50 mil millones en inversión extranjera. Fue modelado por Kusher en el Plan Marshall posterior a la Segunda Guerra Mundial. Pero el puñado de residentes cisjordanos que osaron estar intrigados por tal visión ahora viven con temor.

Hemos visto antes el rechazo de los palestinos de la ayuda exterior bien intencionada. ¿Recuerdan la retirada de Israel en el 2005 de todos los asentamientos y soldados de Gaza? Los donantes extranjeros recaudaron más de u$s13 millones para ¬asegurar que los invernaderos de los colonos, flores y vegetales para exportar a Europa, serían transferidos a los gazatíes, creando empleos y oportunidades de negocios.

Pero horas después que fuera evacuado el último asentamiento israelí, una turba palestina saqueó primero, y luego incendió esos invernaderos hasta arrasarlos.

Ramalah ahora rechaza la ayuda de Estados Unidos y los países árabes ricos por un odio irracional similar. Sólo que ahora Abbas y la AP se encuentran solos entre sus hermanos árabes: Los líderes árabes en su mayor parte ignoraron el llamado de Abbas a boicotear la conferencia de Bahréin.

Recordando una conversación reciente con un líder árabe no nombrado, David Harris del Congreso Judío estadounidense destacó que el líder ni siquiera mencionó a los palestinos. “Ellos ya no son más una prioridad,” el líder no nombrado dijo a Harris. “No importa lo que hay en la mesa de la paz, la respuesta de ellos es siempre no. Queremos vínculos estratégicos y económicos con Israel y no queremos ser contenidos” por los palestinos.

Lamentablemente, muchas de las personas del mundo árabe aún tienen que unirse a tales líderes en superar décadas de ánimo anti-Israel y antisemita. Pero la dirigencia palestina ya no puede consolarse en esos sentimientos. Sus propias fallas están cada vez más bajo el foco regional.

Y en casa, también. Mientras Abbas gritaba “traición” y criticaba a los participantes de Bahréin, las redes sociales palestinas estaban más interesadas en otros acontecimientos: Los peces gordos de la AP se dieron aumentos salariales del 20%, aun cuando culpan a EE.UU. por recortes en servicios sociales y salarios para todos los demás.

Los críticos de la conferencia de Bahréin predijeron (¿esperaban?) que su fracaso aislaría a EE.UU. Esos procesadores de la paz europeos y estadounidenses tradicionales han tomado sus pistas durante mucho tiempo de Ramalah. No importa si fallan en advertir que es la AP la que es dejada atrás cada vez más.

Por décadas, ha sido un artículo de fe: se debe dar apoyo incondicional a los líderes palestinos para promover la “solución de dos Estados” — una fórmula mal nombrada, ya que ya existe un Estado, prospera y difícilmente necesita ayuda exterior.

El enfoque de Bahréin de dar prioridad a la economía puede o no tener éxito, pero la conferencia mostró que el principal obstáculo para crear un Estado palestino no es otro que los líderes palestinos.

Fuente: The New York Post

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México

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