Iom Hashoá/ Gerardo Gorodischer: “… Si bien nos quisieron exterminar, no sabían que éramos semillas”

Chile, COMUNIDAD

El siguiente es el contenido del mensaje ofrecido anoche por el Presidente de la Comunidad Judía de Chile, Gerardo Gorodischer en el marco del acto central de Iom Hashoá.
“El próximo junio se cumplen 80 años de la tristemente conocida Operación Barba Roja, cuyo nombre en clave fue el utilizado por Alemania para invadir a la Unión Soviética. El inicio de la operación masiva por parte de Adolf Hitler de aniquilar a todos los judíos donde quiere que estén. Un manto de sangre, dolor, destrucción y aniquilación que persiste en nuestra memoria y que es nuestro deber moral relevar y recordar.
80 años, una vida entera y continuamos con el imperativo de todo judío, donde quiera que esté, de recordar, porque tal como dice el llamado de este solemne acto “no consiguieron borrar nuestra memoria”. Ya que nombres como Aushwitz, Birkenau, Dachau, Treblinka, son hechos históricos indesmentibles, de una historia reciente, que no debe volver a repetirse. Y es precisamente ahí, en el reconocimiento del valor del pasado en nuestra identidad como pueblo, que radica la continuidad del judaísmo.
Es en nuestra generación donde está hoy la responsabilidad y el imperativo de preservar la memoria de la Shoá, particularmente cuando quedan pocos testimonios vivientes de la tragedia. Debemos evitar, que la distancia cronológica que nos separa de estos hechos diluyan su recuerdo y significado. El horror es repetible.
Lamentablemente, la humanidad constantemente repite las historias y hoy el antisemitismo ha tomado muchas formas: boicot, anti sionismo, anti israelismo, negacionismo y revisionismo, por tanto, nuestra demanda debe ser aún más fuerte y permanente. Como dijo el filósofo francés, March Bloch “La incomprensión del presente nace fatalmente de la ignorancia del pasado”.
Debemos educar sobre la importancia de los derechos humanos, el respeto y la diversidad como un pilar de nuestra sociedad, para aspirar a que nuestros nietos y las futuras generaciones vivan algún día en una sociedad más justa, más respetuosa y en armonía con sus semejantes.
Para finalizar, quisiera hacer un reconocimiento a todos los sobrevivientes de la Shoá que han hecho de su historia de vida un legado de generación en generación, a todos ustedes gracias por convertir el dolor en esperanza. Y es por todos ellos, y por todos los que no sobrevivieron para contarlo, que el dolor es histórico y no cesará jamás.
La fortaleza de nuestro pueblo radica en que si bien, nos quisieron exterminar, no sabían que éramos semillas”.

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