No solo paz: ¿cuál es el legado de Rabin?

COMUNIDAD, Opinión

Nina Fuks – Adaptado por Leandro Fleischer

El legado dejado por el primer ministro Yitzhak Rabin equivale para muchos israelíes al tratado de paz con Jordania y los Acuerdos de Oslo con los palestinos. 25 años después de su asesinato, les pedimos a las personas que trabajaron con él, como así también a quienes eran sus rivales políticos, que nos contaran cuál es para ellos el legado de Rabin.
Cambio de prioridades
Danny Yatom, quien fue secretario militar de Yitzhak Rabin, cree que el legado del difunto primer ministro está mucho más allá del acuerdo de paz con Jordania o los Acuerdos de Oslo.
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«La gente recuerda principalmente el tema de la paz, para bien o para mal», dijo Yatom. «Aquellos que se encuentran en el lado derecho del mapa político recuerdan a los extremistas que lo persiguieron porque se oponían al proceso de paz. El otro lado recuerda a Rabin como quien llevó al país al acuerdo de paz con Jordania y alcanzó muchos logros en las negociaciones».

Según Yatom, uno de los principales pilares del legado de Rabin consiste en su preocupación por acercar la periferia al centro del país. «En ese momento, se decidió pavimentar la ruta 6 y se establecieron muchos cruces. Además, se proveyó de iluminación a lo largo de decenas o quizás cientos de kilómetros en las carreteras”, expresó.
Según Yatom, un pilar clave de su legado consistió en el cambio de prioridades. «Rabin vio en la educación un componente fundamental en la construcción de una sociedad justa y progresista. En ese momento, por primera vez en la historia, el presupuesto de educación fue mayor que el presupuesto de defensa. Consideró que la instrucción, la ciencia y la tecnología eran componentes importantes del poder del Estado de Israel. Tenía claro que los recursos humanos, el desarrollo de la población y el capital humano se basaba en la educación».

«Era un hombre confiable». (EPA)
Desarrollo del poder económico y de defensa
Uzi Baram, un exlíder de Avodá (partido al que perteneció Rabin), señaló un legado similar: el desarrollo del poder económico y de defensa de Israel.

«Su gobierno en 1992 cambió las prioridades económicas», explicó. «Invirtió más en infraestructura y había un sentimiento de alegría que no existía antes. Dentro de Avodá, él fue el padre de la política de defensa durante todos esos años, y antes de las elecciones había anunciado que invertiría mucho más en infraestructura, y eso fue exactamente lo que hizo», añadió.
Avraham Shochat, quien fue el ministro de Finanzas de Rabin, indicó: «Observó la economía estadounidense y se ocupó de los detalles. Aumentamos el presupuesto de educación en un 70%, nunca había sucedido algo así. Recibimos un millón de inmigrantes en cinco años, cuando la población era de cuatro millones. Y cuando bajó la desocupación, se encargó de cuidar el empleo”.
No era un activista, era un líder
Benny Katzoveer, uno de los líderes del movimiento nacional-religioso Gush Emunim, también se negó a definir el legado de Rabin solo en torno al acuerdo de paz con Jordania y a los Acuerdos de Oslo. «Para mí, el legado principal y más importante de Rabin es su discurso en el Monte Scopus después de la Guerra de los Seis Días. Lo que es aún más importante en su legado es su aversión a las actividades partidarias mezquinas y a la politización de los asuntos importantes», sostuvo.

«Era una persona muy confiable y para nada mezquino», señaló Katzover. «Él nos dijo en reiteradas ocasiones que no éramos ‘usurpadores’ [en Cisjordania], es decir, que no iba a caer en la política mezquina y no iba a dañar los jardines de infantes y las escuelas, y lo mantuvo. Esto es lo que expresa el legado de Rabin más que los Acuerdos de Oslo», agregó.

Katzover, como muchos otros, señaló el liderazgo de Rabin como símbolo y ejemplo. «No era un activista político, sino un líder. No permitió que elementos extranjeros interfirieran en los asuntos internos de Israel y protegió celosamente los intereses del país. A pesar de nuestra rivalidad, lo recibí. Él sabía cómo separar las diferentes opiniones que teníamos de nuestra relación a nivel personal”.
Un hombre de verdad
El gran legado de Rabin, según Shochat, se deriva de su carácter, sus palabras, su integridad, su capacidad para asumir responsabilidades y decir siempre la verdad. «Como alguien que ha estado con él durante 15 años, creo que la figura del líder, que dice la verdad, que es directo y se responsabiliza incluso de los asuntos más complejos, es el legado de Rabin».
Baram se sumó a los elogios de Shochat. «Rabin era un primer ministro que era un hombre de verdad. Era muy confiable y directo. El público confiaba en él», manifestó.

Yitzhak Rabin estrecha la mano de Yasser Arafat ante la mirada de Bill Clinton durante los Acuerdos de Oslo entre Israel y los palestinos. (AFP)
Hombre de paz
El difunto primer ministro fue también quien logró un acuerdo de paz con Jordania y fue asesinado tras los Acuerdos de Oslo y las negociaciones con los palestinos. «Rabin vio el logro de la paz con nuestros vecinos como una máxima prioridad. Si no hubiera sido asesinado, habría continuado con el proceso de paz con los palestinos y con los sirios, y en mi opinión también habría logrado la paz con ellos», opinó Yatom.
«En mi opinión, los acuerdos de paz que se están firmando hoy están relacionados con el proceso que inició Rabin, de las conversaciones que llevó a cabo con los palestinos», agregó. «Creo que estaría contento por estos acuerdos, que son muy importantes y están cambiando la ecuación en el Medio Oriente. Israel ya no está aislado, Israel se está fortaleciendo como resultado de ellos, y los palestinos se están debilitando y quedándose cada vez más solos”, concluyó.

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