Muerte en Tierra Santa: la pandemia cambia el entierro de judíos y musulmanes

COMUNIDAD, Israel

Un funeral judío en la época del coronavirus. (AP)
Reuters – Adaptado por Alejo Sanzo
Un creciente número de muertos en la pandemia de coronavirus está forzando un cambio en las tradiciones judías y musulmanas de entierro y duelo en Tierra Santa.
En Israel, los muertos judíos suelen descansar en una bata de tela y una mortaja, sin ataúd. Sin embargo, con la situación actual, los cuerpos de las víctimas de coronavirus son tomados para un lavado ritual, realizado con un equipo de protección completo, envuelto en plástico impermeable.
Luego se envuelven nuevamente en plástico antes del entierro.
«Los sentimientos son muy variados», afirmó Yakov Kurtz, quien trabaja para Chevra Kadisha, el grupo principal que supervisa los entierros judíos en Israel. «No sabemos qué esperar, no sabemos cuántos muertos tendremos que atender. Hay muchos temores».

También se han dado nuevas reglas para el manejo de los muertos en entierros musulmanes, explicó el jeque Muhammad Hussein, Gran Muftí de Jerusalem.
«Esta es una regla de necesidad y las necesidades permiten prohibiciones, por lo tanto, el fallecido no es lavado, ni envuelto y enterrado en una bolsa de plástico», comentó Hussein.
Israel ha reportado 32 muertes por coronavirus hasta el momento, mientras que entre los palestinos se ha confirmado una sola muerte.
Los funerales y los rituales de duelo han cambiado para todos desde que las autoridades israelíes y palestinas impusieron directivas para quedarse en casa y restringieron el tamaño de las reuniones públicas para tratar de detener la propagación de la infección.
A los funerales en Israel sólo pueden asistir hasta 20 personas en un espacio abierto. De la misma manera, debido a las reglas vigentes de distanciamiento social, ni siquiera es posible ofrecer un abrazo a aquellos afligidos.
Eso ha afectado la tradición judía de Shiva, un período de siete días que comienza después de un funeral, en el que las personas acuden a la casa familiar para ofrecer sus condolencias, llevar comida y recordar a los difuntos.
En Gaza o Judea y Samaria, las familias desconsoladas han aceptado las condolencias por medio de las redes sociales.

Un hombre palestino en la ciudad vieja de Jerusalem. (AFP)
Ihab Nasseraldin perdió a su hermano por cáncer la semana pasada. Su cuerpo fue trasladado del hospital al cementerio, y la familia no pudo celebrar un servicio que habían planeado en la mezquita de Jerusalem al-Aqsa.
«Lo enterramos y las condolencias fueron aceptadas en el lugar del entierro. Ya habíamos pedido a todos que no se dieran la mano, sin abrazos ni besos, lo cual es costumbre aquí. Esto fue incómodo», aseguró Nasseraldin.
Pocos pudieron asistir al funeral. Se les comunicó a amigos y familiares que no visitaran la casa familiar durante el habitual período de luto de tres días.
«Realmente me siento triste porque no pudimos rezar en al-Aqsa por el cuerpo», sostuvo Nasseraldin. «Pero no hay nada que podamos hacer en una situación así. Esperamos que Dios acepte esto de nuestra parte».

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